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¿Qué es la telemedicina y cómo funcionan?

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Con el enfoque correcto, las videoconsultas pueden beneficiarnos a todos.

El año pasado, el Covid-19 nos obligó a llevar muchos aspectos de nuestras vidas a la esfera de lo virtual, y la salud no fue la excepción. Tuvimos que evitar las salidas no esenciales, como las visitas a hospitales y consultas médicas. Así que los pacientes cambiaron las citas en persona por consultas telefónicas y videollamadas. En Google, las búsquedas relacionadas con la telemedicina se dispararon.

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Las consultas virtuales funcionan en muchas situaciones médicas, desde las más sencillas, como la renovación de una receta, hasta el diagnóstico y el tratamiento de alteraciones que dependen del sentido de la vista del médico (conjuntivitis, erupciones cutáneas, várices) o de la descripción de los síntomas que hace el paciente (dolor de espalda o de garganta). También pueden ser idóneas para el seguimiento de enfermedades crónicas, como la insuficiencia cardíaca congestiva, ya que los especialistas no necesitan llegar a un diagnóstico nuevo sino hacer un seguimiento de síntomas y explicar los efectos secundarios de los medicamentos. Este enfoque resulta también útil en caso de diabetes: se pueden compartir valores de glucemia, dosis de medicamento y otros datos por medios electrónicos para que una enfermera los revise. 

Asimismo, es fácil recibir psicoterapia mediante herramientas virtuales, aunque tiene sus desventajas. Los terapeutas pierden de vista detalles del lenguaje corporal que muchas veces proporcionan pistas del paciente. Algunos pacientes —y sanitarios— prefieren este enfoque, señala Annette Totten, profesora en la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon, en Estados Unidos, que ha estudiado ampliamente el tema de la telemedicina. “Algunos incluso señalan que esa pequeña distancia estimula la honestidad y reduce la tensión al hablar de temas difíciles”.

Con el enfoque correcto, según sus estudios, la telemedicina beneficia al personal médico y a los pacientes. En primer lugar, permite reducir las hospitalizaciones de modo significativo, lo que aumenta el número de camas disponibles para la gente que necesita cuidados intensivos, crucial durante la pandemia. También resulta cómodo para los pacientes. Michelle Greiver, especialista en atención primaria en Canadá, que trasladó su consulta a la esfera de lo virtual con la pandemia, asegura: “No tienen que interrumpir sus labores profesionales o viajes para ir a consulta”.

Totten recomienda conectarse a la cita con una lista de preguntas y pedir instrucciones por escrito. Lo mejor es comprobar con tiempo que la conexión a Internet y la aplicación de la videollamada funcionan 

Sin embargo, en ocasiones la telemedicina no es la respuesta. “Llegar al diagnóstico es un arte y los médicos extraen información de muchos lugares”, afirma Totten. “En ciertos casos, se requiere el sentido del tacto o del olfato, que no podemos activar durante una consulta virtual”. Por ejemplo, los médicos suelen utilizar las manos para evaluar potenciales tumores, hernias y fracturas. 

En el ámbito de la salud materna, las mujeres embarazadas aún deben acudir a consulta en persona. Lo mismo ocurre después de dar a luz, ya que los bebés no pueden expresar sus inquietudes y por lo general necesitan recibir vacunas. Además, las urgencias médicas, como las fracturas de huesos, la dificultad respiratoria prolongada y los síntomas de infarto o evento cerebrovascular, sin duda requieren una visita a urgencias. 

Para Greiver, el uso de la telemedicina se prolongará más allá de la pandemia. En su consulta de atención primaria, explica, casi todos los casos pueden resolverse por vía telefónica. “No creo que el número de consultas en persona alcance el nivel de antes. No es indispensable para proporcionar la mejor atención”. 

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