Hay muchos trastornos alimenticios que merecen la atención. Aprenda a diferenciarlos e identificar si usted o los suyos lo padecen.
Millones de personas en el mundo sufren de trastornos de alimentación. Si bien la anorexia y la bulimia son los más comunes, en los últimos años, los especialistas han hallado algunos otros que tienen fuerte relación con nuevas (malas) costumbres de alimentación y modos de vida.
En los trastornos alimenticios, tanto la comida como el peso corporal son el único foco de atención en la vida de quien los padece. Estas alteraciones afectan en mayor proporción a las mujeres (según una encuesta de la consultora D’Alessio Irol, el 90 por ciento de quienes sufren un trastorno alimentario es de sexo femenino), aunque los hombres también pueden padecerlas. Los adolescentes suelen ser las principales víctimas de estas enfermedades. Si bien no existe una causa precisa, los expertos coinciden en que hay tres aspectos a tener en cuenta a la hora de diagnosticar un trastorno alimentario: la comida en sí misma no es un problema sino que existen por detrás serias alteraciones emocionales; el tratamiento adecuado debiera ser a través de un equipo multidisciplinario; y cuanto más temprano se descubra el problema, hay mayores probabilidades de una cura permanente. Algunos detalles de estos trastornos:
1. Anorexia
Quienes la padecen son personas obsesionadas con la comida, la imagen corporal y el temor desmesurado a engordar. Se rehusan a comer, incluso ante una contundente pérdida de peso. Al consumir tan pocas calorías, no obtienen los nutrientes que el organismo necesita. Los síntomas principales son: apariencia extremadamente delgada, cansancio, mareos, desmayos, piel seca, caída de cabello, baja presión arterial, entre otros. Hay que estar atentos a ciertas señales como la eliminación de algunas comidas, permanentes excusas para no comer, desmesuradas rutinas de ejercicio, la ingesta única de alimentos muy bajos en calorías, como frutas o verduras y el uso de ropa demasiado holgada.
2. Bulimia
Se caracteriza por la ocurrencia de episodios de ingesta compulsiva de alimentos, seguidos de conductas “compensatorias” (como la de provocar un vómito), motivadas por un sentimiento de culpa y vergüenza, todo con el fin de evitar un aumento de peso. Para deshacerse de las calorías incorporadas, quien padece bulimia ingiere laxantes, diuréticos, se provoca vómitos o se ejercita excesivamente. Por lo general, entre estas comilonas intensas realizan dietas extremas y saltean comidas. Pueden tener un peso normal e incluso sobrepeso aunque poseen una imagen extremadamente negativa de su aspecto corporal y sienten que no pueden controlar su manera de comer.
3. Trastorno por atracón
Es similar a la bulimia con la diferencia de que las personas no realizan conductas compensatorias. Se presenta con mayor frecuencia en mujeres de 40 a 50 años con síntomas de depresión y en el 50 por ciento de las personas obesas. La característica de este trastorno es la ingesta excesiva y rápida de comida, sin tener hambre. Quienes la padecen sienten que su conducta alimentaria está fuera de control y se avergüenzan de ello, por lo que suelen comer a escondidas.
4. Ortorexia
Lo que puede comenzar como un cambio de hábitos hacia una manera saludable de comer puede convertirse en una obsesión. Los ortoréxicos están empecinados en tener una dieta perfecta y en alimentarse de manera saludable. Dejan de lado alimentos que ellos mismos consideran poco sanos, tanto como aquellos que contienen aditivos, colorantes, comidas preparadas, o con exceso de grasa, azúcar o sal. Esa actitud lleva a tener grandes restricciones a la hora de alimentarse y acota las actividades sociales: es gente que no va a comer a casas de amigos, familiares ni a restaurantes ya que desconocen el origen de esos alimentos y cómo han sido elaborados.
5. Síndrome del comedor nocturno
Estas personas consumen muy pocas calorías en la primera mitad del día ya que no sienten apetito, pero con el correr del día la sensación de hambre aumenta, sobre todo hacia la noche. Tienen ingestas excesivas de alimentos en la cena o después de ella, e incluso varias veces una vez que fueron a dormir. El hecho de comer grandes cantidades de alimentos, en especial hidratos de carbono, provoca que el organismo ponga todo su esfuerzo en la digestión con lo que se altera el sueño. Las personas que padecen este trastorno se caracterizan por tener un alto grado de ansiedad que tratan de canalizarlo a través de la comida.
6. Síndrome del comedor selectivo
Lo padecen personas que se alimentan durante un período mínimo de diez años sobre la base de una decena de alimentos solamente. Esto trae como consecuencia una carencia de determinados minerales, vitaminas y otros nutrientes. Generalmente, esta selección de los alimentos está relacionada con trastornos obsesivos compulsivos de la personalidad.
7. Drunkorexia
Este trastorno se presenta con mayor frecuencia en mujeres jóvenes que, con el objetivo de mantenerse delgadas, casi no consumen alimentos en el día ahorrándose las calorías para poder beber alcohol.
8. Permarexia
Son personas que están constantemente haciendo dieta y piensan que todo lo que comen engorda. Lo más peligroso es que no acuden a un profesional sino que suelen utilizar las dietas que se publican en revistas o en Internet. Su obsesión es tal que llegan a conocer a la perfección la cantidad de calorías que aporta cada alimento.
9. Diabulimia
La padecen personas con diabetes tipo 1 que, por la obsesión a bajar de peso, saltean las inyecciones de insulina que necesitan para el buen funcionamiento de su organismo. Sin la insulina inyectada, los niveles de glucemia (azúcar en sangre) aumentan de manera tal que las células no puede tomar la glucosa necesaria y el cuerpo, en un intento por disminuir el azúcar en sangre, la elimina a través de la orina.
Por la Lic. Leticia Radavero