11 trucos para aprovechar al máximo
los análisis clínicos y las consultas a doctores
Con estos 11 consejos usted puede evitar perder tiempo y dinero y aprovechar al máximo su visita al médico por controles periódicos
1. Saque la primera cita del día
¿Qué les pasa a los doctores que creen que su tiempo es más valioso que el suyo y lo dejan hojeando revistas viejas en la sala de espera del consultorio durante una hora o incluso más? Una forma de evitar esto es sacar la primera cita del día o la primera que dé después de la comida, recomienda la doctora de la Universidad de California Mary Hardy. Así, no correrá el riesgo de que un paciente se tarde horas en la consulta, además de que todo el mundo estará menos apresurado pues todavía no estarán tratando una tos crónica y tres pies de atleta.
2. Estudie su enfermedad
Se acabaron los días en que confiaba ciegamente en su doctor. Hoy tiene que intervenir de modo activo en el cuidado de su salud, lo que significa que debe investigar sobre su enfermedad y la mejor forma de tratarla. No necesita acudir a la Facultad de Medicina pues gracias a Internet tiene a un clic de distancia mucha información valiosa. Un buen sitio para empezar es el portal del Ministerio de Salud (www.msal.gov.ar). Pregúntele a su doctor si su tratamiento se basa en lo más reciente de la medicina.
3. Averigüe lo que su doctor le está ocultando
Existen procedimientos, análisis y tratamientos que podrían ayudarlo, pero como su obra social no los cubre, su doctor no le comenta nada al respecto. En una encuesta llevada a cabo a 1124 doctores en EE UU se halló que uno de cada tres médicos ocultan información acerca de la existencia de servicios médicos que podrían ser útiles, puesto que la obra social del paciente no los cubre. El remedio a esta situación es convertirse en un paciente informado, investigar por usted mismo y ver a los ojos a su doctor mientras le pregunta: “¿Hay algo más que podría hacer, aunque no lo cubra el seguro?”.
4. Pida muestras de medicamentos
Cuando su doctor le recete un medicamento conocido, pregúntele si tiene muestras. Los representantes de los laboratorios farmacéuticos suelen darles a los doctores muestras gratuitas, y a ellos no les cuesta nada regalarlas. De esta forma tendrá algunos días de tratamiento gratis, mientras corrobora también si produce efectos secundarios. A final de cuentas, gastará menos. Sólo asegúrese de revisar la fecha de vencimiento antes de ingerir el medicamento.
5. Dígale a su doctor lo que puede pagar
Los estudios indican que, aunque los médicos no les preguntan a sus pacientes sobre su situación económica, implementan diversas estrategias si el acceso a las medicinas implica quedarse sin dinero para la renta y la comida. Algunas opciones son: recetar genéricos en lugar de medicamentos de marca, reducir la dosis, prescindir de algún fármaco, enseñar a dividir las pastillas o incluso remitir al paciente a algún programa de asistencia para medicamentos. Por ende, olvídese de la norma de no comentar nada sobre temas monetarios cuando lo que está en juego es su salud.
6. Programe su chequeo dermatológico para invierno
Si llama al consultorio de su dermatólogo en enero y pide una cita para ese verano, seguramente la recepcionista no le va a responder: “¿Por qué no viene en junio, cuando no está bronceado y es más fácil detectar las alteraciones cutáneas?”. Simplemente va a programar la cita y usted acudirá por no conocer esta información vital. Entonces, mejor espere hasta el invierno para su revisión dermatológica.
7. Programe su papanicolau
Sí, sí, los hombres pueden saltarse este punto, es sólo para mujeres. Antes de programar su papanicolau anual, revise el calendario. Es mejor practicárselo una semana antes o después de la ovulación, que suele coincidir con la primera o la tercera semana del ciclo menstrual, afirma la doctora Mary Hardy. En estos periodos el cérvix está más abierto, por lo que es más sencillo obtener una muestra, y la mucosa cervical se vuelve menos espesa, lo que hace más exacto el examen.
8. Programe su mastografía
Otro punto para las mujeres. Se hable o no del tema, es inevitable sentir temor al dolor si se piensa en el acto de apachurrar los senos entre dos placas de vidrio en un intento inútil de aplanarlos como una tortilla. Pero es necesario someterse a una mamografía cada año o cada dos años a partir de los cuarenta. Para reducir el dolor, prográmela para la semana posterior a su período, sugiere la Sociedad Oncológica de EE UU, pues entonces sus senos estarán un poco menos sensibles y, además, según un riguroso estudio, el examen será más confiable. Por el contrario, las mamografías tomadas durante la segunda mitad de su ciclo menstrual tienen el doble de riesgo de no detectar un tumor.
9. Considere la opción de la terapia hormonal
Hasta hace poco, como consecuencia de la quimioterapia, las jóvenes con cáncer de seno tenían que lidiar con la infertilidad y la menopausia prematura. Para tratar algunos tumores, hoy existen fármacos llamados análogos hormonales liberadoras de hormonas luteinizantes (LHRH), que inhiben la producción de estrógenos de los ovarios y pueden ser tan efectivos como la quimioterapia pero sin sus efectos secundarios. Vea esta opción con su oncólogo.
10. Ingiera sólo líquidos antes de una colonoscopía
El simple hecho de pensar en este estudio nos pone a temblar, pero, a partir de los 50 años debemos afrontarlo al igual que la crisis de la edad madura. Facilite las cosas y siga una dieta de líquidos 2 días previos al análisis, para que durante el procedimiento conocido como “de limpieza” no haya “nada” que limpiar.
11. Confirme que puede leer la letra del doctor en la receta
Si usted puede leerla, el farmacéutico también podrá. Con esto ayudará a reducir los errores en la medicación. Pida información clara sobre los medicamentos cuando se los receten, en términos que usted pueda entender; también pida que le expliquen cuando los reciba. Los estudios muestran que los doctores por lo general no son muy claros al explicar cómo ingerirlos cuáles son sus efectos secundarios y por cuánto tiempo se deben tomar. Formule las siguientes preguntas: ¿Para que sirve el medicamento? ¿Cómo y por cuánto tiempo lo debo ingerir? ¿Qué efectos secundarios provoca? ¿Qué hago si se me presentan? ¿Puedo ingerirlo a la par de otros? ¿De qué alimentos, bebidas y actividades debo prescindir mientras estoy siguiendo la medicación?