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Animales: ¿amigos o comida del hombre?

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¿Por que? los perros y los gatos se convirtieron en mascotas, pero otros animales, como los cerdos, se comen?

Durante la mayor parte de la historia, los seres humanos tuvieron una relacio?n exclusivamente depredadora hacia los animales, a los que cazaban para conseguir alimento. Mucho despue?s, quiza? 10.000 o 15.000 an?os atra?s, la relacio?n entre el hombre y ciertos animales cambio? de manera radical cuando comenzo? el proceso de domesticacio?n. Pero ¿por que? el hombre creo? un vi?nculo cercano con algunos animales y no con otros? ¿Por que? montamos caballos pero no cebras? ¿Por que? las vacas se cri?an como ganado, pero no los bisontes o los alces? ¿Y cua?l es la diferencia fundamental entre un animal que el hombre cri?a para su provecho (por su carne, cuero o leche) y uno que paso? a ser un acompan?ante o una mascota?

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El proceso de domesticacio?n

La domesticacio?n de los animales y las plantas permitio? que los humanos se establecieran y sus poblaciones crecieran. Los animales que se criaban para obtener leche y productos la?cteos eran mucho ma?s productivos que los que se mataban so?lo por la carne. En la vida del animal, el estie?rcol se podi?a usar como fertilizante, y en el caso de los bovinos y los bu?falos, su fuerza se podi?a destinar para mover arados y permitir el cultivo de una superficie mucho mayor. Los caballos, los burros y los camellos se teni?an para transportar bienes y personas; eso permitio? que los asentamientos humanos se extendieran con mayor rapidez y por un a?rea ma?s amplia. La velocidad y la agilidad de los caballos les dio a los jinetes una ventaja en la guerra por sobre los pueblos que careci?an de caballeri?a.

Pero pocos animales –en especial, los grandes– llegaron a ser dome?sticos. Tal vez el perro fue el primero, cerca del an?o 10.000 a. C., en el sudoeste de Asia, China y Ame?rica del Norte. Entre los animales criados como ganado, las cabras –resistentes, de pisada firme y omni?voras– se domesticaron en los montes Zagros del sudoeste de Asia, hace al menos 10.000 an?os. Las ovejas y los cerdos –que tambie?n se hallaban en muchos territorios, como Europa central, Italia, el norte de la India, China y el sudeste asia?tico– siguieron no mucho despue?s. Las vacas se domesticaron cerca del an?o 6000 a. C. en el sudoeste de Asia, la India y el norte de A?frica; los caballos, burros y bu?falos asia?ticos, hacia el 4000 a. C. La llama y la alpaca de Ame?rica del Sur, el camello bactriano y el dromedario, el reno, el yak, el gaur y el banteng son las otras u?nicas especies que se consideran domesticadas, y parece que el proceso de domesticacio?n de animales grandes se termino? hace ma?s de 4500 an?os.

Aunque a otros animales, como los elefantes, los leopardos y los osos, se los teni?a para caceri?as u otros propo?sitos, fueron domados, ma?s que domesticados. Histo?ricamente y tambie?n en e?pocas ma?s recientes, hubo intentos de agrupar o criar otras especies, como cebras, alces y bisontes, pero estos esfuerzos no resultaron duraderos ni econo?micamente viables. El A?frica subsahariana, con su magni?fica abundancia de vida silvestre, nunca produjo una especie nativa domesticada. ¿A que? se debe esto?

Tres factores primordiales influyen en que resulte pra?ctico o no domesticar a un animal: el costo de criar al animal, su velocidad de crecimiento y su capacidad de reproducirse en cautiverio. Un carni?voro grande, como un leo?n o un tigre, seri?a costoso debido a la carne que consume; un animal con una expectativa de vida y tiempos de desarrollo similares a los de los humanos, como el elefante, tardari?a demasiado tiempo en alcanzar la edad adulta. Y es poco probable que los animales que requieren circunstancias especiales para aparearse puedan domesticarse con e?xito. Los otros requisitos son que los animales tengan un cara?cter calmo y no violento y una estructura social o de manada con una jerarqui?a clara. Hay muchos animales que poseen una de esas caracteri?sticas, pero suelen tener tambie?n una falla grave –en el anti?lope, la tendencia al pa?nico; en la cebra, su irascibilidad– que hace imposible domesticarlos.

¿Alimento o amigo?

De todos los animales que han creado vi?nculos con los seres humanos, el perro y el cerdo comparten varias caracteri?sticas. Ambos son inteligentes y se los puede entrenar para que obedezcan o?rdenes. Se encuentran co?modos en una amplia variedad de condiciones ambientales y son omni?voros. Pero uno de ellos es considerado casi exclusivamente un animal para comer, mientras que al otro se lo come so?lo en muy pocas sociedades.

Investigaciones recientes demostraron que los cerdos fueron domesticados en varios lugares del mundo, al mismo tiempo. En todos los casos, derivaban del jabali? salvaje. Tal vez, fueron los mismos jabali?es los que dieron los primeros pasos en ese proceso. Los animales ma?s audaces se aventuraban ma?s cerca de los caseri?os para buscar comida entre las sobras que dejaban los humanos. Soli?an comportarse de una manera ma?s amigable que la mayori?a de los adultos salvajes, los cuales eran agresivos y les temi?an a las personas. Los animales adaptables consegui?an ma?s comida y se reproduci?an con mayor facilidad. Esta relacio?n entre el cerdo y los hombres puede verse todavi?a en las aldeas de Ame?rica del Sur y el sudeste asia?tico. Como es un animal de crecimiento ra?pido, del que se aprovecha casi todo y que tiene una carne muy sabrosa, incluso si se la conserva por largo tiempo, la popularidad del cerdo estaba asegurada en todo el mundo.

Aunque la mayori?a de los cerdos se cri?a como ganado de corral, a algunas razas se las ha promocionado como mascotas; quienes los cri?an explotan su inteligencia y el hecho de que son juguetones. Entre esas variedades esta?n el kune kune, una raza de Nueva Zelanda, y el cerdo enano vietnamita. 

Una relacio?n u?nica

En la historia de la domesticacio?n, el perro es un caso especial; tiene una relacio?n excepcionalmente duradera y cercana con los seres humanos. Todos los perros descienden del lobo gris, Canis lupus, pero esto no se deberi?a a que se domestico? al lobo. Es posible que una especie de “protoperro” hubiera evolucionado en forma separada, pero en paralelo con el lobo. Esos perros prefirieron vivir cerca de los humanos, casi de la misma manera que los “perros de la aldea” que se encuentran por toda A?frica, Asia y Ame?rica del Sur. Estos perros sobreviven porque escarban en la basura en busca de comida; aunque algunas veces son despreciados, suelen ser tolerados por las personas cuyo espacio comparten. En algu?n momento, esa relacio?n fue ma?s alla? de la tolerancia para convertirse en un vi?nculo de beneficio mutuo. 

Ya en el 10.000 a. C., a los perros se los entrenaba y criaba para cazar y recuperar la presa, asi? como para vigilar los campamentos; una pieza de alfareri?a mesopota?mica de esa e?poca muestra a un perro parecido a un galgo que persigue a una gacela. Hacia el primer milenio a. C., los asirios criaban mastines para cazar leones; y los omanos usaban perros de ataque en la formacio?n de combate. Ellos distingui?an entre los perros del hogar o guardianes, los perros ovejeros y los perros de caceri?a, que se subdividi?an, a su vez, en perros de presa y perros de pelea. Para el siglo XVII, segu?n consta, los perros realizaban ciertas tareas, como dar vuelta el asador donde se cocinaba la carne o seguir el rastro de criminales.

Lo que distingue a los perros de otros animales dome?sticos que se cri?an por su “utilidad” es que se convirtieron en mascotas. Como parte de su domesticacio?n, los perros establecieron vi?nculos con una persona, a la que aceptan como li?der de su jauri?a. Los egipcios teni?an perros pequen?os, cuya funcio?n era servir de compan?i?a; cuando el animal mori?a, sus duen?os se rapaban la cabeza y se afeitaban las cejas en sen?al de luto. Una inscripcio?n deci?a: “El perro que fue guardia?n de Su Majestad. Su nombre es Abuwtiyuw. Su Majestad ordeno? que fuera sepultado con ceremonia y que se le diera un atau?d del tesoro real con lino fino”.

En China se les teni?a gran estima a varios tipos de perros pequen?os, como el shih-tzu y el pequine?s. So?lo los miembros de la familia imperial podi?an ser duen?os de shih-tzus, a los que cuidaban eunucos. En 2006, en Peru?, en un cementerio de mascotas de mil an?os de antigu?edad, se hallaron los restos de 43 perros momificados. Algunos teni?an una tumba propia y se los habi?a enterrado, con mantas y alimentos, al lado de tumbas que teni?an los restos momificados de los chiribayas, predecesores de los incas.

Al igual que en el caso de los cerdos, la dieta tan amplia de los perros los vuelve poco atractivos como alimento en la mayori?a de las sociedades, y esto se refuerza por el vi?nculo tan cercano que tienen con los humanos. Los pueblos que criaban perros para comerlos –como los aztecas, los antiguos polinesios y los chinos– no soli?an tener otra opcio?n, excepto el cerdo.

En las sociedades donde habi?a otros herbi?voros dome?sticos, los perros no se consideraban un animal comestible. Aunque au?n se los cri?a con ese fin en parte del este y sudeste asia?tico, comer carne de perro es algo muy raro. Los gatos han tenido una relacio?n ma?s accidentada con los seres humanos y no han sido “domesticados” como lo fueron los perros. Pero eran muy valorados en e?pocas antiguas. En 2004, en Chipre, se hallo? la tumba de 9500 an?os de antigu?edad de un gato, cerca de la de una persona; eso parece indicar que se teni?an como mascotas. En Egipto, se los reverenciaba como a dioses: se encontro? un cementerio de gatos momificados en el templo de la diosa con cabeza de gato Bastet, en la ciudad de Bubastis. 

Los gatos tal vez llegaron a Europa en los buques mercantes, pero durante siglos se los considero? acompan?antes de las brujas y encarnaciones del demonio. En el siglo XVII, se consideraba una diversio?n dispararle a un gato colgado en una canasta, en las ferias rurales. 

Felinos favorecidos

Sin embargo, el gato recobro? su reputacio?n: el arzobispo de Canterbury, William Laud, que teni?a a un gato como mascota, el Cardenal Richelieu de Francia, que dejo? instrucciones en su testamento para que se ocuparan de sus felinos, estaban entre los que valoraban su compan?i?a y sus habilidades de caza. Los gatos abundan en las pinturas del siglo XIX como las de Manet, Renoir y Gauguin, y una gata llamada Tabby vivio? con Abraham Lincoln en la Casa Blanca.

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