Entrevista con el ambientalista Carl Safina sobre este y otros temas.
Ha pasado más de un año desde que el desastre de Deepwater Horizon mató a 11 trabajadores y causó el derrame de unos 945 millones de litros de crudo en el océano. El reconocido biólogo marino y presidente fundador del Blue Ocean Institute, Carl Safina, autor del libro A Sea in Flames: The Deepwater Horizon Oil Blowout (Mar en llamas: el derrame de petróleo de Deepwater Horizon) acaba de ver la luz, cree que sigue existiendo un grave peligro… pero no de la manera en que predijimos.
P. Usted pasó mucho tiempo en el Golfo y citó a un alguacil de Louisiana que dijo: “Esto hará que el huracán Katrina parezca un mal día”. ¿Ha sucedido esto?
R. No. Las cosas más terribles —el daño permanente de las playas— no sucedió. La mayoría de las personas regresó a pescar cinco o seis meses después. Pero les asusta que algo mucho peor ocurra o que el petróleo que aún está en el lecho marino llegue a la costa.
P. Usted sostiene que el derrame en el agua es menos catastrófico que lo que normalmente arrojamos al aire.
R. Correcto, no es el petróleo que se perdió; es el petróleo, el carbón y el gas que quemamos lo que constituye un desastre global. En cuanto a la región, en Louisiana y el delta del Mississippi, el agua se está llevando las marismas. Mucho de esto tiene que ver con la industria del petróleo y el gas, y otro tanto se relaciona con la navegación, el control de las inundaciones que acaba con las marismas y la contaminación. Todas estas cosas fueron amenazas tremendas antes del derrame, y siguen siéndolas.
P. Pero ¿no deberíamos estar enojados por el derrame? Y si es así, ¿con quién?
R. Creo que el enojo está correctamente dirigido al enorme descuido que lo causó. Esto se debió en parte a la cultura de la compañía [British Petroleum] y en parte, al hecho de que la negligencia y la reglamentación fueron laxas. En todo el mundo ocurren derrames. Este fue el peor, pero sabemos que suceden, y que la perforación es cada vez más profunda. No estaban preparados en absoluto.
P. ¿Qué hacemos ahora?
R. Necesitamos prepararnos para todas las maneras en que los pozos pueden reventarse y encontrar distintos modos de cerrar el flujo. Tenemos que tener listas las herramientas en vez de decir “La casa se incendia, construyamos un camión que pueda transportar agua”. Además, la razón por la que estamos entrando en aguas cada vez más profundas es que se nos está agotando el petróleo. Necesitamos una política para hacer la transición al siguiente tipo de economía de la energía. La gente dice: “Es demasiado caro”, pero vean los costos de estos accidentes. Gastamos una cantidad enorme de dinero de los contribuyentes cuando subsidiamos a las grandes compañías petroleras y carboneras para que puedan hacer lobby para obtener más subsidios, lo que vuelve casi imposible que la tecnología de energía limpia juegue con las mismas reglas. Muchas empresas nuevas de energía limpia se están yendo a Alemania, China y Dinamarca. Aquel que cree la próxima economía de la energía poseerá el futuro, y luego nos lo venderá. Yo ya le compro demasiadas cosas a China, y preferiría que el país que tenga el futuro fuera los Estados Unidos.