Aprendé sobre este ingrediente tan nutritivo de la mejor manera: manos a la obra, cocinando.
BENEFICIOS
- Excelente fuente de proteínas, hierro y otros minerales.
- Algunos tienen un alto contenido de vitamina A.
- Contienen ácidos grasos omega-3.
DESVENTAJAS
- Algunos contienen mercurio.
Comer pescado dos o tres veces por semana está estrechamente asociado a una disminución en la ocurrencia de enfermedades coronarias. En un principio, se observó que los habitantes de Groenlandia, los esquimales y los pescadores japoneses casi no sufrían de enfermedades arteriocoronarias. Lo que estos tres grupos tenían en común era una dieta cuyas proteínas provenían, en gran medida, del pescado.
Todavía se desconoce si el efecto se debe a un solo factor o a un conjunto de factores, pero todo indica que los aceites de pescado son beneficiosos para la salud, ya que son ricos en un tipo de ácido graso insaturado conocido como omega-3.
OMEGA-3:
Estos ácidos disminuyen la aglutinación de las plaquetas sanguíneas y, por lo tanto, la formación de coágulos. A su vez, favorecen la elasticidad de los glóbulos rojos, permitiéndoles pasar más fácilmente por los vasos sanguíneos, reducen la inflamación de las paredes de las arterias y disminuyen los niveles de triglicéridos en la sangre.
El cuerpo humano utiliza los ácidos grasos omega-3 para producir sustancias químicas llamadas “prostaglandinas”, que son parte de muchos procesos, inclusive los inflamatorios y otras funciones del sistema inmunológico. Varios estudios han indicado que una dieta que incluye una cantidad de aceite de pescado equivalente a la que se encuentra en una porción diaria de 230 g podría aliviar los síntomas dolorosos de la artritis reumatoidea.
Se cree que el efecto beneficioso se debe a las grasas omega-3, en especial al ácido eicosapentaenoico (EPA por su sigla en inglés). Este ácido graso parece estimular la producción de formas de prostaglandinas y otras sustancias que son menos activas en los procesos inflamatorios que las que se derivan de las grasas saturadas y poliinsaturadas. Se está estudiando el efecto antiinflamatorio de los omega-3 como un tratamiento posible para la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
- Algunas investigaciones sugieren también que las personas que comen pescado en forma regular tienen menos probabilidades de sufrir una disminución en sus capacidades mentales asociadas a la edad, como la memoria.
- Otros estudios relacionan niveles bajos de omega-3 con índices de depresión más elevados.
MITOS
Contrariamente a la creencia popular, no es necesariamente cierto que cuanto más oscura es la carne de pescado, más contenido graso tiene. El color oscuro se da por la presencia de mioglobina, un pigmento que almacena oxígeno en los músculos.
A veces, se recomiendan los suplementos de aceite de pescado como parte de la dieta, pero antes de tomarlos hay que consultar al médico, ya que pueden “diluir” la sangre.
Riesgos para la salud
- Los pescados grasos, como el arenque y la caballa frescos, deben cocinarse o procesarse inmediatamente después de pescados. Si pasa mucho tiempo antes de cocinarlos, son susceptibles de formar bacterias que pueden causar intoxicación por histamina, caracterizada por un sarpullido y malestar estomacal.
- Los moluscos bivalvos de aguas contaminadas por desechos humanos pueden causar hepatitis viral e infecciones bacterianas, que provocan severos trastornos gastrointestinales.
- Las ostras de criadero deben cumplir regulaciones muy estrictas para garantizar su calidad. A pesar de eso, a veces se producen contaminaciones. La regla de comer ostras crudas durante el otoño y el invierno entraña cierta verdad, ya que las bacterias suelen sobrevivir en aguas cálidas.
- Los peces de gran tamaño y vida prolongada, como el atún, el tiburón, la caballa gigante y el pez espada, pueden acumular metales pesados –en especial, mercurio– que son contaminantes tóxicos para el sistema nervioso y perjudiciales para los niños y los nonatos.
NUNCA OLVIDE:
Al elegir pescado recuerde: Fíjese que la piel sea brillante y lustrosa; que los ojos no estén hundidos y que tengan cierta transparencia; que las escamas sean ceñidas y la carne firme. No debe oler a yodo, amoníaco ni a “pescado”, sino tener un aroma fresco, a mar.