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6 secretos para aliviar la depresión

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Si hay un mal característico de nuestro tiempo es la depresión. Muchas personas la tratan con terapia, otros se medican y otros nunca le hacen frente y la padecen por siempre. Si necesitás levantar el ánimo, te recomendamos probar estos consejitos.
 

1. Hacé un nuevo amigo para evitar la depresión. Los estudios muestran que hoy en día, a diferencia de hace 30 años, menos gente cuenta con amigos cercanos, y que las tasas de depresión son más elevadas. Aunque (todavía) no se comprueba que ambos hechos estén ligados, nosotros creemos que sí lo están, pues hay evidencias de que las relaciones de mutuo apoyo, ya sean amistosas o familiares, protegen contra una depresión grave, sobre todo en las mujeres. Como la familia suele ser la causa de la depresión, encontrar nuevos amigos es importante. ¿Cómo conseguirlos si ya no vas a la escuela? Integrate a un grupo o a una asociación, invitá a un colega a comer o a tomar una copa después del trabajo.

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2. Adquirí un perro para levantar tu ánimo. A juzgar por las 147 millones de recetas de antidepresivos como el Prozac que se expiden cada año en EE.UU. y Canadá, parecería que todo el mundo toma píldoras de la felicidad, incluso hasta los veterinarios recetan Prozac a los cachorros. Pero en vez de medicar a tu perro, jugá con él, sobre todo si estás triste o deprimido. A esa conclusión llegaron los científicos de la Universidad de Missouri al estudiar el nivel de las sustancias relacionadas con el estado de ánimo de un grupo de personas justo después de que jugaron con su perro. Jugar con él eleva las hormonas que nos hacen sentir bien. ¡Guau!

3. Encontrá la felicidad en el pescado. ¿Por qué nos deprimimos? ¿Será que no estamos consumiendo suficiente pescado? Al menos eso es lo que señala un gran cuerpo de evidencias. La relación, según los científicos, está en los ácidos grasos omega-3, grasas “buenas” que ayudan a que las células nerviosas, como las del cerebro, se comuniquen entre sí. Uno de los muchos estudios que analizan la relación entre el consumo de pescado y la depresión halló que la gente que sigue una dieta sana y ha comido pescado rico en grasas, como el salmón, 2 ó 3 veces por semana durante 5 años presenta claramente menores niveles de depresión y hostilidad. Si no te gusta comer pescado tenés otras opciones: 3 g de aceite de pescado o 2 cucharadas de polvo de semilla de linaza, otra fuente importante de ácidos omega-3.

4. Planeá unas vacaciones al aire libre en invierno. Si vivís en una región de clima frío, sabés que los meses de invierno parecieran tener 35 días. Para ese mes ya debés sentirte harto de la falta de sol, el clima, la necesidad de un descanso y la situación mundial. Zarpar hacia las islas o ir a esquiar puede inyectarte una buena dosis de luz natural a tu estado de ánimo, afirma la doctora Mary Hardy, de la Universidad de California en Los Ángeles. No tenés que ser millonario para disfrutar de unas vacaciones. Un hotel económico en la playa es una buena opción, siempre y cuando cuentes con una terraza para tomar sol. De regreso, no sólo te sentirás revitalizado, sino que faltará menos para la llegada de la primavera.

5. Pasá una noche en vela para terminar con la depresión. Si estás luchando contra la depresión, te mostramos un descubrimiento que puede levantarte el ánimo: los investigadores hallaron que no dormir una noche entera puede mitigar la depresión durante un mes. Nadie sabe a ciencia cierta a qué se debe, pero se especula que privarse del sueño “reprograma” su reloj biológico y ayuda a la gente deprimida a dormir mejor.

6. Consentite para no arrepentirte después. Sólo pedís una bocha de helado, comprás lo más barato y viajás en clase turista para visitar a tu tía abuela. Algún día, te decís a vos mismo, viajarás en primera clase, comprarás ropa cara y saborearás un banana split cada semana. Pues no esperes mucho… Un estudio de la Universidad de Columbia halló que negarse los pequeños placeres de la vida conduce a algo más que a una existencia aburrida. Lleva, conforme se envejece, al arrepentimiento, el cual se incrementa a medida que pasa el tiempo, mientras que la culpa por consentirse desaparece.

 

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