Sus diminutas semillas constituyen uno de los condimentos más conocidos de todos los tiempos. Pero la mostaza hace mucho más que avivar las papilas gustativas.
Desde siempre, los sanadores saben que la picantez de la mostaza aligera la mucosidad y hace más fácil respirar cuando se tenés un resfrío o gripe. Y para mejor, la mostaza contiene compuestos químicos con un imponente historial en curaciones.
Previene:
Bursitis y tendinitis, congestión del pecho, dolor de cabeza, dolor de espalda, dolor por artritis, eructos, fiebre, pie de atleta, resfríos y gripe, tiña.
¿Qué contiene?
Las semillas de mostaza están cargadas de fitonutrientes llamados glucosinolatos, que le dan el sabor picante de la mostaza. Ayudan a protegerte contra el cáncer de colon y rectal. Además, las semillas de mostaza se consideran una buena fuente de ácidos grasos omega 3, triptofano, selenio y magnesio. Para notar esos beneficios, deberías consumir dos cucharaditas. Las semillas de mostaza contienen altas dosis de mirosina y sinigrina, sustancias que fuidifican las secreciones y hacen más fácil su expulsión del organismo.
Es bueno saber
Tené cuidado si pensás comer semillas de mostaza. Tienen un efecto laxante y pueden provocar el vómito si las ingerís en cantidad suficiente (más o menos una cucharadita). Otras advertencias: las cataplasmas de mostaza te pueden producir quemaduras y ampollas en la piel sensible al cabo de tan solo 15 minutos. El uso externo prolongado puede tener como consecuencia daños en la piel y neurológicos, por lo que no debés usarlas durante más de dos semanas. Los vapores de mostaza te pueden irritar los ojos, la nariz y los pulmones (de hecho, se emplean derivados de la mostaza como armas químicas). No le des semillas de mostaza ni su aceite a niños menores de seis años o a personas con problemas renales.
El remedio que da calor
Los herbolarios dicen que la mostaza es rubefaciente (causa enrojecimiento), es decir, que estimula la circulación y genera un calor que calma cuando se la aplica sobre la piel. Como el ají picante, también privaría a las células nerviosas de la sustancia P, que transmite las señales de dolor al cerebro.
Remojar los pies en agua caliente con un poco de mostaza en polvo es un poderoso remedio multifunción: te puede aliviar la congestión nasal, ayudar a bajar la fiebre y calmar un dolor de muelas, porque hace que la sangre vaya hacia los pies. Eso alivia la presión en los vasos sanguíneos de la cabeza, ayuda a dispersar la congestión y aumenta la circulación. Un remedio tradicional para la congestión consiste en aplicar una cataplasma de mostaza, preparada con semillas de mostaza trituradas y mezcladas con harina de trigo o maíz y un poco de agua. El aroma te destapa la nariz y el calor te aumenta la circulación sanguínea en el pecho y se hace más fácil respirar.
No hay que dejar el emplasto demasiado tiempo (usualmente, no más de 15 minutos) para que no queme la piel. Antes de colocar la mostaza podés aplicar una capa de vaselina para proteger la piel. Asegurate de lavarte bien las manos después de manipular la cataplasma de mostaza y antes de tocarte los ojos, la nariz o la boca.