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¿Humectación o hidratación?

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¿Cuál es la diferencias de las palabras humectación e hidratación? Nuestra piel tiene memoria y los abusos en la juventud se manifiestan en la edad adulta. Conozca cuál es la diferencia y cómo hacer uso correcto de las cremas.

Sabemos que la piel se deshidrata por agentes externos como el viento, la exposición al sol, la calefacción, el aire acondicionado, el uso de detergentes, o el tabaco. Pero también, por factores intrínsecos como la carencia de vitaminas, la mala alimentación o el envejecimiento.

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Entonces, cuando uno piensa en protegerla, piensa en hidratarla, lo cual pareciera ser un sinónimo de agregarle agua. Pero ¡cuidado! No por mojarse la cara directamente con el agua de la canilla su piel va a absorberla, por el contrario, esa exposición directa provoca tirantez, sequedad y descamación. La solución se encuentra en dos procesos: la hidratación y la humectación, conceptos que muchas veces usamos indistintamente, pero que no tienen el mismo significado. 

Diferencia de hidratación y humectación 

Cuando hablamos de hidratación hacemos referencia al fenómeno natural por el cual el agua llega a la piel desde la sangre. En cambio, por humectación, entendemos el modo en que la piel retiene los aportes de agua provenientes del exterior mediante distintos preparados que contienen agua y otros elementos de origen vegetal, animal o mineral.

Por eso, las cremas humectantes funcionan formando una barrera protectora que evita que se evapore la humedad natural de los tejidos. Estas cremas son de textura ligera la cual forma una película que favorece a que la dermis absorba y conserve la humedad del medioambiente. Son ricas en vitamina E y otras sustancias capaces de retener la humedad en la superficie. 

Las cremas hidratantes no solo impiden que la piel pierda su humedad sino que además aportan la cantidad de agua necesaria para las funciones metabólicas de las células. Actúan en las capas profundas de la piel y su textura suele ser más densa. Pueden ser simples, a base de aceites vegetales y recomendadas a partir de los 20 años, o complejas, con sustancias activas como vitaminas, sales y minerales, recomendadas para después de los 30.

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