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¿Una colonia perdida? 1 parte de 3

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Duró menos de 3 años, pero dejó algunas pistas fascinantes.

Una colonia británica de 100 hombres, mujeres y niños que sir Walter Raleigh fundó en 1587 en una isla a la entrada de la sonda Albemarle, en Carolina del Norte, desapareció en menos de tres años, dejando apenas pistas fascinantes.

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Cuando el buque corsario inglés Hopewell se acercó a la isla Roanoke el 17 de agosto de 1590, el capitán Abraham Cocke disparó un cañón para anunciar su llegada y la del gobernador John White. Tres años antes, en representación de sir Walter Raleigh, comisionado real de la reina Isabel I, White estableció la que sería la primera colonia inglesa permanente en la costa este de Norteamérica. Dejando a los colonos en Roanoke, el gobernador navegó a Inglaterra el 28 de agosto, en busca de provisiones que la población necesitaba urgentemente.

Pero a White le tomó tres años volver y tal vez pensó que su retorno sería recibido gozosamente por ansiosos colonos. Los pasajeros del Hopewell vieron una columna de humo elevándose de la isla y supusieron que provenía de un fuego mantenido por los colonos de Roanoke. Los marineros que llevaron a remo a White a la isla gritaron, cantaron y tocaron trompetas para atraer la atención de aquellos que dejaron en 1587. Atracando en la punta norte de la isla, encontraron desierto el asentamiento. El humo provenía de un incendio natural.

Desembarco equivocado

En el verano de 1585 se había hecho un intento frustrado de fundar una colonia en Roanoke, bajo el mando de sir Richard Grenville, primo de Raleigh. Dejando más de 100 hombres en la isla, Grenville partió a Inglaterra a fines de agosto, prometiendo volver en la Pascua de 1586. Los colonos, bajo el mando del gobernador Ralph Lane y siendo John White el artista y cartógrafo de la expedición, exploraron la región en busca de minerales. Pero poco después se enfrentaron a los indios locales y la comida escaseó. Impacientes por la tardanza de Grenville, los colonos aprovecharon la oportunidad de volver a Inglaterra con sir Francis Drake, quien recaló inesperadamente en la isla en junio de 1586, luego de incautar inapreciables botines a las colonias españolas del sur. Dos semanas después, demasiado tarde, Grenville llegó con provisiones y 15 colonos más. Dejó a estos hombres en Roanoke para defender la posición hasta que llegaran refuerzos desde Inglaterra.

Los refuerzos fueron comandados por John White, nombrado gobernador de una nueva colonia que se fundaría en la bahía Chesapeake. El 26 de abril de 1587 White zarpó de Portsmouth, Inglaterra, con 117 colonos, que incluían mujeres y niños, en tres barcos. Uno de los pasajeros era Elinor, hija del gobernador, embarazada y casada con un colono llamado Ananias Dare. La expedición llegó a Roanoke el 22 de julio, donde White pensaba buscar a los 15 hombres que quedaron desde el año anterior antes de continuar al norte para fundar la colonia en la bahía Chesapeake.

La llegada a Roanoke fue sombría. De los 15 hombres, sólo quedaban los huesos de uno. El fuerte estaba arrasado, pero algunas casas, infestadas de hierba y alimañas, estaban en pie. White estaba ansioso por partir inmediatamente, pero fue impedido por el navegante de la expedición, un piloto portugués llamado Simón Fernández. Ambos ya se habían enfrentado durante la travesía de tres meses, y ahora Fernández anunciaba abruptamente que dejaría a los colonos en Roanoke y regresaría a Inglaterra en el más grande de los tres barcos.

Ya era una temporada tardía del año para sembrar grano y los colonos tendrían que depender de la generosidad de los indios locales. Pero ellos también se fueron de Roanoke tierra adentro, escandalizados por la actitud de los ingleses que llegaron antes. Así, White tuvo que dejar uno de los dos barcos restantes a los colonos y regresar a Inglaterra para traer provisiones. Se suponía que los colonos navegarían hacia Chesapeake en barco, dejando un grupo de 25 hombres en Roanoke para dirigir a White hacia el nuevo asentamiento a su regreso.

Antes de zarpar, White tuvo motivo para celebrar: su hija dio a luz el 18 de agosto a una niña a quien llamó Virginia. Era la primera niña europea nacida en Norteamérica fuera de las colonias españolas: su nombre era el de la colonia y el de la reina virgen Isabel I.

Leé la segunda parte de la historia haciendo

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