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Dientes blancos, o no tanto

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Los dientes blancos y relucientes: ¿verdad o mito?

Es verdad que algunas personas tienen dientes más blancos que otras, pero de la misma manera que ninguna piel es totalmente blanca, los dientes blancos no existen. El color de los dientes varía en distintos matices de amarillo, marrón o gris. Al igual que el color de la piel, es un rasgo hereditario.

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Los dientes se oscurecen con la edad debido a que la pulpa del centro de cada diente, que les imparte su brillantez, retrocede hacia la raíz. Al hacerlo es reemplazada por la dentina, el tejido duro que rodea la pulpa interna del diente. Este tejido, llamado dentina secundaria, tiene un color más oscuro y es menos transparente que la dentina original, que yace debajo de la capa externa del esmalte.

La limpieza excesiva con cepillos de cerdas duras y pasta dental abrasiva termina por desgastar el esmalte. Cuando esto sucede, la dentina se asoma por el esmalte en forma de parches amarillos, lo que reduce la blancura de los dientes.

Con frecuencia hay puntos o rayas blancas causadas por anomalías durante el desarrollo de los dientes. Los primeros dientes se forman durante la gestación. Los dientes permanentes, sin contar las muelas del juicio, se forman en los primeros cuatro años de vida. En ambas dentaduras, los cristales de calcio y de fósforo, transportados por la sangre, constituyen aproximadamente 70% de la dentina y 95% del esmalte. La abundancia o la falta de estos cristales puede decolorar los dientes.

Hoy día, si estas manchas son muy notorias, un tratamiento cosmético puede disimularlas con el resto del diente.

¿Qué alimentos causan las características manchas?

Las manchas más comunes provienen de la comida, la bebida y el fumar. El té y el café manchan los dientes de color marrón, al igual que los líquidos que contienen hierro, como algunos fármacos. Si se ingiere durante el desarrollo dental la tetraciclina, un antibiótico, puede manchar los dientes de amarillo, marrón o violeta.

De igual forma, la ingestión excesiva de flúor durante la formación de los dientes puede dañar el esmalte, anomalía conocida como fluorosis, que puede ocurrir cuando a un niño se le da en exceso tabletas de flúor. Los dentífricos que afirman blanquear los dientes pueden devolverles su color natural.

Hoy día la única manera de aclarar los dientes consiste en decolorarlos. Los dentistas usan agentes blanqueadores fuertes en ocasiones combinados con luz o calor ultravioleta. Los dentistas pueden ocultar el color natural de los dientes cubriéndolos con barnices de porcelana o de resina o mediante la inserción de coronas de un tono más claro.

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