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La varita mágica de Zeileis

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¿Cómo se hizo rico uno de los curanderos con mayor éxito de la historia?

Uno de los curanderos de mayor éxito durante los años veinte fue un campesino llamado Valentin Zeileis, que se hizo rico y famoso en Austria gracias a una curiosa máquina «curativa». Esta consistía simplemente en un tubo de vacío que se volvía de color rosa, azul y violeta sucesivamente cuando pasaba por él una corriente eléctrica. Tales dispositivos eran utilizados habitualmente por los científicos para detectar y medir campos eléctricos, pero Zeileis usaba el tubo para «diagnosticar» y «curar» enfermedades. Pasaba el tubo «a modo de varita mágica» por encima del paciente, y los colores del cristal le mostraban misteriosamente qué órganos estaban enfermos.

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Pacientes estafados

A medida que iba creciendo la fama de Zeileis, miles de pacientes acudieron en masa al castillo que aquél había comprado en el pueblo de Gallspach. Docenas de pacientes a la vez eran conducidos a la sala de terapia. Cuando Zeileis daba la señal con la mano, la sala quedaba a oscuras, y sólo se veían las dos luces rojas que había en las fauces de una gigantesca serpiente esculpida. Luego volvía la luz. Zeileis se abalanzaba sobre los pacientes, pasando el tubo por encima de sus sudorosos cuerpos.

Zeileis cometió el error de publicar sus «hallazgos» en diversos folletos. En 1930, el profesor Lazarus de Berlín logró demostrar la inutilidad de los tratamientos «de alta frecuencia». Desenmascarado como estafador, Zeileis huyó de su castillo austríaco y nunca más se volvió a saber de él.

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