Los buenos modales en la mesa son más que nada una cuestión de cortesía. ¿Cómo no ofender a los anfitriones o arruinar la comida de los comensales?
Siga estos consejos de buena educación:
- Nunca comience a cenar hasta que todos tengan la comida servida.
- Conversar durante la cena o almuerzo es muy importante, por lo tanto, nunca tome un bocado más grande de lo que pueda ingerir rápidamente. Tendrá que ser capaz de responder si alguien le hace un comentario o una pregunta. Nunca hable con la boca llena.
- Converse con los comensales a ambos lados, prestándoles la misma atención. No le grite a las personas que están más alejadas o domine la conversación.
- Escuche atentamente, haga preguntas relevantes y manténgase alejado de temas controvertidos que puedan ofender.
- Esté atento a las necesidades de los comensales y ofrézcase a facilitarles las salsas, condimentos u otra cosa sin que se lo pidan.
- Elogie significativamente al anfitrión por la comida. “¡Está bueno!” no es un elogio propiamente dicho. Maravillosos sabores –”¿Podría probar ese condimento?” seguramente complacerán más al anfitrión y es una buena táctica para iniciar un tema de conversación.
- Si se siente fuera de lugar o perdido en una cena formal, tome como guía al anfitrión, y si después de cenar se sirve una copa de oporto recuerde la regla de oro: pasarlo en sentido horario– o hacia la izquierda.
Si le piden bendecir la mesa:
Cuando bendiga la mesa antes de la comida agradezca al Todopoderoso por la comida servida en la mesa, por la compañía de familiares y amigos, y quizá por algún otro motivo relacionado con la ocasión, como la presencia de un añorado familiar o la feliz finalización de otro año. Aquellos sentados a la mesa deben escuchar en silencio, por lo tanto, no los tiente haciendo bromas. Todos deben tener sus manos cruzadas en frente de ellos. Como cualquier tipo de discurso, hágalo breve y conciso: la cena se enfría después de todo.