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7 remedios caseros para la tendinitis y la bursitis

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Tendinitis

Conozca estos remedios caseros para la tendinitis y la bursitis, que usualmente son causadas por movimientos excesivos y repetitivos.

Dos comunes y molestas inflamaciones son la bursitis y la tendinitis. La bursitis es una inflamación de los sacos (bursa) de líquido que lubrican las articulaciones; la tendinitis es una inflamación de los tendones o ligamentos.

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Cuando una articulación comienza a doler después de realizar movimientos repetitivos, esto es lo que se debe hacer antes que nada:

  • Interrumpir esa actividad.
  • Luego, envolvé la articulación con una venda elástica,
  • Mantené la articulación elevada más alta que el nivel del corazón.
  • Aparte de todo eso, el dolor avisa que se necesita un descanso de cualquier movimiento que lo haya provocado.
  • La combinación de vendaje y elevación ayudará a restringir el flujo de sangre en esa zona, lo que hará disminuir la inflamación. Si lo que molesta es el codo, mantenelo en un cabestrillo alto, o sentate en una silla baja con el codo apoyado sobre la mesa. Si el tratamiento es para la rodilla, recostate de espaldas con la rodilla levantada con almohadas.
  • Los médicos usualmente recomiendan un analgésico antiinflamatorio, como el ibuprofeno.

1. Remedios caseros para la tendinitis

Tratá el problema fríamente. El hielo sobre la articula­ción dolorida disminuye el dolor y la inflamación. Envolvé un pack de hielo en una toalla y aplicalo de 10 a 20 minu­tos, cada cuatro horas. Si no, congelá un vaso con agua, y cuando esté hecho hielo, frotá donde duele. Repetí tres o cuatro veces por día, manteniendo de 2 a 5 minutos cada vez.

Luego, alterná frío y calor. Al cabo de unos tres días de tratamiento con hielo, o cuando la articulación ya no se sienta caliente al tacto, comenzá a alternar frío con calor. El calor aumenta la circulación de sangre en el área lesionada, contribuyendo a que sane más rápido. Usá una bolsa de gel calentable en el microondas o una almohadilla eléctrica; si no, colocá 2 ó 3 tazas de arroz dentro de una media de algodón, cerrala y calentala en el microondas de 60 a 90 segundos. El arroz se amoldará a la rodilla o al tobillo.

2. Tomá un cóctel de vitaminas, minerales y omega-3

En conjunto, estos nutrientes esenciales reducen la inflamación y ayudan a curar el tejido conjuntivo y los músculos lesiona­dos. Tomá este combo a diario, al menos por dos semanas: vitamina A 15.000 U.I. diariamente; vitamina C 500 mg dos veces por día, vitamina E 400 mg diariamente, calcio 1.500 mg diariamente, magnesio 750 mg diariamente, aceite de pescado 1.500 mg diariamente.

3. Probá una bebida de cerezas

El jugo de cerezas ácidas es un remedio tradicional para la artritis que algunos exper­tos en medicina natural también recomiendan para bursitis y tendinitis. Suena lógico, porque las cerezas son ricas en antioxidantes que alivian la inflamación. Pero aparte de algu­nos estudios hechos sobre ratones, no hay evidencia científica que respalde la idea. Probá beber dos vasos de 240 ml por día hasta que el dolor desaparezca. Asegurate de que el jugo que compres no contenga azúcar agregada ni otros ingredien­tes, y tené en cuenta las calorías si tratás de controlar tu peso.

4. Tomá algo de jengibre

El jengibre contiene cantidades de compuestos poderosos que alivian el dolor y disminuyen la inflamación. Disfrutá de una taza de té de jengibre fuerte, tres veces por día, si te estás recuperando de bursitis o tendi­nitis. Prepará el té con saquitos de raíz de jengibre pura y usá dos por cada taza con agua hirviendo. Dejá reposar, tapado, 10 minutos antes de tomarlo. ¿No tenés saquitos de jengibre? Cortá en rebanadas tres trozos de raíz de jengibre fresca del tamaño de una moneda y dejá infusionar en 1 taza con agua de 10 a 15 minutos, o agregá una cucharadita de jengibre en polvo a una taza con agua hir­viendo, tapá y dejá reposar 10 minutos. Colá antes de tomar.

5. O también aplicate el jengibre

Los poderes anal­gésicos del jengibre también se pueden aprovechar con una compresa para ayudar a aliviar el dolor desde afuera hacia adentro. Picá dos cucharadas de jengibre fresco, sumergilos en 3 tazas con agua hirviendo y dejá reposar durante 20 minutos. Embebé un paño con esta infusión tibia y estru­jalo; asegurate de que no esté demasiado caliente al tacto. Colocá el paño doblado sobre la articulación dolorida durante 5 minutos. Repetí tres o cuatro veces por día. Si notás irritación, suspendé su uso.

6. Probá el Tiger Balm (bálsamo del tigre)

Este ungüento con mentol que podés encontrar en tiendas chinas y especializadas es un elemento habitual en la alacena de muchos hogares chinos y se usa para calmar el dolor. Frotalo sobre la zona lastimada una o dos veces por día, pero antes probá en un sector reducido de la piel. Esta sustancia es muy fuerte y algunas personas sensibles desarrollan una erupción si se usa a menudo.

7. Hacete fanático del curry

La cúrcuma, esa especia india que es un ingrediente clave para el curry y la mostaza americana, contiene varios compuestos antioxidantes y anti­inflamatorios potentes. El más conocido y del que más se ha investigado es la curcumina. Este pigmento que le da a la cúrcuma su color amarillo intenso inhibe la síntesis de las prostaglandinas, unas sustancias del organismo similares a una hormona que participan en la transmisión de las señales de dolor. Los investigadores de la cúrcuma sugieren agregar aproximadamente una cucharadita, que tiene un penetrante sabor cítrico, a las comidas; por ejemplo: huevos revueltos, arroz, quesos, pan de carne y otros platos sustanciosos. Dado que es necesario usar la cúrcuma con regularidad para aprovechar sus beneficios, también podés probar suplementos de curcumina, que se consiguen en dieté­ticas. Tomá 350 mg del extracto estandarizado dos veces por día para lograr los mejores resultados.

¿Cuándo consultar al médico?

Si el dolor persiste o empeora después de tres o cuatro días, o si interfiere con las actividades diarias, debés visitar al médico. Y  procurá atención rápidamente si la articulación se calienta, se enrojece o se siente floja. Estos son signos de bursitis séptica, un tipo de infección que se podría extender por todo el organismo.

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