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Los abrazos y el afecto físico: daños psicológicos tras la pandemia por COVID 19

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El beneficio de los abrazos. La crisis del Covid-19 nos recordó que no solo deseamos abrazos y otros contactos físicos amistosos, se trata de una necesidad.

Siendo enfermera, Janae Hixson, de 32 años, sabe un par de cosas acerca del estrés causado por la pandemia, sobre todo porque trabaja en un hospital de Denver, Estados Unidos, combatiendo directamente el virus que la produjo. Aparte de la gran cantidad de evidencia respecto a los estragos sufridos por el personal de salud, Hixson agrega otro: la mínima interacción humana prevaleciente en el ámbito laboral (donde tiene que llevar puesto el equipo de protección individual durante todo el día), además de la falta de abrazos y muestras de cariño físico en casa, donde también debe tomar precauciones.

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“Siempre me baño y me cambio de ropa antes de acercarme a mis hijos, quienes ya conocen la rutina. Mi hija salta de arriba abajo diciendo: ‘¡Mami, traes bichos del hospital! ¡Date un baño para que pueda abrazarte!’”, cuenta. La enfermera lo hace de inmediato para poder acercarse a su familia. “No hay nada mejor que abrazar y mimar a mi esposo e hijos después de un duro día de trabajo. Acurrucarme con ellos en el sofá me hace sentir más feliz y tranquila como por arte de magia”.

Ante las precauciones que se deben tomar para evitar contagios de Covid-19, muchos de nosotros llegamos a formar parte de una epidemia secundaria: personas que en verdad necesitan un abrazo. Más de la mitad de los 40.000 individuos que participaron en un estudio llamado The Touch Test, realizado por la BBC en 112 países en colaboración con Wellcome Collection, dijeron no tener suficiente interacción física: sentir una mano sobre su hombro, un ligero toque empático o un largo abrazo. Y estos resultados provienen de un tiempo previo a la actual pandemia. Para abril de 2020, cuando el aislamiento producido por el coronavirus entraba en vigor, esta cifra aumentó hasta 60 por ciento, de acuerdo con un estudio publicado en los Medical Research Archives de la Sociedad Europea de Medicina. Tales datos no diferían si las personas vivían solas o acompañadas. Los profesionales de la salud le dieron un nombre a esta condición que tanto afecta a la sociedad: touch starvation, que se puede traducir como “hambre o sed de contacto físico”.

Desde luego que eso de los abrazos y los cariños no es para todo el mundo. Existen personas que se sienten incómodas cuando otras las tocan, aunque cerca del 90 por ciento de quienes participaron en The Touch Test, dijeron que les gustaba que sus parejas tuvieran muestras de afecto físicas; no obstante, 79 por ciento comentó que le agradaba la interacción de este tipo con amigos. Parecería algo simple y trivial, pero ese instinto que nos lleva a desear el toque de otro ser humano es más poderoso de lo que la mayoría de nosotros pensamos.

“Nacimos para abrazar y ser abrazados, y es algo que en realidad nunca dejamos atrás”, refiere el doctor James Córdova, profesor de psicología y psicólogo clínico, quien dirige el Centro de Investigación para Parejas y Familias en la Universidad Clark, en Worcester, Massachusetts. “Honestamente creo que los abrazos deberían ser considerados entre las prescripciones fundamentales para el desarrollo humano”, considera el especialista.

El término “hambre de contacto” puede sonar muy raro en un sentido literal, pero la idea tiene su sustento en la biología aplicada. Todo comienza con las hormonas. “Los abrazos incrementan los niveles de oxitocina, hormona de la vinculación, y disminuyen los niveles de cortisol, una de las hormonas del estrés”, afirma Lina Velikova, doctora en medicina, inmunóloga, investigadora y profesora auxiliar en la Universidad de Sofía, en Bulgaria. Esas mismas hormonas pueden afectar el sistema cardiovascular, la calidad de sueño e incluso la salud mental.

“Acurrucarse con alguien activa nuestro sistema nervioso simpático, lo que trae consigo una sensación de paz y tranquilidad, además de que calma la ansiedad y la tristeza”, asegura Córdova. A menudo, la presión sanguínea está ligada al estrés, así que cualquier cosa que reduzca esto último puede ayudar a que descienda. Asimismo, la oxitocina tiene un efecto protector para el corazón.

Tocar y ser tocado por otros también es parte esencial de la comunicación humana, según la doctora Sabrina Romanoff, psicóloga clínica en el Hospital Lenox Hill en la Ciudad de Nueva York. “Parte del poder que tiene el contacto físico proviene del hecho de que no involucra el lenguaje hablado”, asegura. “Por lo general, es más difícil fingir el lenguaje corporal. El acto de abrazar comunica, de manera implícita, confianza y seguridad en formas que no se pueden expresar con palabras”.

La mayoría de nosotros no estamos conscientes del poder que tiene el toque de un ser humano. Sin embargo, sus efectos positivos son considerables. Las personas que recibían abrazos con mayor regularidad fueron menos propensas a enfermar cuando se les exponía al virus causante del resfrío, a diferencia de quienes no recibían afecto físico, de acuerdo con una investigación publicada en la revista Psychological Science. El acto de acurrucarse con alguien puede incluso reducir el dolor. Tomar la mano de un ser amado para obtener una sensación de bienestar es una reacción natural. En un estudio publicado en 2018 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences se descubrió que este simple acto puede ayudar a disminuir varios tipos de malestares, en especial si la persona que se toca es alguien cercano a uno. “Hasta el menor contacto físico puede resultar beneficioso para ambos individuos”, afirma Romanoff.

Los fanáticos de este tipo de muestras de cariño también duermen mejor. Más del 60 por ciento de quienes respondieron a la encuesta realizada para The Touch Test afirmó que un abrazo de su pareja antes de dormir tenía un efecto positivo en la calidad de su descanso. El aumento en la producción de oxitocina contribuye a reducir los impulsos de luchar o huir, que son la base del estrés, lo cual ayuda a que uno pueda conciliar el sueño más rápido, sugiere la doctora Velikova. También influye de manera favorable en la digestión, lo que resulta en una noche mucho más reparadora para el organismo.

Maneras de abrazarse

No todos los abrazos son iguales, ni tampoco existe una forma correcta y única para llevar a cabo esta acción. Puede ser que su pareja y usted solamente estén acostados en la cama, teniendo cualquier tipo de demostración afectuosa por medio de manos, brazos o piernas, comenta Romanoff. Si no se sienten cómodos con una forma, pueden intentar con
otras variantes.

Darle un masaje en los pies a la pareja, rascarle la cabeza, acariciarle la espalda, recargarse en su pecho, sentarse en su regazo o acomodarse juntos en el sillón mientras sus piernas se tocan, son maneras igual de buenas para demostrar amor.

Y para quienes no están del todo cómodos con el contacto y no tienen la costumbre de dar o recibir estas acciones, es importante ir despacio, tanto en cantidad como en calidad. Dese tiempo para averiguar lo que le gusta en realidad, lo que le agrada a su pareja y lo que sus amigos y seres queridos disfrutan. “Aprenda a hablar su mismo lenguaje respecto al afecto físico”, recomienda Romanoff.

No se enfoque solo en acurrucarse con su pareja; a los niños también les gusta que los mimen, y los mimos hechos de manera apropiada entre padres e hijos son algo esencial para su desarrollo, les enseña cuáles son los límites físicos y les ayuda a formar vínculos
afectivos estrechos.

“Es necesario que los padres abracen a sus hijos”, afirma la doctora Velikova. “Incluso acariciar suavemente sus manos o su frente puede hacer maravillas, y mientras lo hace puede decir alguna palabra cariñosa para aumentar la sensación de seguridad y ternura en el niño”.

También puede recurrir a otros seres vivos para cubrir su necesidad de contacto, ya que los animales de compañía también son excelentes para dar y recibir amor. Una buena razón para que exista la terapia con otras especies, pues acariciar y brindar afecto a estas criaturas contribuye a que nos sintamos mejor. Esto es de especial importancia para quienes no tienen un compañero humano cerca con quien tener estas atenciones. 

Hixson dio a luz a principios de la pandemia, lo que añadió más tensión, responsabilidades y preocupación a la ya de por sí estresante situación actual. Pero el miembro más pequeño de la familia ha sido una bendición para todos, en parte por su constante necesidad de abrazos y mimos. “Abrazar a un bebé es la mejor medicina”, afirma la enfermera. 

Los abrazos y el afecto físico: daños psicológicos tras la pandemia por COVID 19

Encontrando nuevas maneras de abrazarse

No todos los abrazos son iguales, ni tampoco existe una forma correcta y única para llevar a cabo esta acción. Puede ser que su pareja y usted solamente estén acostados en la cama, teniendo cualquier tipo de demostración afectuosa por medio de manos, brazos o piernas, comenta Romanoff. Si no se sienten cómodos con una forma, pueden intentar con otras variantes.

Darle un masaje en los pies a la pareja, rascarle la cabeza, acariciarle la espalda, recargarse en su pecho, sentarse en su regazo o acomodarse juntos en el sillón mientras sus piernas se tocan, son maneras igual de buenas para demostrar amor.

Y para quienes no están del todo cómodos con el contacto y no tienen la costumbre de dar o recibir estas acciones, es importante ir despacio, tanto en cantidad como en calidad. Dese tiempo para averiguar lo que le gusta en realidad, lo que le agrada a su pareja y lo que sus amigos y seres queridos disfrutan. “Aprenda a hablar su mismo lenguaje respecto al afecto físico”, recomienda Romanoff.

No se enfoque solo en acurrucarse con su pareja; a los niños también les gusta que los mimen, y los mimos hechos de manera apropiada entre padres e hijos son algo esencial para su desarrollo, les enseña cuáles son los límites físicos y les ayuda a formar vínculos afectivos estrechos.

“Es necesario que los padres abracen a sus hijos”, afirma la doctora Velikova. “Incluso acariciar suavemente sus manos o su frente puede hacer maravillas, y mientras lo hace puede decir alguna palabra cariñosa para aumentar la sensación de seguridad y ternura en el niño”.

También puede recurrir a otros seres vivos para cubrir su necesidad de contacto, ya que los animales de compañía también son excelentes para dar y recibir amor. Una buena razón para que exista la terapia con otras especies, pues acariciar y brindar afecto a estas criaturas contribuye a que nos sintamos mejor. Esto es de especial importancia para quienes no tienen un compañero humano cerca con quien tener estas atenciones. 

Hixson dio a luz a principios de la pandemia, lo que añadió más tensión, responsabilidades y preocupación a la ya de por sí estresante situación actual. Pero el miembro más pequeño de la familia ha sido una bendición para todos, en parte por su constante necesidad de abrazos y mimos. “Abrazar a un bebé es la mejor medicina”, afirma la enfermera. 

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