Inicio Salud Alimentación ¿Cómo vencer – y prevenir- el fenómeno de fenómeno del estrés laboral...

¿Cómo vencer – y prevenir- el fenómeno de fenómeno del estrés laboral o burnout?

416
0

El estrés es un fenómeno que afecta desde amas de casa hasta profesionales. Algunos consejos para vencerlo.

Doris Young, enfermera, madre y esposa de 53 años de Norfolk, Virginia, ha dedicado su vida a quienes la rodean. “En la semana trabajaba en el hospital —cuenta— los fines de semana tomaba un curso de posgrado, asistía a los partidos de fútbol de mi hijo y en casa nunca faltó la cena. No era feliz si no hacía felices a los demás”. Pero tras décadas de dedicación, se le terminaron las fuerzas. “Tuve que descansar un mes. No tenía ánimo ni para levantarme a limpiar la casa”. La “supermujer”, como se describía, padecía una crisis de agotamiento.

Publicidad

Millones de personas están en la misma situación en todo el mundo. En un estudio realizado por la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés entre más de 500 empleados de empresas de diferentes rubro (principalmente en Buenos Aires y alrededores), el 30 por ciento dio positivo al Test de Maslach, la prueba de medición más conocida para el fenómeno del estrés laboral o burnout (en inglés).

Aunque el psiquiatra estadounidense Herbert Freudenberg describió este trastorno por primera vez en 1974 luego de estudiar los síntomas de agotamiento en personas que trabajaban con adictos a las drogas, el fenómeno no hace en realidad distinción de oficio, sexo ni edad. Pueden padecerlo las amas de casa, gerentes, bomberos, maestros y empleados que atienden al público.

“El burnout es un mal igualitario”, afirma el doctor Stephen Hinshaw, director del departamento de Psicología de la Universidad de California en Berkeley, tanto si se trabaja en una oficina como en casa. “Muchas personas, sobre todo las que atienden al público, llegan a un punto de desequilibrio entre sus necesidades y la lucha diaria con problemas ajenos”. Si el trastorno pasa inadvertido y no se trata, la salud y la calidad del trabajo se deterioran, y la persona cae en una depresión.

Después de su crisis, Doris Young tuvo que afrontar la realidad: “Mi vida no funcionaba. Un terapeuta me preguntó qué quería hacer yo, y fue como si se encendiera una luz: nunca había pensado en mis deseos”. En los siguientes cinco años, Young, autora de un libro de autoafirmación, transformó su vida profesional y se convirtió en terapeuta para prevenir y superar las crisis de agotamiento entre las enfermeras.

¿A qué se debe el trastorno?

¿Será la causa el exceso de trabajo, la falta de reconocimiento, poder de decisión o remuneración adecuada, los compañeros difíciles, el trato injusto, un choque de valores? Tras décadas de investigación, la doctora Christina Maslach, psicóloga y autora del test que lleva su nombre, observó que cualquiera de estos factores puede sabotear la satisfacción laboral. “Hay quienes sobrellevan bien la carga de trabajo, pero tienen constantes roces con sus compañeros; a otros el jefe no los deja en paz, y otros se sienten tratados injustamente o mal remunerados”. Cualquier incompatibilidad entre la persona y un aspecto clave del empleo aumenta el riesgo de sufrir una crisis.

La insatisfacción de Bob Phibbs, un hombre de 48 años de Long Beach, California, nació de un choque entre sus valores y los de la empresa. “Me había encargado de convertir cuatro negocios de ropa en una cadena de 55”, cuenta. Cuando los dueños redujeron las comisiones y aumentaron las cuotas de ventas, Phibbs se adaptó. A los 14 años su jefe le preguntó cuál consideraba el principal activo de la empresa.

—Los empleados —respondió.

—No —corrigió el jefe— los clientes.

“Sentí como si me cayera un rayo”, continúa. “De pronto afloraron las emociones contenidas durante años y comprendí que no podía trabajar en una empresa donde el personal no fuera lo primero”.

“En un empleo, como en una relación, necesitamos sentir que el esfuerzo que invertimos vale la pena”, dice el doctor Kenneth Christian, psicólogo y autor de Your Own Worst Enemy (“Tu peor enemigo”). “Si no se reconoce nuestro empeño, si nadie nos respalda, si solo cuentan los resultados, nos sentimos desechables. Es como un fracaso amoroso”.

Sin embargo, no es fácil usar el último recurso: la ruptura. “Al principio me sentí fracasado, pero en pocos meses recuperé el equilibrio”, agrega Phibbs, que asistió a seminarios de estrategia empresarial y empezó a escribir una columna y un libro sobre administración. Ahora viaja por todos los Estados Unidos asesorando a pequeñas empresas sobre cómo competir y prosperar.

El estrés contenido

Aunque la tarea que haga le encante y apasione, el estrés puede traer graves consecuencias. “De hecho se trata de una dolencia frecuente en personas que han tomado con mucho compromiso y gran responsabilidad sus tareas”, afirma el doctor Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés.

Leslie Godwin, consejera matrimonial y familiar de 46 años de Los Ángeles, no podía fijarse límites y dejar de preocuparse por los drogadictos a los que atendía. Tras años de presenciar su eterna tensión, su marido comentó sin darle importancia que parecía odiar su trabajo. Leslie iba a discutir, pero en vez de eso rompió en llanto. “El cuerpo me traicionó. No podía dejar de llorar. Estaba agotada y fui la última en enterarme”, recuerda.

Como supo después, el burnout  es un fenómeno de aparición muy lenta, un proceso que lleva años hasta que un día se produce la crisis. Los síntomas no surgen en un diagnóstico químico de laboratorio.

El doctor López Rosetti explica que las características principales son: “el agotamiento emocional —la persona se insensibiliza frente al sufrimiento ajeno—, la despersonalización o automatización de las tareas que implican trato con personas, y disminución de la iniciativa y la toma de decisiones”.

La doctora Maslach explicó que “es muy desgastante tratar con personas y sus problemas bajo grandes presiones de tiempo.

“El signo característico del agotamiento es una actitud negativa. Nos retraemos y el trabajo empieza a  disgustarnos. Uno se torna pesimista, crítico, hostil, y culpa a los demás. En vez de esforzarnos al máximo, nos conformamos con salir del paso”, continúa. Al final, la combinación de cansancio y pesimismo conduce a una sensación de ineptitud que arruina la energía y el ánimo de la persona.

La investigación en el nuevo campo de la neurociencia social arroja luz sobre cómo ocurre esto. “El cerebro tiene la aptitud de percibir y reflejar el estado de ánimo de la persona con quien estamos, lo que en la mayoría de los casos nos favorece al ayudarnos a entenderla mejor”, explica el doctor Daniel Goleman, psicólogo y autor de Inteligencia social.

Sin embargo, el trato constante con personas ansiosas, enojadas, estresadas o traumatizadas colma el cerebro de emociones negativas y activa los centros del estrés.

“Si al estrés laboral se suma un jefe difícil, las condiciones están dadas para que la persona sufra una crisis, porque no tiene a quién acudir en busca de apoyo emocional”, continúa. “Nos convertimos en pozos secos, sin nada más que dar. Como mecanismo de defensa, nos cerramos y terminamos por rechazar a la persona a la que debíamos ayudar”.

De hecho, hay una mayor predisposición al burnout en personas que viven solas o no tienen una red familiar o de amigos que los contengan emocionalmente. El solo hecho de reconocer el agotamiento puede ser decisivo. “La percepción lo cambia todo”, afirma Leslie. “Una vez que se entiende lo que ocurre, no se puede mantener la misma actitud hacia el trabajo”. A los pocos meses de su revelación, ella se cambió a un puesto de media jornada como psicoterapeuta de adolescentes, y después abrió una empresa dedicada a dar consejo a padres de familia. “Si una se da cuenta de que necesita un cambio, encuentra la manera de hacerlo. Darse cuenta es mucho más difícil que los pasos que hay que dar después”, agrega.

Cómo vencer el agotamiento

¿De qué manera, pues, se sale de la crisis y se recupera el entusiasmo? A continuación algunas recomendaciones:

Reserve tiempo para usted

“Cuando la ayuda a los demás está por encima de todo, la persona no atiende sus propias necesidades”, dice el pastor Aaron Varner, de 29 años, de Akron, Ohio. “Uno no hace más que dar, y se siente culpable si deja de hacerlo”. A él le llevó una semana en un retiro de pastores recordar que hasta Dios descansó el séptimo día. “El Señor me dijo: ‘Aaron, no te preocupes. Anochecerá y saldrán las estrellas. No tienes que hacerlo todo tú’”. Ahora reserva los lunes para su familia y él.

Use un método para relajarse

Algunas personas, como el pastor Varner, optan por la oración. Otros meditan o practican la respiración profunda. “Haga cualquier cosa que le funcione”, aconseja Goleman. “Practíquela a diario fuera de su lugar de trabajo, idealmente a la mañana, y luego repítala durante varias pausas a lo largo de la jornada”. Basta cerrar los ojos y despejar la mente durante unos instantes para recobrar fuerzas.

Analice lo que le gusta y le disgusta de su trabajo. ¿Qué ha cambiado: la carga de trabajo, los plazos, el jefe, su sueldo, la misión de la empresa? Una vez que identifiques los problemas, piense estrategias para resolverlos; por ejemplo, aliarse con compañeros para abordar juntos asuntos comunes.

No sea perfeccionista

“Esfuércese al 90  y no al 110 por ciento de su capacidad máxima”, aconseja la doctora Larina Kase, autora de un libro sobre el tema. “Acepte que los platos pueden amontonarse en la pileta. Delegue lo que pueda”. Y que no cuenten con usted a cualquier hora: en vez de revisar el correo electrónico y el contestador todo el día, fíjese un horario para responder los mensajes y aprenda a apagar los aparatos y atender otros aspectos de su vida.

Cuídese

Coma sanamente, duerma lo suficiente y haga ejercicio a diario. “Si cree que está muy ocupado, empiece con dos caminatas de cinco minutos por día”, propone Kase. “Cuando vea los beneficios, querrá hacer más de todo aquello que evita las crisis de agotamiento”.

Cree una red de apoyo

“Tenga en el trabajo un amigo de confianza al que pueda acudir si las cosas se ponen difíciles”, dice Goleman. Si cuida a un familiar en casa, pida ayuda a amigos y parientes. “El ser humano no está hecho para la soledad”, agrega. “Todos necesitamos el apoyo de la familia y los amigos”.

Fije límites

Tómese 24 horas para decidir si accede a algo que exija más de su tiempo. Discuta con su pareja o con un amigo si es algo que quiere hacer; si no lo es, no acceda.

Prevea el futuro

Si necesita dejar un ambiente laboral nocivo pero aún no puede renunciar, dedique 15 minutos por día a explorar opciones. Conéctese a Internet, relaciónese, capacítese, actualice su currículum. “La mayoría de las personas se encontrarán en una situación laboral mejor y más sana dentro de un año y medio”, afirma Godwin. La clave es empezar ya. Ir poco a poco le dará más control sobre las cosas y preparará el escenario para un nuevo comienzo.

Tenga un proyecto personal

La persona agotada lo está por dedicar más tiempo a los otros que a sí mismo. Por lo tanto, parte del tratamiento consiste en que el paciente encare algún proyecto personal, no importa si es grande o pequeño (desde cuidar una planta hasta cursos u otras actividades), pero debe ser una iniciativa propia.

Desarrolle un sano egoísmo

La palabra egoísmo no tiene muy buena prensa, pero quien no atiende sus necesidades básicas, no está en condiciones de ayudar a otros.

Aprenda a decir que no

Saber rechazar aquellas tareas que exceden realmente nuestras posibilidades, no significa ser irresponsable ni desautorizar al jefe o a un superior. Siempre se pueden ofrecer alternativas que estén más a nuestro alcance.

Artículo anteriorLa dramática búsqueda de una madre
Artículo siguienteCuatro preguntas contra los celos