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¡No más excusas!

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Las excusas no nos permiten concretar nuestros sueños. Aprendé a vencerlas.

“¡Excusas!”, le respondí­ a Rebeca, empleada de 42 años, mientras me contaba por qué no podí­a concretar sus sueños. Según ella, la suerte no estaba a su favor, nadie la ayudaba, no era tan inteligente y la edad para realizarse ya había pasado.

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“¡Si­, son excusas!”, repetí­ ante su mirada atónita. “Entiendo lo que me dices, porque es lo único que puedes ver en este momento, pero los sueñs también traen un mapa para alcanzarlos. Y cuando no lo vemos, es que estamos atrapados en las excusas”.

Las excusas son ideas que nos forjamos para sostener nuestros miedos. Sin ellas, estos se disiparán, pero lo que hacen es alimentarlos, fortalecerlos y convertirlos en fantasmas que nos persiguen todo el tiempo. Las excusas son tan destructivas como alimentarnos mal o tener una adicción, y para acabar con ellas hay que trabajar en la raí­z del problema: nuestros pensamientos.

Para que empezara a poner en armoní­a su realidad y sus sueños, esto fue lo que le aconsejó a Rebeca:

Cuestione sus creencias

Todas nuestras excusas se sostienen en un sistema de percepciones de lo que nos pasó³ en ciertos momentos: impresiones de lo que vivimos aunque no haya sido como en realidad ocurrió; es decir, lo que nos limita no es lo que nos sucedió, sino lo que pensamos que nos sucedió. Ninguna creencia que sostenga una excusa es válida, ya que hasta los lí­mites que heredamos de nuestra familia o los que nos impone la cultura pueden desaparecer si adoptamos una nueva manera de pensar. Así­ pues, cuando tenga una idea que lo limite, cuestiónela. Esto no por fuerza tiene que ser así­, razone, y sustituya esa idea por otra que se ajuste mejor a sus propósito.

    No se juzgue tan severamente

    La autocrí­tica despiadada es otra forma de fortalecer nuestros miedos y de hacer que las excusas sigan controlando nuestro destino. Analice lo que piensa de sí mismo y la actitud que tiene ante sus errores, y use la aceptación en lugar de la condena.

      Dese tiempo

      Cambiar es un proceso que lleva tiempo. Si espera abandonar las excusas de un día para otro, sólo conseguirá frustrarse y confirmará que no puede hacerlo.

      Sea honesto

      Tener muchas excusas puede indicar renuencia a hacer algo o temor de no poder lograrlo. Debe ser honesto consigo mismo y analizar si no puede hacer las cosas o no quiere hacerlas. Tal vez su motivación sea externa —satisfacer las expectativas de otra persona—, y no un deseo interior auténtico.

      Ejercite su voluntad

      Póngase en acción y de el primer paso hacia el cambio. Por pequeño que sea, será valioso. La acción mata el miedo, así­ que ponerse en marcha romperá gradualmente las resistencias que las excusas implican.

        Mantenga la mira en sus sueños

        Cuando sabemos lo que queremos y lo buscamos de verdad, creamos un punto en el destino que, por más lejano que parezca, nos infunde ánimo y confianza suficiente para luchar contra todos los fantasmas mentales que nos impiden alcanzarlo.

        Al final le dije a Rebeca: “¡Basta de excusas! Una lección que necesitás aprender es que tu historia personal puede ser tu mayor enemiga cuando intentas crecer. Debes dejar ir todas las creencias erróneas que te atan al pasado. Y lo más importante: debes aprender a escuchar lo que tu ser interior te dicta. A medida que tu vida se vaya llenando con lo que te hace feliz y le digas “no” a lo que te limita y debilita, las excusas perderán su razón de ser porque el miedo habrá dejado de controlar tu vida”.

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