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Cómo prevenir la indigestión

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El término “indigestión” significa cosas diferentes para distin­tas personas, y abarca un espectro muy amplio de trastornos. Enterate en esta nota si se trata de un padecimiento que te resulte familiar y cómo podés erradicarlo.

Aclaremos que indigestión y acidez son dos problemas diferentes. La acidez produce una sensación dolorosa o de ardor en el centro del pecho, debido al pase de ácido hacia el esófago. La indigestión se localiza más abajo; produce hinchazón, una sensación incómoda de estar demasiado lleno durante o después de la comida, o dolor y ardor que se concentra en la región superior del abdo­men. Los fumadores, las mujeres embarazadas y las personas con sobrepeso son especialmente susceptibles. Por fortuna, los síntomas de la indigestión son particularmente fáciles de controlar, con ciertos pequeños cambios en el estilo de vida y unos sencillos remedios caseros.

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Ideas simples que pueden ayudar a eliminar los ataques de indigestión:

 

• Hacer comidas más frecuentes y en menores cantidades.

• Evitar los detonantes; frecuentemente, las comidas espe­ciadas o grasas, las bebidas carbonatadas y el alcohol son la causa del problema.

• No fumar.

• Mantener un peso saludable.

• Tomarse tiempo para comer.

• Hacer actividad; el ejercicio mejora la digestión.

 

Remedios caseros

 

Cuatro semillas para masticar. Prepará una tanda de esta mezcla de semillas, que combatirá la indigestión ayudando al organismo a expulsar el exceso de gas. Tomá semillas de hinojo, eneldo, anís y alcaravea (1 cucharadita de cada una) y mezclalas. Masticá una media cuchara­dita, lentamente, cuando tengas indigestión o después de consumir una comida abundante, condimentada o gra­sosa. Esta misma mezcla se ve en los restaurantes indios, donde las suelen poner en un bol para que los clientes se sirvan al salir.

 

Pedite un té de menta o manzanilla. Colocá un saquito de cualquiera de los dos tés, en una taza de agua. Dejá reposar, tapado, 10 minutos antes de tomar. Muchos restaurantes cuentan con estas infusiones, por lo que podés pedir uno des­pués de cenar si has comido algo que no te cayó bien.

 

Un traguito antes de comer. Si prevés que te vas a dar un gusto en las comidas que hará que después te lamentes, probá antes este remedio popular. Agregá 1 cucharadita de miel y 1 cucharadita de vinagre de manzana en un vaso de agua tibia, y bebelo 30 minutos antes de la cena.

 

 

 

Bicarbonato al rescate. Mezclá una cucharadita de bicarbonato de sodio en un vaso de agua; añadí unas gotas de jugo de limón y bebelo. Si el estómago tiene un ambiente de demasiada acidez, esta solución neutraliza el ácido del estómago y ayuda a eliminar los gases que causan dolor. En casos muy raros, se ha sabido que el bicarbonato puede estallar en el estómago y causar un desgarro; por eso debe agregarse el limón en el agua antes de beber, para dispersar parte del gas antes de que llegue al estómago.

 

Comé jengibre confitado. Las rodajas de jengibre deshidratado y azucaradas se venden en supermercados y en dietéticas o tiendas de comidas naturis­tas. Se conservan eternamente en la despensa y su sabor es delicioso. Dos o tres trocitos pueden dominar los males de la pancita, lo que lo hace un remedio excelente para dolores menores de estómago en los niños.

 

Tomá media cerveza amarga. Las cervezas que tienen sabor amargo son ricas en lúpulo, una hierba que estimula la digestión. Pero no te entusiasmes; más de medio vaso de cer­veza tiene efecto depresor para la digestión.

 

Cuándo consultar al médico

 

La gran mayoría de los casos de indigestión son un pro­blema sencillo, aislado y que se cura fácilmente con reme­dios caseros. Pero llamá a emergencias si experimentás náuseas junto con sudora­ción y un dolor en el pecho; podría tratarse de un infarto.

 

Acudí al médico si sentís dolor abdominal intenso, en especial si las heces son negras o con sangre o si tenés vómitos. Y necesitarás un con­trol médico si la indigestión dura más de dos semanas, a pesar de todos los intentos de curaciones caseras.

 

 

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