Contar un chiste es como cantar una canción: requiere ritmo
y confianza para hacerlo –y debe conocer toda sus partes de principio a fin–
Cuatro pasos para que su chiste no falle
1 – No arruine un chiste antes de empezar
Si acaba de decir: ¿Sabes ese chiste del hombre que termina siendo el mayordomo de la mujer?, ni se moleste en contarlo. Y no comience por decir: Sé un chiste muy gracioso –palabras que mal predisponen a todos los presentes–.
2 – Su chiste debe seguir un relato
Si se encuentra diciendo cosas como Oh, debí haber dicho antes que el segundo hombre llevaba una avestruz con una correa… su chiste ya está destruido.
3 – No se ría de su propio chiste –al menos hasta que llegue al remate–.
Trate de no reírse, ni siquiera en lo más mínimo ya que, de hacerlo, su chiste perderá ritmo, las mejores partes no serán tan jugosas y nadie querrá oír el final. No cuente momentos de series como Los Simpsons, Seinfeld o similares. No son chistes y, si bien son graciosos de ver, a la gente no le va a gustar que se los cuenten.
4 – Adáptese a las personas
Un chiste que fue gracioso en un bar con amigos puede no serlo en una comida con parientes. Si todo falla, y sus chistes parecen viejos y aburridos, haga de eso mismo un chiste: Un luchador, un cura pelado y un poco de hilo entran en un bar. El cantinero mira y dice, ‘Disculpen, ¿pero acaso esto es algún tipo de broma?’