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Tu camisa favorita siempre impecable

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Una camisa lisa no pierde su vigencia a través de los años. Siempre está de moda y lo hace ver elegante. Trucos para conservarla como el primer día. 

¡Auxilio! El cuello de camisa ya no está blanco 

El cuello de la camisa suele estar expuesto a posibles manchas de grasitud del pelo y el maquillaje. Intente tratarlas con estos métodos.

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  • Utilice un cepillo de uñas para aplicar un poco de champú para pelo graso o algún otro líquido detergente. Deje actuar durante 15 minutos y, luego, lávela en una lavadora a una temperatura elevada. Para un tratamiento veloz, lave a mano solamente el cuello, enjuáguelo y friéguelo bien con una toalla gruesa para secar y plánchelo para terminar de secarlo.
  • Rocíelo con un quitamanchas, deje actuar durante 10 minutos o, tal como se sugirió, lávelo con la lavadora a una temperatura elevada.
  • Para lápiz de labios, aplique un poco de pasta dental blanca como tratamiento de prelavado o use un quitamanchas del mismo modo indicado arriba.

El arte de planchar una Camisa

Planchar cada parte de una camisa en el orden que corresponde es la clave del éxito: primero el cuello, después los puños, espalda alta, mangas, espalda media y baja, y frente.

¡Arrancamos!

1 – Utilice una plancha caliente. Planche primero el lado de afuera del cuello y, luego, el de adentro, es decir, el lado que se puede ver cuando se usa. A continuación, planche el lado de adentro y, luego, el de afuera de ambos puños. 
2 – Coloque la camisa sobre la tabla de planchar de forma tal que se pueda planchar primero un hombro y después el otro. Planche las mangas de cada lado y siga con la espalda. La camisa siempre debe estar extendida sobre el extremo de la tabla. Dé vuelta la camisa y planche el frente, primero el lado derecho y después el izquierdo. Abotónela y cuélguela en una percha con prolijidad.

El doblado perfecto, ¡lista para el cajón!

Las camisas y blusas dobladas correctamente no tendrán ni una arruga. También son fáciles de guardar en estantes o cajones. Siempre comience con una camisa o blusa bien planchada.

1 – Si la camisa tiene botones, ciérrelos y alise cualquier arruga posible. Luego, coloque la camisa con el frente hacia abajo sobre una superficie lisa con los brazos extendidos. 
2 – Pliegue el lateral izquierdo de la camisa hacia la línea central de la espalda. Luego, pliegue hacia atrás la manga de forma tal que el extremo superior se encuentre con la costura lateral de la camisa. Repita los pasos en el otro lado.
3 – Pliegue el tercio inferior de la tela y vuélvala a plegar. Dé vuelta la camisa.

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