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La dieta de las tarjetas

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¿Sabías que hay una relación directa entre tu peso y tus finanzas? Controlá ambos. 

Claudine Bakker, madre de dos chicos y empleada administrativa que trabaja medio día, se siente muy decepcionada. Durante años ha tratado de controlar su peso sin conseguirlo. Por el contrario, cada año aumenta uno o dos kilos por encima de su peso ideal.  Igual de frustrante es su otra lucha permanente: controlar sus deudas. Se está tardando una eternidad en pagar un préstamo personal, y tampoco puede ponerse al corriente con el saldo de si tarjeta de crédito.

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Jay Zagorsky, investigador de la Universidad Estatal de Ohio, cree saber la razón. Tras realizar un estudio durante 15 años en el que participaron más de 7.000 personas,

Junto a su equipo encontró una relación directa entre nuestro peso corporal y la salud de nuestras finanzas. Específicamente, descubrieron que cuando las personas lograban bajar de peso, su patrimonio neto tenía un aumento considerable.

Por ejemplo, las mujeres del estudio que redujeron en 10 puntos su índice de masa corporal (IMC), vieron aumentar sus activos en más de 16.000 dólares. “Ahorrar y hacer dieta coinciden en muchos aspectos”, señala Zagorsky. Es una idea sencilla, y el especialista australiano Peter Walsh, experto en organización doméstica, la pone en práctica. Él ha ayudado a miles de personas a modernizar sus hogares y a cambiar de actitud respecto al consumo, la pérdida de peso y las deudas. “Nadie sube de peso sólo por ver un chocolate o una hamburguesa”, dice. “Aumentamos de peso —y de deudas y desorden— debido a nuestras decisiones respecto a la alimentación y el gasto de dinero. Nuestro hogar, cabeza, corazón y cadera están interconectados. Todo tiene que ver con las decisiones que tomamos.” Más control y menos gastos = mejor figura. 

Nuestra cultura consumista nos impulsa todo el tiempo a darnos gustos y derrochar, así que tal vez no sea una coincidencia que los países con altos índices de obesidad también tengan tasas altas de endeudamiento. Desde los años 70 hasta 2000, el índice de obesidad en los Estados Unidos aumentó más del 110 por ciento, mientras que la tasa de ahorro personal disminuyó un 83 por ciento. Actualmente, junto con países como Finlandia y España, Estados Unidos tiene uno de los índices más altos de obesidad y más bajos de ahorro en el mundo.

En Latinoamérica las cosas no son mejores. En México, por ejemplo, la prevalencia de sobrepeso y obesidad entre los hombres de 18 a 49 años es del 52,1 por ciento, y entre las mujeres del mismo rango de edad, del 66,2 por ciento, según una encuesta oficial realizada en 2002 en la capital del país. Por otro lado, el índice de morosidad en tarjetas de crédito alcanzó el 12,45 por ciento en junio pasado, según un informe de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, de México.

Hágalo así…

  1.  Fíjese una meta. Ya sea que quiera bajar algunos kilos o ahorrar para un auto o para el anticipo de una casa, debe concentrarse en su meta, y la clave es escribir los pasos para alcanzarla. Peter Walsh ayuda a sus clientes a organizarse mejor haciendo que persigan un objetivo claro: “El primer paso es definir el tipo de vida que usted quiere. Si logra hacer eso, estará a la mitad de su meta”.
  2. Prefiera la calidad, no la cantidad. Casi todos gastamos mucho dinero por año en cosas que nunca utilizamos. Recorra su casa y vea cuánto “dinero” tiene invertido en objetos que no usa. Véndalos, regálelos o dónelos. Después limítese a comprar lo que realmente necesita y puede disfrutar.
  3. Dese incentivos. Si usted descubre que está saboteando sus metas, analice las razones con una mente positiva, sugiere el psicólogo australiano Michael Burge. “Pregúntese: ‘¿Esto me sirve?’ ‘¿Qué es lo más conveniente para mí?’ Lo ayudará mucho darse incentivos o premios semanales o mensuales por hacer dieta o controlar sus deudas”, señala.
  4. Planee todo oportunamente. Peter Walsh también recomienda ser previsor y planear bien las cosas, para poder convertir la opción más sencilla en la mejor opción. Por ejemplo, planifique sus comidas y visitas a los comercios a fin de evitar las compras por impulso.
  5. Menos es más. Como ocurre con muchos problemas de la vida, el secreto para tener riqueza y salud es simple: gaste menos de lo que gana y coma menos de lo que quema.

¿Por qué las cosas se nos han ido de las manos y cómo podemos volver a tomar las riendas?

En principio, y a diferencia del pasado, cuando cocinar costaba trabajo y los alimentos ricos en grasas eran una parte pequeña de nuestra dieta, ahora existen todo tipo de alimentos tentadores, baratos y disponibles al instante. Lo que cuesta trabajo es resistir la tentación. El nutricionista australiano Rick Kausman señala: “Hoy día la gente quiere ‘soluciones rápidas’, pero el esfuerzo constante es la única forma de bajar de peso”.

Walsh concuerda: “Para cambiar nuestros hábitos, necesitamos convertir la opción más fácil en la mejor opción. Si entramos a la casa muriéndonos de hambre y no hay nada en la heladera, lo más probable es que terminemos comprando comida para llevar”. La buena noticia es que, así como uno no necesita comer sólo manzanas y lechuga para mantener un peso saludable, tampoco necesita unos ingresos enormes para saldar sus deudas.

Paul Clitheroe, director del Consejo de Educación Financiera del gobierno australiano, señala: “Tenemos clientes que ganan más de 100.000 dólares por año y están al borde de la quiebra, y clientes que jamás ganaron más de 35.000 dólares por año y hoy son jubilados ricos.

La salud financiera no tiene nada que ver con la capacidad de ganar dinero, sino con la manera en que lo administramos”. Parte de la educación financiera, según Clitheroe, es simplemente darnos cuenta de que necesitamos gastar menos de lo que ganamos.

Nutricionistas, entrenadores físicos y asesores financieros están de acuerdo en algo: fijarse metas es vital para bajar de peso o ahorrar dinero. Michael Burge, psicólogo conductista australiano, explica: “Sea cual sea el hábito que usted trate de romper o cambiar, necesita fijarse una meta atractiva que lo mantenga en el empeño”. Es más probable que alcance su meta si le entusiasma la recompensa. A Elspeth Tremblay, la satisfacción que le produjo liquidar sus deudas le inspiró nuevas metas. Y Claudine Bakker ahora está decidida a alcanzar su peso ideal de manera lenta pero constante. “Estoy ansiosa por ver los beneficios en mi cuerpo y en mi billetera”, dice. “¡Pero estoy preparada para lograrlo aunque tarde!”

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