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¿Sabías que ellos están sembrando agua?

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Hoy en día el agua genera un problema, desde sequías hasta inundaciones, por eso el hombre quiere controlarla.

Productores de zonas desfavorables hallan una solución a la escasez de agua

En la última década apareció una preocupación común a la mayoría de los pueblos. Refiere a una problemática cierta: cómo asegurar a las futuras generaciones la cantidad y calidad de alimentos que serán requeridos por una población en exuberante crecimiento. Los métodos de labranza fueron revisados para lograr una mayor eficiencia en el uso de los suelos, las semillas modificadas para lograr mejores rendimientos y soportar el embate de especies que pudieran interferir en su desarrollo y ahora la falta de agua apta para consumo nos obliga a pensar soluciones para su almacenamiento y uso racional.

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La gota justa

Los cambios radicales a los que asistimos nos hacen ver que las condiciones climáticas no responden a parámetros históricos. Allí donde había precipitaciones abundantes se producen largos períodos de sequía, donde faltaba el agua aparece el fenómeno de la inundación. Son manifestaciones concretas del cambio climático. Estamos acostumbrados a esperar que llueva y las circunstancias nos demuestran que la planificación actual debe considerar los nuevos escenarios de zozobra. ¿Es posible obtener calidad y buenos rindes sin lluvias periódicas, dejando de lado el ciclo habitual al que nos acostumbró la naturaleza? En eso andan campesinos de Centroamérica, India y China que utilizan un compuesto que gelatiniza el agua y conserva la humedad para el crecimiento robusto de las plantas.

El proceso comienza con la cosecha de agua de lluvia, generalmente proveniente de los techos o desagües preparados para colectar, almacenar y más tarde hidratar una solución compuesta por carbón, oxígeno, hidrógeno y potasio. De este modo originan una sustancia gelatinosa capaz de retener la lluvia en forma sólida. Si el producido está en bolsas y a la sombra (para que no se evapore) puede conservarse hasta un año para ser utilizado oportunamente. Normalmente en época de siembra la mezcla se derrama sobre las raíces o las semillas, que durante meses contarán con la humedad justa. Para decirlo de otro modo, estos agricultores tienen la capacidad de “hacer llover” cuando les hace falta.

La técnica fue investigada y desarrollada durante 16 años por Sergio Rico Velasco, del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México, como una alternativa a los problemas de la sequía y el cambio climático. Es un ingeniero químico que trabajaba en el tratamiento de aguas residuales para la industria privada. Llevaba adelante procesos que servían para aglutinar y separar los contaminantes que luego eran retirados en forma de lodo desde la planta industrial. Ahí empezó a pensar en las técnicas posibles para atrapar distintas sustancias en forma de gel. “Como los pañales descartables que son capaces de conservar la humedad, nosotros debíamos trabajar en una fórmula que nos permita guardar durante el mayor tiempo posible el agua. Logramos un coagulante que se adhiere a las moléculas del agua y en 5 minutos se solidifica”. Según el ingeniero Rico, “en México, el 80 por ciento del agua dulce disponible se utiliza para la agricultura y los sistemas de riego tradicional que producen un gasto innecesario del recurso. Con esta fórmula no hay desperdicio, el agua no se filtra al subsuelo, ni se evapora”.

Lluvia sólida

La llamada “lluvia sólida” es ideal para sembrar en zonas áridas. Además, la técnica permite almacenar y transportar agua en este estado hacia lugares de difícil acceso o hacia zonas donde no llueve por períodos extendidos, como ocurre en amplios territorios de la Argentina, Chile o Paraguay. Las tierras secas ocupan el 1,3 por ciento de la superficie del suelo en todo el globo. Según Naciones Unidas, unas 2.100 millones de personas las habitan. Se trata de un tercio de la población mundial actual. En la India se realizaron aplicaciones de “lluvia sólida” en plantaciones de algodón, mango o coco. En las palmeras notaron que utilizando el riego tradicional gastaban 80 litros por semana y, con la nueva técnica, 50 litros cada 3 meses, ya que el gel actúa como un reservorio de agua de la planta. En Colombia lo utilizan en invernaderos de rosas y claveles y en el estado de Jalisco sobre plantaciones de maíz.

La sustancia que “atrapa” al agua tiene la consistencia y el aspecto del azúcar blanco molido. Para mantener cuatro macetas medianas alcanza con una tapita de gaseosa (utilizada como medida) disuelta en un litro de agua. Una vez que el compuesto está en la maceta de una planta interior hay que regarla sólo dos veces al año para hidratar el gel. Serán suficientes 10 litros de agua. En circunstancias normales, la misma planta nos hubiese demandado regarla día por medio con un gasto de ¡500 litros anuales! El Instituto Politécnico Nacional de México afirmó que por cada kilogramo de esta fórmula se gelatinizan 500 litros de agua, es decir, media tonelada de “lluvia sólida”. “Así es posible guardar la lluvia en un costal…” (bolsa plástica), dice el ingeniero del invento con aire habitual. 

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