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Cómo reducir el estrés en el trabajo

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Recurrí a estas medidas antiestrés cuando las cosas se pongan muy tensas en tu trabajo.

Fijá una hora para pensar en lo que te agobia

Cerrá la puerta de tu oficina o andá a una sala de reunión que esté vacía y pensá en tus agobios. Dividí una hoja de papel en tres columnas que digan: ¿Qué me preocupa? ¿Por qué? ¿Qué es lo peor que podría pasar? Una vez que plantees el peor escenario posible, concluirás que esa catástrofe está muy lejos de ocurrir. Esto te permitirá reanudar tu trabajo con la mente mucho más ligera.

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Organizá un archivo de vacaciones soñadas

Ese archivo puede ser un álbum físico o electrónico, y debés llenarlo con fotografías de los lugares que más deseás visitar. Cuando empieces a sentirte estresado, echá un vistazo a esas imágenes. Al hacerlo recordarás una de las razones que te impulsan a trabajar, y tendrás una vía de escape virtual.

Hacé este ejercicio cuando necesites relajarte

Colocate de pie contra una pared y deslizá la espalda hacia abajo como si fueras a sentarte en una silla. Mantené esta posición todo el tiempo que puedas sin mirar hacia abajo (no importa si solo aguantás unos cuantos segundos). Respirá profundamente —inhalá por la nariz y exhalá por la boca— y pensá en algo que te llene de paz; por ejemplo, olas que rompen suavemente en una playa, que bebés una copa de vino junto a una chimenea o el anuncio de que tu jefe se tomará unas largas vacaciones. Presioná los pies contra el suelo sin cambiar de posición, y sentí cómo el estrés abandona tu cuerpo poco a poco. Luego, levantate, sacudí brazos y piernas, y reanudá tu trabajo. Te sentirás más relajado. 

Ponete una gota de aceite de lavanda en una muñeca y aspirá el olor

El aroma a lavanda es un relajante bien conocido. Cerrá los ojos, acercá la muñeca a la nariz y respirá profundamente. Incluso podés tratar de visualizarte en un campo de plantas de lavanda, con espigas llenas de flores de color púrpura, mecidas por un viento tibio y apacible.

No seas esclavo del correo electrónico

Una encuesta aplicada por investigadores canadienses reveló que muchos empleados de oficina dedican más de una hora al día a revisar su buzón electrónico. Es mejor aplicar la regla de tres: si ya has intercambiado tres mensajes sobre el mismo tema con algún colega y aún tienes dudas, llamalo por teléfono.

Enfrentá a las personas difíciles de la oficina

Las personas “tóxicas” son molestas y nos quitan energía. ¿Tuviste un altercado con un colega? Probá la siguiente estrategia directa, honesta y pacífica. Escribile una nota que diga: “Cuando trabajo contigo me estreso porque… (decí la razón). Me molesta que… (explicalo). Me gustaría que mejorara nuestra relación en la oficina. ¿Qué sugerís que haga yo?” Aunque estés convencido de que la otra persona es quien debería cambiar, al pedirle que te haga sugerencias sobre tu comportamiento evitarás que se ponga a la defensiva. Si tu compañero es razonable al menos un poco, lo más probable es que se muestre dispuesto a que se lleven mejor y conteste: “Bueno, supongo que yo también podría modificar algunas cosas”.

Leé un poema en voz alta

La cadencia, las palabras y las imágenes reconfortarán tu alma. ¿No te gusta la poesía? Si profesás una religión, intentá leer un salmo u otro texto sagrado. Si te encanta la música, escuchá algunas de tus canciones preferidas. 

Dibujá

Te lo decimos en serio. Tomá lápiz y papel y hacé dibujos de los factores que te estresan en tu lugar de trabajo. Trazá imágenes graciosas; por ejemplo, una caricatura del “villano” de la oficina. Los libros para colorear dirigidos a adultos son otra fuente de relajación. Te permiten utilizar otra zona del cerebro y olvidarte por un rato de tus agobios, lo que resulta de gran alivio.

Cultivá amistades genuinas en el trabajo

Diversas investigaciones indican que cuando pensamos que nuestros supervisores y compañeros de trabajo se preocupan sinceramente por lo que nos sucede, nuestra presión arterial tiende a mantenerse más baja a lo largo del día, y no sube tanto en los momentos estresantes. 

Comé chocolate con menta

De vez en cuando, date el gusto de saborear una barra de chocolate (de preferencia amargo) con menta. El chocolate ayuda a disminuir el estrés; la menta aporta energía y frescura, y la pequeña cantidad de azúcar podría aligerarte el estado de ánimo.

Analizá con sinceridad si te agrada tu trabajo actual

Cuando disfrutás de lo que hacés, el estrés te afecta menos que cuando odiás tu trabajo. Si no estás a gusto con lo que hacés en la oficina, será mejor que empieces a considerar opciones. Antes de ir a la cama, dedicá media hora a poner al día tu currículum vitae, a buscar ofertas de empleo en Internet o a hacer una lista de otras empresas en las que te gustaría trabajar. Esto te ayudará a lidiar mejor con el estrés en tu empleo actual.

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