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Juegos salvajes

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Los juegos en el reino animal pueden tener diversos propósitos.

Juegos salvajes

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Ejercicio y habilidad

La evolución de las especies selecciona a los animales que viven de la manera más eficiente. Entonces, ¿por qué algunos de ellos pasan tanto tiempo jugando?

Quizás la evolución favorezca a los que juegan porque eso los ayuda a sobrevivir.

Los juegos tienen diferentes propósitos. Muchos son formas de ejercitar el cuerpo en crecimiento, pero el salto acrobático ayuda al cachorro a conocer sus límites físicos. Cuando un león acecha y ataca a un grillo, está ejercitando la coordinación de la vista y de las patas.

La caza puede ser peligrosa, y al ensayar las habilidades necesarias para llevarla a cabo (mediante el juego), los cachorros aprenden la lección sin arriesgarse a cometer errores mortales. La caza no es el único peligro al que deben enfrentarse; en ocasiones se ven amenazados por otros leones. Jugar con otros animales de la misma edad es muy importante para aprender a defenderse: es como una sesión de entrenamiento.

Juegos violentos, útiles en futuras batallas

Los cachorros del ciervo común frecuentemente practican un juego parecido a uno que juegan los niños. Un cervatillo se sube a una roca o al tronco de un árbol considerado como un «castillo» y lo defiende de los atacantes.

Las habilidades que desarrollan mediante este juego (dar cornadas y empujones) las pondrán en práctica en su vida futura, cuando los machos se peleen por las hembras.

En las pendientes de los Alpes, los cachorros del íbice se enfrentan a topetazos, como los adultos cuando se pelean de verdad. En las selvas, los monos jóvenes juegan con sus colas a defender su «castillo», trepados en el tronco de un árbol o en la cima de un hormiguero.

Para los animales jóvenes que pertenecen a una manada, quizás el aspecto más significativo del juego es su efecto en el comportamiento social. El «escalafón social» que afecta la vida de muchos animales gregarios se establece durante el juego, cuando aprenden a determinar el momento en que deben huir y el momento en que deben aprovecharse de la debilidad de los otros.

Sin el juego, un animal no puede aprender de manera efectiva a vivir como adulto, y quizás tenga dificultades para adaptarse a su «mayoría de edad». Los monos Rhesus que crecen sin compañeros de juegos se convierten en adultos agresivos y antisociales. Esto puede explicar por qué los animales gregarios son más afectos a los juegos y por qué generalmente son los jóvenes de una manada los que juegan.

Cualquiera que sea la razón para jugar, el hecho es que el juego se encuentra muy extendido entre los animales.

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