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Relaciones laborales

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¿Qué tanta atención le estás prestando a tus relaciones interpersonales en el trabajo? Si aún no lo sabés, te confirmamos que son más importantes de lo que creés. Por eso te traemos unos trucos para mantener buenas relaciones con todos en tu lugar de trabajo.

Aceptá con agrado los vínculos laborales

Mucha gente a la que le gusta trabajar duro odiará leer esto, pero la estrategia de concentrarse únicamente en tu labor la llevarás al fracaso. Quizás creas que lo más conveniente es permanecer alejado de la “política de la oficina” (término con el que suelen englobarse todo tipo de interacciones laborales), por no decir de los chismes, pero esto sólo limitará tu potencial.

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Integrarte a la vida social de tu oficina no tiene que ser un acto frío y calculador”, afirma la asesora en habilidades comunicativas Susan RoAne. “Simplemente se trata de ser un poco astuto, permanecer alerta, darte cuenta de lo que ocurre alrededor y, en última instancia, es una forma de trabajar mejor y de triunfar en el terreno profesional”.

Pero ¿cómo involucrarte?

Imitando a los verdaderos políticos, es decir, estableciendo alianzas estratégicas. Relacionate con todo tipo de gente: colegas, superiores y subordinados. Hacé todo lo posible por ayudar a alguien que te agrade o respetes, o a quien tengas algo que ofrecer. Después, cuando sea necesario, pedile ayuda. Esto indirectamente puede llevarte a crear un lazo con una tercera persona, y si no, buscá vos esa oportunidad, y después otra, y otra.

Cultivá esas relaciones laborales

No importa qué tan entregado estés a tu trabajo ni qué tan buenos sean tus resultados, tarde o temprano vas a requerir respaldo y alianzas que te ayuden a escalar. Por todos estos motivos, cultivá las relaciones dentro de la oficina.

Combiná los negocios con el placer. El consejo tradicional dice que hay que separar la vida social de la laboral. ¡Mentiras! Asegurate de tener una vida social en el trabajo. Las amistades en la oficina no sólo son naturales, también son esenciales si querés brillar. Los amigos se convierten en aliados leales, consejeros honestos, fuentes de información y enlaces para nuevas alianzas. Así que, por todos los medios, cultivá las amistades laborales.

No limites el aspecto social sólo a las relaciones individuales. Nunca te pierdas los días de campo que organiza la compañía, ni las cenas de Navidad. Aunque prefieras quedarte en casa y contar las manchas del techo, arreglate y asistí. Estas actividades son oportunidades inmejorables para hacer contactos en un contexto social favorable. Recordá lo que RoAne repite: es tan importante quién te conoce como a quién conocés vos. “Necesitás tener presencia en tu trabajo, y que te vean”, explica. “Socializar te permitirá que la gente se entere de quién es y a qué te dedicás.” 

Prestá atención a tus colegas

Aunque los manuales del buen empleado nunca van a decirte esto, el hábito más útil que podés desarrollar en el trabajo es observar cuidadosamente el comportamiento de tus colegas. Y la mejor ocasión de hacerlo es cuando no saben que los está observando. Empezá a mirarlos desde el primer día de trabajo y no te detengas nunca. Observá a todo el mundo. Analizalos en las reuniones, en las fiestas, en la comida y durante la rutina diaria. Si podés, escuchá lo que dicen sin que se den cuenta (sin espiarlos, por supuesto). Observá su lenguaje corporal. Entablá pequeñas charlas con el fin de conocerlos más. 

Algunas de las cosas a las que debés prestar atención cuando sos nuevo en un trabajo es quién come con quién, qué hacen todos a la hora de la comida (ir al bar, calentar comida de su casa, comprar algo para llevar, comer en un restaurante, ir al gimnasio, correr), quiénes llegan y se van juntos del trabajo, quién se ríe de las bromas de quién, quiénes se apoyan en las juntas, quién llega temprano, quién se queda hasta tarde. Averiguá los intereses personales de tus compañeros, su nivel en la oficina, su situación familiar y sus pasatiempos. Fijate en su manera de hablar y en el tono de voz que emplean. Sacá conclusiones sobre sus valores y su estilo de vida. Esta información es de su interés porque forma parte de la cultura corporativa y del ambiente laboral en que te desarrollás. Constituye la materia prima de tu éxito, ya que te permitirá tomar mejores decisiones. Detectarás oportunidades que de otra forma te pasarían inadvertidas, y sabrás aprovecharlas con mayor eficiencia.

Por ejemplo, observando a María, de sistemas, podés descubrir que colecciona muñecas. Un mes después te topás con un artículo sobre una celebridad que también tiene ese hobby; bien, se lo pasás y le decís que creés que será de su interés. ¿Qué creés que pasará un mes después, cuando necesites apoyo del área de computación para finalizar un proyecto? Quizás este tipo de colaboración sea sólo un detalle, pero si hacés un verdadero esfuerzo para ser atento con los demás, los detalles se multiplicarán por mil.

¿Estás haciendo “política” en la oficina? Por supuesto. ¿Estás espiando? No, porque no estás recolectando información para usar en contra de tus compañeros, sino para trabajar mejor con ellos, aunque en el fondo sea en beneficio propio. Además, tené la seguridad de que los demás también te observan.

No ignores los chismes

Los chismes no son una fuente fidedigna de información, son sólo rumores, pero actúan como un termómetro del ambiente laboral, y en este sentido, son esenciales. Aún más: son imprescindibles, porque predicen lo que el futuro te puede deparar. Por ende, no hay que despreciarlos, ya que los directivos los utilizan para lanzar ideas al aire, para evaluar las reacciones de los empleados frente a nuevas políticas o para ir desperdigando poco a poco la noticia de despidos inminentes. No te podés dar el lujo de ignorarlos.

Averiguá quién fue el pajarito que dijo un chisme por primera vez. En lugar de verlos como rumores sin importancia, tomalos como fuente de información. No los equipares a un hecho, pero tomalos en cuenta. Recordá que la información no oficial es tan importante como la oficial. Y en muchos casos, considerá que tu jefe estará evaluando tus reacciones frente a los rumores, por tanto, siempre respondé de forma positiva.

Lo que tus colegas astutos no quieren que sepas acerca del ambiente laboral

Aunque no te des cuenta, estás imbuido en la “política” de la oficina. Los expertos en personal afirman que más de dos personas en un ambiente laboral crean un entorno social particular. Si vos no participás activamente en él, entonces te convertirás en una víctima pasiva. Por eso, a tus rivales les encanta que insistas en “mantenerte al margen”. Saben que te pueden comer vivo.

  • Mantener una “sana distancia” sólo te da mala reputación. Al rehusarse a entablar vínculos que no sean estrictamente laborales, no te suma autoridad moral ni impresiona a tus superiores. La percepción de los demás será que no sos bueno para relaciones sociales y que no sos la clase de persona que merece un ascenso.
  • Los directivos aprueban las relaciones públicas. A ellos les agradan los empleados comprometidos y emprendedores. Les gustan las ideas creativas que surgen de la interacción entre los trabajadores, incluso si tu móvil es la ambición. Les encanta la estabilidad que resulta de las relaciones interpersonales, porque los estudios muestran que los empleados que socializan “duran” más en el trabajo. De hecho, los directivos se fijan mucho en quién es más “sociable”.
  • Las “campañas negativas” son para los perdedores. Ciertamente abundan los trepadores que asestan puñaladas por la espalda y esparcen chismes porque creen que así progresarán. A quienes saben hacer “política” les encanta que sus rivales hagan eso porque saben que tarde o temprano será contraproducente. Es un hecho que una puñalada atinada cosecha éxitos parciales, pero a largo plazo es un suicidio. Un buen político hace alianzas, no enemigos.
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