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¿Cómo surgió la raza caniche?

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Estos simpáticos caninos llamados «caniches», usados en Europa hace cientos de años para cazar trufas, tienen algunas particularidades…

¿Existieron hace años «caniches salvajes»?

Si le parece que esta imagen de los caniches deambulando por tierras indómitas es absurda, va por el buen camino. Ante la pregunta por este insólito misterio, Nancy Purtill, asistente auxiliar en el Departamento de Biología de la Universidad de California, Los
Ángeles, dio la siguiente respuesta: 
Los caniches nunca vivieron en estado salvaje. Las razas actuales de perros se crearon a partir de una selección de razas que descendieron de los perros salvajes. Evolucionaron mucho después de que los perros fueran domesticados. Si bien se desconocen sus orígenes, ya aparecen en las pinturas europeas del siglo XV (en los trabajos del artista alemán Alberto Durero) hasta los tiempos modernos. Hace mucho, pero mucho tiempo que los caniches evolucionaron de los perros, y éstos, de los lobos.

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Algunos bajorrelieves indican que los caniches se remontan a la época de Cristo, pero la mayoría de los investigadores cree que originalmente se los crió mucho tiempo después en Alemania como perros de agua (en alemán estos perros se llaman “pudelin”, que significa “empapado”). Quizá, los soldados alemanes llevaron a los perros a Francia, donde se sabe que siempre les han brindado un trato más amistoso que a los Homo Sapiens. A los caniches también se los usaba para rastrear trufas, en general seguidos por perros salchicha. Los caniches localizaban las trufas y los pequeños salchichas desenterraban el preciado hongo.

Los especialistas en perros coinciden en que todos los perros domésticos son descendientes de los lobos: una de las razones por las que se desconocen los orígenes de los perros en estado salvaje es que resulta difícil distinguir, entre los fósiles, cuáles son perros y cuáles, lobos. La mayoría de las fuentes consultadas creen que los perros domesticados ya estaban extendidos en casi toda Europa y Oriente Medio en el periodo Mesolítico, aunque los cálculos varían ampliamente: de 10.000 a 25.000 años antes de Cristo. Mucho antes de que existieran las razas creadas por el hombre, los perros en estado salvaje deambulaban por la Tierra.

¿Cómo es que los perros salvajes se volvieron domésticos?

En su libro The Life, History and Magic of the Dog (Vida, historia y magia de los perros), Fernand Mery conjetura que cuando las tribus cazadoras y pescadoras se volvieron sedentarias durante el Neolítico (unos 5.000 años a. C.), el exterior de las cuevas habitadas era una especie de basurero infernal: estaba lleno de desechos, huesos de animales, conchas marinas y otros tipos de desperdicios.

Pero lo que parecían despojos para el hombre era un banquete de lujo para los perros salvajes. Los seres humanos, con la variedad de alimentos que tenían, no consideraban a los perros una fuente de alimento. Una vez que los perros se dieron cuenta de que el hombre no iba a matarlos, comenzaron a coexistir amigablemente. En realidad, los perros eran útiles para los humanos, y no sólo como compañía: su ladrido era señal de peligro para sus patrones cavernícolas de dos piernas. Esta interdependencia natural, que surgió primero de la convivencia y después del afecto, quizá sea única en el reino animal. Mery sostiene que la relación que tenemos con los perros es fundamentalmente diferente de la que tenemos con cualquier otra mascota; el resto fue primero capturado y tomado por la fuerza.

El perro prehistórico seguía al hombre desde lejos, del mismo modo que los perros domésticos siempre han seguido a los ejércitos en su marcha. Ese perro se acostumbró a vivir cada vez más cerca de ese ser que no lo cazaba. Al encontrar en el hombre seguridad y estabilidad, y al poder alimentarse de los restos de la caza humana, permaneció por mucho tiempo cerca de sus viviendas, ya fueran cuevas o chozas. Un día, el perro cruzó el umbral, y el hombre no lo echó. Se había firmado un tratado de alianza.

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