Una buena cama, sábanas agradables y un dormitorio limpio, ordenado y ventilado, son muy importantes para dormir placenteramente y sin pausas.
Tené en cuenta estos consejos que te ayudarán a dormir mejor:
Afecto por tu dormitorio:
pasás casi un tercio de tu vida ahí. Que sea de uso exclusivo para dormir. Lleva la computadora y el televisor a otros cuartos. Tratá de que no haya polvo ni desorden. Guardá tu ropa, volvé a poner los libros donde correspondan.
Lavá las sábanas con frecuencia:
Deben oler a fresco. Además, rocialas con spray de lavanda, que es bueno para dormir y relajar tu cuerpo.
Establecé una rutina:
Tratá de dormir a un horario determinado y cuando se acerque la hora de descansar, tratá de no estar muy activo. Establecé un ritual antes de ir a dormir. Leé, escribí tus pensamientos, mirá televisión (pero no mires películas de terror ni suspenso), hacé cualquier cosa que te relaje.
Tratá de aislar acústicamente tu dormitorio:
La exposición al sonido durante la noche puede reprimir tu sistema inmunológico, incluso aunque no alcance a despertarte.
Utilizá un reloj despertador analógico:
Las pequeñas partículas brillantes de un reloj digital son más que suficientes para perturbar tu sueño, mientras que la visibilidad de los dígitos a medida que pasan las horas pueden inquietar tu descanso. Las alarmas eléctricas y demás dispositivos transmiten campos eléctricos o sonidos muy leves que pueden perturbar tu quietud y penetrar la conciencia.
Ni demasiado calor ni demasiado frío:
Establecé una temperatura agradable para tu dormitorio.
Dormí en completa oscuridad:
Cuando te estés por acostar, bajá la intensidad de luz; evitá el exceso de brillo. Y buscá luz solar por la mañana.