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Jubilados felices y saludables: este es el secreto

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Jubilados no retirados. Millones de adultos mayores están volviendo a trabajar y, gracias a eso, llevan vidas más felices y saludables.

Todos los lunes por la mañana el doctor Dominique Hérault, médico clínico jubilado, parte de su casa en el noroeste de Francia y maneja 40 kilómetros hasta su trabajo en un centro de salud poco común. El personal de este centro médico, montado en respuesta a la falta de médicos locales, se compone únicamente de galenos ya jubilados y estudiantes de medicina.

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En muchas partes del mundo, las personas que alcanzan la edad jubilatoria obtienen su pensión y luego buscan un trabajo. Por ejemplo, en Europa, según la Encuesta para Fuerza Laboral, de los 200 millones de europeos que trabajaban en 2019 más de cinco millones tenían mas de 65 años, lo que marcó un aumento del 82 por ciento en un período de 15 años.

Los motivos que llevan a las personas a sumarse a las filas de los denominados “jubilados no retirados” varían, aunque apenas un quinto de los trabajadores mayores de 65 años aceptan empleos exclusivamente por necesidad financiera, según datos provistos por Eurofound, Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (aunque es un fenómeno que se presenta más en países desarrollados). La mayoría lo hace porque ama su trabajo: estadísticas de la Unión Europea muestran que el 93 por ciento de los asalariados de 65 a 74 años son felices en sus empleos.

Esta vuelta a formar parte de la fuerza laboral también mantiene felices a los economistas. “Mayor nivel de empleo entre las personas en etapa posjubilatoria estimula la economía y es bueno para todos siempre que deseen trabajar”, comenta Hans Dubois, gerente de investigaciones de Eurofound. Si bien es posible que las distintas generaciones compitan a veces por determinados trabajos, Dubois señala que los empleos de medio tiempo y ciertos puestos, como aquellos que involucran servicios de orientación y asesoramiento, son más adecuados para trabajadores de mayor edad. 

También existen claros beneficios para la salud mental y física cuando personas de esta edad buscan mantenerse ocupadas. Investigaciones basadas en los datos permanentes provistos por la Encuesta sobre Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE) muestran que este grupo de personas registran mejor movilidad, se sienten más saludables y mantienen una mejor calidad de vida que sus pares jubilados. Además, presentan menos señales de depresión y su memoria es más aguda.

Aquí las historias de cuatro personas que optaron por esta alternativa de vida y que no miran atrás.

Ljuba Medak, 69
PIRÁN, ESLOVENIA 

De pie al frente de la clase, Ljuba Medak pide a sus alumnos que abran sus atlas y busquen la sección sobre Noruega. “¿Dónde son mejor pagos los trabajadores, en el norte o en el sur del país?”, pregunta al grupo.

Esta no es una escuela cualquiera y Medak tampoco es una docente común. Su clase se compone de estudiantes curiosos, miembros de la sucursal en Koper, Eslovenia, de la Universidad de la Tercera Edad (U3A), una red internacional de organizaciones donde las personas mayores pueden aprender por puro entretenimiento. Medak admite que el mejor día de su carrera fue en 2014, cuando se jubiló de la escuela en la que enseñaba geografía. ¿Por qué, entonces, regresó a las aulas apenas una semana después? “Me encanta compartir mis conocimientos y mi entusiasmo”, dice.

Ella trabaja medio tiempo algunas horas al mes. Ya no más preparar a jóvenes de 18 años para exámenes estresantes, redactar evaluaciones o responder ante el Ministerio de Educación de Eslovenia. “Soy mucho más libre”, confiesa. Medak había tenido a su cargo algunas clases de U3A antes de jubilarse que habían atraído a una gran cantidad de estudiantes entusiastas y entonces decidió seguir. Puede trabajar un máximo de 720 horas al año sin poner en riesgo su pensión.

La misión de Medak es abrir los ojos a las personas, cualquiera sea su edad, al mundo que las rodea. “Nadie necesita más datos”, dice. “Lo que se necesitan son explicaciones. Las personas deben pensar acerca de las cosas que ven”.

Llevar a sus alumnos a excursiones y paseos le da la oportunidad de hacer precisamente eso. Las últimas salidas incluyeron visitas al instituto geológico en la capital Ljubljana para aprender sobre fracking y a cuevas de piedra caliza de las que brotan puentes y cascadas naturales.

Aceptar un trabajo después de jubilarse es poco común en Eslovenia, donde es posible acceder a una pensión a los 60 años si registra 40 años de servicio. Solo el 6,6 por ciento de los eslovenos de 65 a 69 años trabajan, en comparación con un promedio del 13 por ciento registrado en la UE.

A Medak le gusta encontrarse con amigos para compartir un café o jugar boules o cartas, pero trabajar le ofrece algo diferente. “Cuando eres más grande puedes volverte menos tolerante”, agrega. “Hay un refrán que dice: ‘Estar solo en casa, siempre es estar en buena compañía’. Creo que debemos evitar esa manera de pensar”.

Dr. Dominique Hérault, 71
SAINT-SATURNIN-DU-LI-MET, FRANCIA

El doctor Dominique Hérault cerró las puertas de su consultorio por última vez en abril de 2016 luego de 37 años de carrera como médico clínico. Ocho meses más tarde, se contactó con un amigo que presidía la Orden de Médicos de Francia en el departamento de Mayenne donde él vivía y se enteró de que cientos de pacientes de la ciudad cercana de Laval no contaban con médicos clínicos. ¿Hérault estaría dispuesto a estar al frente de un nuevo centro de salud en aquel lugar, compuesto por médicos jubilados y estudiantes de medicina?

A pesar de que disfrutaba de su reciente libertad, dice: “Pensé, ¿por qué no? Esto me dio la oportunidad de volver a trabajar, algo que me encanta hacer”. Si bien la edad legal para jubilarse en Francia es actualmente 62 años, Hérault encontró una gran cantidad de médicos jubilados en el área que se mostraron interesados en unirse a esta iniciativa. “En primer lugar, ¡a todos nos apasiona la medicina!”, dice. “En segundo lugar, podemos ser útiles. Y, por último, de esta manera podemos complementar la pensión que recibimos”. Según datos del Consejo Nacional de la Orden de Médicos de Francia, la cantidad de médicos jubilados que aún practican la medicina aumentó un 226 por ciento entre 2010 y 2020.

El Centro Médico Henri Dunant en Laval abrió sus puertas en junio de 2017. El equipo se compone de médicos clínicos jubilados que trabajan cuatro días al mes y cuatro residentes que asisten una vez a la semana. En total, los médicos del centro atienden a unos 4.000 pacientes. Hérault realiza en forma regular 30 consultas en el transcurso de una jornada laboral de diez horas. A pesar del ritmo algo extenuante, insiste en que “un día a la semana no le resulta cansador”. Aún le queda mucho tiempo disponible para dedicarse a tareas de jardinería, jugar golf, y pasar tiempo con sus siete nietos.

Los residentes recurren a los médicos más grandes para pedir consejo y ante casos complejos realizan consultas conjuntas. Los profesionales experimentados enseñan a los aprendices a examinar de manera adecuada a los pacientes y los estudiantes ayudan a sus colegas mayores a mantenerse actualizados. Hérault ve su trabajo como una situación beneficiosa para todas las partes en muchos niveles. “Trabajar con gente joven resulta energizante”, dice. “Estoy haciendo algo que es bueno para mi mente y mi cuerpo y estoy aportando valor a la sociedad”.

Hérault planea continuar durante otros dos o tres años hasta que una cantidad suficiente de médicos clínicos nuevos terminen su entrenamiento. Por lo pronto, sus pacientes están muy agradecidos de poder contar con un médico, cualquiera sea su edad.

Francine Pirlot, 67

LILLOIS-WITTERZEE, BÉLGICA

Esta mañana, al igual que la mayoría de las mañanas, Francine Pirlot se encuentra sentada frente a su máquina de coser. Rodeada de rollos de telas y mirando por encima de sus anteojos de lectura, está ocupada cosiendo cortinas para una embajada en Bruselas. Esta pequeña empresaria pasa unas 50 horas semanales en su taller.

“Me encanta trabajar con telas”, dice. “Es un trabajo creativo. Comienzas con un trozo de material desabrido y lo conviertes en algo hermoso. Cuando ves las fotos en la casa de un cliente piensas: ‘Qué lindo se ve’. Me siento orgullosa de mis creaciones”.

Desde que Pirlot comenzó con esta tarea 30 años atrás, la costura ha sido siempre parte fundamental de su sustento y no lo hubiera logrado de otro modo. Cuando sus hijos eran pequeños, le permitió mantener con más soltura a su familia luego del divorcio. Hoy, debe afrontar el alquiler de la casa y otras cuentas, y además le encanta mimar a sus hijos y nietos y darles algunos gustos. Trabajar la ayuda a complementar la pensión estatal 

“Tengo un buen pasar”, dice. Y tiene flexibilidad. Al igual que casi el 42 por ciento de los trabajadores europeos de 65 a 74 años, Francine trabaja por su cuenta; si quiere dedicar tiempo a ver a su familia, ir al cine o tomarse unas vacaciones, puede hacerlo.

Pirlot comparte su espacio de trabajo con una decoradora de interiores y amiga 20 años más joven. Los clientes que llegan a su negocio, La Maison de Florence Côté Déco, a veces piensan que son madre e hija. Sus dos gatos duermen en la vidriera y se han convertido en celebridades locales con fanáticos fieles. (Un mensaje de muestra publicado en la página de Facebook del negocio: “Esa silla de mimbre no parece muy cómoda para los gatitos. Recomiendo poner un almohadón para que puedan recostarse encima”.)

Quedarse en casa sentada con ropa cómoda y sin hacer nada no es opción para Pirlot. “Trabajar es mucho mejor para mi salud mental”, afirma. “Todos los días me visto y me arreglo por respeto a mis clientes. Siempre es necesario tener metas”.

Derek Myers, 71
BUDE, REINO UNIDO

Cinco años atrás, en la conferencia anual de ventas de la empresa de equipos de seguridad electrónica en la que había trabajado por dos décadas, Derek Myers estaba a punto de anunciar que se jubilaría. Luego su socio comercial lo miró y le dijo: “Tenemos más trabajo para ti. ¡No vas a jubilarte, así que no lo anuncies! Necesitamos tus conocimientos”.

Al principio Myers quedó pasmado. Con su esposa Christine ya se había mudado de Londres a la ciudad costera de Bude para estar más cerca de sus hijos y nietos. Pero rápidamente abrazó la idea de trabajar medio tiempo desde su casa y solo realizar cada tanto algún viaje de negocios. Como director de tiempo completo, en algunas ocasiones pasaba meses en el exterior instalando equipos y entrenando personas para usarlos. “Viajar realmente te quita mucha energía”, recuerda. “He experimentado trombosis venosa profunda en dos oportunidades por volar”.

Ahora Myers trabaja “un poco cada día” desde su oficina en casa, pero también tiene espacio para sacar a pasear a sus perros y manejar un club local de fotografía con un amigo. Vive mucho menos estresado. “Cuando siento que el trabajo se vuelve demasiado demandante, voy a dar un paseo por la costa o el bosque. Puedo tomar distancia”.

En una visita reciente a la oficina ubicada a unos 240 kilómetros, se encontró con el presidente de la empresa, un hombre de 90 años. “Sigo viniendo para mantener mi mente en marcha”, le dijo el anciano a Myers mientras tomaban un café. El respeto por la edad y la experiencia es parte de la cultura de la empresa. Los clientes del exterior, especialmente aquellos en el Medio Oriente y en África, realmente valoran el aporte de Myers en este punto de su carrera. “Te escuchan mucho más que los empleados más jóvenes”, dice. “Es muy gratificante”.

Myers es parte de una tendencia en aumento. Según datos de Rest Less, un centro de información digital del Reino Unido para personas mayores de 50 años, la cantidad de trabajadores mayores de 70 en este país se ha incrementado de unos 256 000 en 2010 a más de 480 000 en 2020, un aumento del 88 por ciento. Un cuarto de los británicos jubilados han vuelto a unirse a la fuerza de trabajo, de acuerdo con los resultados de un estudio realizado en 2017. Y la edad promedio de los trabajadores probablemente continúe subiendo en Gran Bretaña, ya que la edad oficial de jubilación se elevaría a 67 en los próximos años, a la par con Alemania, Italia y Holanda.

Myers, decidido defensor de la figura del “jubilado no retirado”, planea continuar trabajando hasta los 75. “Muchas personas no quieren trabajar o no pueden por cuestiones de salud”, afirma. “Eso está muy bien. Pero aquellos que sí quieren trabajar aún pueden aportar mucho”.

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