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Cómo ganarle a la diabetes hoy

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Diabetes

Conozca los nuevos avances sobre el tratamiento de la diabetes, que les dan nueva esperanza a los pacientes.

En 2005, el técnico informático Sujay Nazareth repentinamente comenzó a sentir sed todo el tiempo. Este joven de 25 años también bajaba de peso sin siquiera intentarlo y se sentía cansado sin importar cuánto hubiera dormido. Nazareth consultó a su médico, quE le indicó un análisis de sangre.

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Los resultados revelaron que se trataba de diabetes tipo 2. Pero no era un diagnóstico con el que el joven quisiera lidiar, y no lo hizo. “Sentía mucho miedo y confusión, y durante los primeros nueve años simplemente me escondí de la enfermedad”, dice. “Tomaba la medicación e intentaba no consumir cosas dulces como gaseosas, pero no era tan cuidadoso como debería haber sido».

Fue recién cuando nació su hija en 2016 cuando decidió que finalmente había llegado el momento de encarar la cuestión. “Me di cuenta de que ahora tendría que comprometerme y comenzar a cuidarme”, comenta. Realmente deseaba haberlo hecho antes.

¿Qué indica la diabetes tipo 2?

Un diagnóstico de diabetes tipo 2 significa que el cuerpo no produce suficiente insulina (la hormona que controla el nivel de azúcar en la sangre) o bien no puede utilizar la insulina que produce.

Demasiada cantidad de azúcar en el torrente sanguíneo pone en riesgo órganos, nervios y vasos sanguíneos y si no se trata, puede dar lugar a numerosos problemas, desde enfermedades cardíacas y renales hasta ceguera y daño en nervios que puede resultar en amputación de extremidades. La diabetes puede reducir su esperanza de vida de cinco a 15 años.

Según datos de la organización Diabetes Australia, esta enfermedad es un problema global; uno cada 11 adultos padece diabetes tipo 2, lo que representa un total de 415 millones de personas. Más dramático aún, uno cada dos adultos (46,5 por ciento) con diabetes aún no fueron diagnosticados. Estas cifras se deben a que hoy las personas viven más y tiene estilos de vida cada vez más sedentarios.

“La principal causa de diabetes tipo 2 es el proceso natural de envejecimiento”, explica el doctor Tom Elliott, endocrinólogo y director médico de BCDiabetes en Vancouver, Canadá. “A medida que pasa el tiempo, el cabello se vuelve gris, la piel se arruga y las células no se reproducen tan rápidamente, lo que incluye las células beta que elaboran insulina”.

Nueva esperanza para el tratamiento de la diabetes

Aun así, el diagnóstico de diabetes hoy no es tan negativo como lo era cinco años atrás. Gracias a nuevos tratamientos y nuevas tecnologías, sin mencionar la promesa de hallazgos adicionales, muchos especialistas creen que pronto tal vez la ciencia pueda vencer a esta enfermedad.

Existe un mayor riesgo de desarrollar diabetes para las personas de más de 40 años con sobrepeso e hipertensión, que fuman y no son activas, o que tienen antecedentes familiares de la enfermedad (especialmente un padre o hermano).

“Una vez que conoce el riesgo individual, entonces puede implementar cambios, controlar los niveles de azúcar en sangre y evitar las indeseables complicaciones a largo plazo que vienen de la mano de esta enfermedad”, explica Elliott.

Además de modificaciones en el estilo de vida, existen diferentes medicamentos nuevos que pueden ayudar a controlar el peso y mantener estables los niveles de azúcar en sangre. Los síntomas más comunes de la diabetes incluyen aumento de la sed y la frecuencia urinaria, sensación de debilidad y cansancio, visión borrosa, pérdida de peso repentina y cicatrización lenta de llagas o úlceras.

Luego de realizar un seguimiento a un grupo de 27.000 personas durante once años, investigadores japoneses publicaron un estudio en 2018 donde señalan que es posible detectar señales de alerta tempana, como un IMC elevado y resistencia a la insulina, hasta diez años antes de recibir un diagnóstico de diabetes, un motivo más para no eludir ningún chequeo de rutina.

¿Se puede prevenir la diabetes?

Entre uno y dos millones de argentinos padecen prediabetes, lo que significa que sus niveles de azúcar en sangre son más elevados de lo normal, aunque no suficientemente elevados para configurar un diagnóstico de diabetes avanzada. No todos los pacientes con prediabetes desarrollan diabetes tipo 2, aunque la mayoría lo hará si no toman medidas para abordar la cuestión, afirma la endocrinóloga Tamara Spaic.

“Sabemos que mediante dieta, actividad física y descenso de peso, efectivamente es posible prevenir el desarrollo de diabetes”. Diversos estudios muestran que con dos horas y media de ejercicio por semana en un período de cinco años es posible reducir el riesgo hasta un 60 por ciento. Si bien no es fácil, saber que puede tener ese nivel de control sobre su salud y modificar el resultado es una muy buena noticia, agrega Spaic.

Peter Lang, docente de matemática ya jubilado, conoció su diagnóstico de prediabetes cuatro años atrás. Lang aprendió qué alimentos evitar, como el arroz blanco, el queso (excepto el tipo cottage) y las bananas, que incrementan su contenido de azúcar a medida que maduran. También aprendió a mantener bajo control sus niveles de estrés con caminatas y actividad física.

“No ha sido tan difícil hacer esos cambios. Solo debe dejar que se conviertan en rutina”, dice. “Mi esposa comenzó a hacer todo esto conmigo. Después de desayunar, hacemos ejercicios con peso y ahora camino aproximadamente dos horas por día”.

Pequeños cambios que suman

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Una vez que Nazareth se decidió a hacer algo por su salud, comenzó a ver a un endocrinólogo. Sin embargo, para ese momento, ni siquiera un ajuste drástico en su estilo de vida era suficiente para mantener bajo control su nivel de azúcar en sangre. No solo necesitaba inyecciones de insulina, sino que además había desarrollado retinopatía diabética, un problema causado por daños en los vasos sanguíneos en la retina.

Aquello le demandaba inyecciones mensuales de corticosteroides en los ojos para prevenir problemas de visión graves, incluso ceguera. De todas maneras, además de la medicación que tomaba, él se esforzaba por reducir la ingesta de azúcar y aumentar la actividad física. Eliminó de su dieta las calorías vacías como el pan blanco, redujo el consumo de comida chatarra y comenzó a caminar todos los días.

La pérdida de peso siempre ha desempeñado un rol significativo en el control de la diabetes, y nuevas investigaciones sugieren que puede ser quizás más importante que controlar el nivel de azúcar en sangre. En 2022, un panel de expertos internacionales en diabetes publicaron un trabajo en The Lancet donde se recomendaba a los médicos concentrar el trabajo en el peso primero, y en el azúcar en sangre después.

De hecho, los investigadores señalaron que una reducción del 15 por ciento en el peso corporal de una persona resultaba más beneficiosa que una reducción en sus niveles de glucosa. Mientras que existen medicamentos que pueden ayudar a los pacientes con diabetes a bajar de peso, los investigadores también han estado explorando de qué manera ciertos cambios en la dieta podrían favorecer la remisión de la enfermedad.

En 2021, investigadores canadienses señalaron que luego de apenas 12 semanas de seguir un plan de comidas compuesto por alimentos con bajo contenido de calorías e hidratos de carbono y ricos en proteínas, aproximadamente un tercio de los 188 participantes con diabetes tipo 2 ya no necesitaban medicación.

“Durante mucho tiempo se consideró a la diabetes como una inevitabilidad crónica, una enfermedad que avanzaría y causaría graves complicaciones sin importar lo que el paciente hiciera”, comenta Spaic. “Ahora creemos que es posible que un paciente entre en remisión de manera similar a lo que sucede con el tratamiento del cáncer”.

Avances en la atención de la diabetes

Algunas de las últimas investigaciones en el campo de la remisión de la diabetes consisten en tratar agresivamente la enfermedad desde el inicio, a diferencia del enfoque convencional de comenzar el tratamiento con algunos cambios en el estilo del vida del paciente (consumir menos azúcar, practicar más ejercicio y reducir el estrés) y esperar a ver cómo se refleja aquello en sus niveles de azúcar en sangre.

Estos estudios, llamados REMIT, están diseñados para poner la diabetes tipo 2 en remisión. En estos tratamientos, los pacientes reciben medicamentos que reducen sus niveles de glucosa, o bien los mismos medicamentos combinados con insulina, además de implementar ciertos cambios intensivos en su estilo de vida, como la adopción de una dieta estricta con bajo contenido de calorías.

“Esperamos que luego de una intervención tan exhaustiva, durante al menos tres meses los pacientes registren niveles de azúcar en sangre completamente normales sin necesidad de medicación”, comenta Spaic.

Si bien la combinación de descenso de peso, dieta y actividad física siempre será la clave del cuidado de la diabetes, Spaic señala que algunos de los medicamentos nuevos que se han aprobado durante los últimos cinco años están teniendo un impacto significativo en los tratamientos, porque sus resultados van más allá de reducir los niveles de glucosa. Uno de ellos, llamado agonista del receptor de GLP 1, ayuda a bajar de peso mientras que otro, inhibidor del SGLT2, reduce el riesgo de afecciones cardíacas y renales.

Las personas que padecen diabetes no mueren por niveles elevados de azúcar en sangre, sino por afecciones cardiovasculares”, comenta Spaic, y explica que aproximadamente dos de cada tres pacientes internados en unidades coronarias registran diabetes, mientras que dos de cada cinco pacientes en unidades de diálisis también padecen la enfermedad. “Poder dar a los pacientes una medicación que reduzca del 20 al 30 por ciento su riesgo de desarrollar problemas cardíacos y renales es una gran noticia”.

Gracias a estas nuevas clases de medicamentos para la diabetes, Nazareth ya no usa insulina y su tratamiento ahora se limita a una inyección semanal de un agonista del receptor de GLP 1 que disminuye los niveles de azúcar en sangre y lo ayuda a controlar su peso ya que reduce el apetito.

Además mide sus niveles de azúcar con un monitor continuo de glucosa (CGM), otro avance relativamente reciente en el mundo del manejo de la diabetes que se encuentra en permanente evolución. Un CGM es un pequeño dispositivo portátil que se compone de un sensor del tamaño de una moneda adherido a una aguja diminuta que penetra en la capa superior de la piel, mide el nivel de azúcar en sangre cada cierta cantidad de minutos y luego envía la lectura a un dispositivo separado de recepción, como un smartphone.

“El monitor CGM es realmente algo que jamás pensé que podría existir cuando me diagnosticaron diabetes”, dice Nazareth. Estas lecturas le permiten al paciente saber si necesita ajustar la medicación, el nivel de actividad o la ingesta de alimentos, y todo en tiempo real.

Elliott afirma que, afortunadamente, los CGM han convertido al antiguo método del ‘pinchazo en el dedo’ para evaluar la glucosa en sangre en algo del pasado. Los dispositivos CGM son precisos y confiables, aunque los sensores duran solo de diez a 14 días y son costosos.

“De pronto, existe un dispositivo que te informa de inmediato si realizaste una buena elección alimenticia. Te muestra lo que sucede cuando practicas actividad física y lo que ocurre si peleas con tu pareja”, explica. “Así de simple como suena, ahora tenemos las claves sobre el tipo de modificación de conducta que cada persona con diabetes debe implementar”.

¿Qué sigue en el tratamiento de la diabetes?

Para el sistema de salud, los tratamientos de personas con diabetes cuestan miles de millones de dólares por año. Sin embargo, las nuevas investigaciones sobre tratamientos y herramientas no representarán cambio alguno si los pacientes con diabetes no pueden acceder a ellos o no pueden pagarlos.

Laura Syron, quien conoció su diagnóstico de diabetes tipo 2 en 2017, busca cambiar el foco de la conversación sobre la enfermedad. Syron está cansada de ver cómo se muestra la diabetes en los medios, como cuando se menciona la enfermedad en las noticias y la cámara inevitablemente pasa a mostrar a una persona con sobrepeso que está comiendo un helado.

«Existe una percepción errónea y arraigada de que si tienes diabetes, es tu culpa», dice. Syron quisiera ver más compasión con las personas que padecen esta enfermedad y más conocimiento sobre el tema de manera que todos comprendan que existen múltiples factores que pueden causar este problema.

“Cuando recibí el diagnóstico, sentí que había fracasado, que había comido demasiadas papas fritas”, dice Syron. “Me estigmaticé a mí misma”. Syron afirma que la diabetes es una enfermedad agotadora y una preocupación constante porque nunca puede dejar de controlarse.

“Sin embargo, apenas cien años atrás, un diagnóstico de diabetes era sinónimo de sentencia de muerte”, dice. “El descubrimiento de la insulina marcó un inmenso avance, pero desde entonces solo se han visto cambios muy graduales, hasta ahora”.

En el último tiempo pareciera que todos los meses se publica un estudio nuevo sobre la enfermedad. Todo este movimiento en el área, desde inversiones hasta investigaciones revolucionarias, ofrece a los médicos especializados en diabetes la esperanza de que un día pueda desarrollarse una cura.

“Tenemos que continuar luchando por lograrlo”, afirma Spaic. “Todas las generaciones dicen que tendremos una cura en diez o 15 años, pero considerando que las investigaciones en materia de diabetes están expandiendo nuestra comprensión del problema en forma tan exponencial, estoy segura de que esa cura ahora sí llegará pronto”.