La explosión del teatro de humor y el stand up en Argentina, conocé su historia y su actualidad.
¿Cuándo surge en nuestro país el boom del stand up?
Es un fenómeno notable. Lo último en el espectáculo. Crece de modo geométrico en salas grandes y en sótanos. Sólo hace falta un micrófono, un guión sólido y una cierta base técnica. Es el monólogo cómico. Lo llaman stand up comedy y cada vez tiene más público. Y mucha gente estudiándolo. Algunos quieren ser célebres y para otros es terapéutico. Ríen los porteños jóvenes. De eso se trata esta crónica.
Sólo en el Paseo La Plaza, de la calle Corrientes al 1600, hay más shows de stand up que palabras esdrújulas en el párrafo anterior. Esta forma de hacer humor que ahora explota en el centro de Buenos Aires, alcanzó casi la perfección en los clubes de comedia de los Estados Unidos. Por sus escenarios pasó gente como Bob Hope, Dick Van Dyke, Billy Crystal, Robin Williams, Roseanne Barr, Jim Carrey y Ben Stiller, unos pocos mencionados de una lista interminable.
La estructura de este tipo de espectáculo es siempre más o menos la misma: sobre un escenario pelado, un presentador o maestro de ceremonias (en los Estados Unidos se los llama MC) saluda al público, cuenta algunos chistes, presenta a un comediante y sale de escena; el comediante desarrolla un monólogo generalmente sobre sí mismo y en torno a cuatro consignas clásicas: “Me molesta”, “No entiendo”, “Me pregunto”, “Odio”. Cuando termina vuelve a subir el MC, cuenta algunos chistes, presenta al comediante siguiente, y así hasta el final del show. Comúnmente los comediantes son cuatro, incluyendo al presentador.
En los años 90, el stand up obtuvo la atención del mundo entero a través de la sitcom escrita y protagonizada por Jerry Seinfeld, que llevaba por título el apellido del comediante. Su influencia sigue intacta: cada vez que en Buenos Aires un comediante pretende hablar mal de un colega —con el grabador apagado, por supuesto—, lo acusa de robarle chistes al maestro norteamericano.
Martín Rocco, Alejandro Angelini, Natalia Carulias, Diego Wainstein, Hugo Fili y algún otro son los nombres centrales de la movida: con ellos empezó todo. Además de intercambiarse información, videos, libros, pusieron los primeros espectáculos en escenarios under y tomaron una decisión estratégica. Como dice el propio Rocco: “Nos largamos todos a enseñar, para que se pusiera de moda, y lo conseguimos. Usamos la denominación stand up, la que se usa en los Estados Unidos para los comediantes contemporáneos que trabajan en bares, pero la verdad es que el género tiene grandes precursores en la Argentina: Pepe Arias, Antonio Gasalla, Enrique Pinti, incluso Dady Brieva es un gran monologuista aunque no llame stand up a su trabajo”
“La Argentina es un país de grandes humoristas y por eso era lógico que prendiera el stand up”, reafirma.
Rocco dio clases durante cuatro años en el Centro Cultural Ricardo Rojas: formó alrededor de 300 alumnos, de los cuales unos 20 están trabajando en estos momentos; armó varios de los primeros shows en la materia y actualmente es uno de los protagonistas de Cómico 4, el más popular de los espectáculos en cartel, que llena tres funciones todos los fines de semana en la sala Pablo Picasso, con capacidad para 500 personas.
Mientras conversamos en un bar, una persona se acerca y nos pide 20 dólares (74 pesos en moneda argentina, al cierre de esta edición). Ni más ni menos. Este es exactamente el tipo de situaciones tragicómicas que nutren este género. Rocco sonríe. Antes del éxito actual, trabajó cinco años “a la gorra”, es decir con contribución voluntaria. Fue una inversión perfecta: le dio a la vez entrenamiento y prestigio. Ahora su situación no da como para regalarle 20 dólares a cada uno que se lo pida, pero le va bastante bien.
En abril de este año salió el primer número de la revista Stand up Magazine, cuyo título de portada es, justamente, La explosión del Stand Up en Buenos Aires. La grilla de espectáculos de la revista impresiona: “Stand Up VIP”, “Stand Up for ever”, “Noche de Stand Up en Cava 71”, “Muerte Rea y La Controversia”, “Varieté”, “Varia2”, “Cómico Stand Up 4”, “ Fabuloso Varieté”, “Agraciados”, “Bla bla bla”, “Señales de Humor”, “Los monolocos en malla”, “Únicamente Stand Up”, “La Lección de Stand Up”, “Quereme Así”, “Miss Matriz”, “Los Ñaca Ñaca”, “Risas Angelicales”, “Críticos”, y muchos títulos más.
Manuela, la editora de la revista, también es comediante: cuando la actual edición de Selecciones esté en la calle habrá estrenado “Que no se rían”, el espectáculo que la incluye, y que comparte con Ignacio, un humorista ciego que se hace llamar “el Stevie Wonder del humor”. Todavía no terminó de elaborar su monólogo, pero ella ya sabe que hablará. “De mi soltería, del ginecólogo, del dentista, de la experiencia de conquista hombre-mujer en una discoteca, esos comportamientos tan instintivos y tan animales que te hacen sentir en un documental de Animal Planet”.
Será entonces que siempre el tema versa sobre lo mismo, «…esos comportamientos tan instintivos», pero que cada uno cuenta desde su individualidad y su experiencia.