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45 cosas que tu mascota no te dice

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Errores que cometen hasta los dueños de mascotas más cuidadosos.

Si tenés un perro o un gato en tu hogar y vivís atento a nuevos secretos sobre cómo cuidarlo mejor, ¿no te encantaría poder oír de su propia boca todo lo que le gusta y lo que no? Probá leyendo esta nota. Quizás te conviertas en el dueño ideal.

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1. Creés que mi meneo de cola siempre es una invitación a que me acaricies más. ¡Error! Investigadores italianos descubrieron que los perros menean la cola ligeramente hacia la derecha cuando ven algo que les gusta, y hacia la izquierda cuando se topan con algo de lo que prefieren alejarse. 
2. Podés comprar cualquier cepillo para perro en la tienda de mascotas, pero tratá de elegir el más adecuado para mi pelo. Un cepillo de goma afloja la suciedad y favorece la circulación de aire; uno de cerdas elimina el pelo muerto.
3. Te encanta jugar conmigo con un puntero láser, pero soy un gato frustrado porque vivo para cazar y no puedo atrapar la luz. Si insistís en usar el puntero, por favor, dame un juguete real al final; así tendré algo que atrapar y “matar”. Eso hará que el juego valga la pena.
4. Me estás dando demasiada comida. ¿Cómo lo sé? Me falta motivación cuando tratás de enseñarme trucos. Dame menos alimento y empezaré a poner atención.
5. Cuando me bañás usás siempre el secador de pelo. ¡No hagas eso! Si querés que mi pelo se vea esponjoso, espolvoreá un poco de fécula de maíz en la base de él y luego cepillame. La fécula absorberá el aceite y la grasa, y desenredará el pelo enmarañado.
6. Por favor, no me presiones cuando voy al baño. Hay una razón por la cual los perros caminamos en círculos antes de defecar: por instinto buscamos alinearnos con el campo magnético de la Tierra antes de eliminar nuestros desechos. Para comprobar esto, unos científicos observaron a 70 perros evacuando 1.893 veces durante un período de dos años.
7. Tal vez creas que es bueno dejarme dormir todo el día, pero el exceso de sueño afecta mi personalidad. Muchos problemas de conducta podrían resolverse si me sacaras a dar un paseo (o jugara con el gato) unos 20 minutos todos los días.
8. Como soy un perro viejo, puedo comer lo que quiera, ¿no? ¡No! Si tengo artritis, me sentiré mucho más feliz y saludable si me das un complemento diario que contenga glucosamina y sulfato de condroitina, que protegen el cartílago de las articulaciones. Dame alimentos formulados para un animal acorde con mi edad.

Formas en que me gustaría que me mantuvieras a salvo

9. Si me llevás a esterilizar, pedí al veterinario que me quite solo los ovarios, no el útero. Es un procedimiento mucho menos invasivo.
10. Como soy un animal de costumbres, hasta un cambio sutil en mi comportamiento es una señal de alarma de que podría estar enfermo. De modo que si comer me lleva una hora en vez de los dos o tres minutos habituales, si me canso muy pronto cuando jugás conmigo, si hay más manchas de orina en la caja de arena de las que suelo dejar o si creés que estoy tomando más agua de lo normal, llevame al veterinario cuanto antes.
11. Si me mantenés dentro de la casa y no me dejás recorrer el barrio, sea yo un perro o un gato, lo más probable es que mi vida sea larga: no van a atropellarme ni a robar, y tampoco voy a extraviarme. Pero si me dejás vagar libremente, te costará trabajo cambiarme.

Cómo hacerme tu mejor amigo de verdad

12. Por favor, presentame al mundo cuando aún soy un cachorro; así los extraños no me darán miedo. Algunos expertos dicen que debería yo conocer a 100 personas (hombres y mujeres) de diferentes estaturas, edades y rasgos físicos en mis primeros 100 días en casa, aunque sea solo para un saludo rápido. Asegurate de que algunas de esas personas usen sombreros y lentes oscuros, ya que estos accesorios pueden parecerme unas amenazas terribles.
13. Quizá te parezca chistoso que frote mi trasero contra la alfombra, pero esto probablemente indica que tengo picazón y que me gustaría ver al veterinario.
14. Cuando vayas a comprar un perro nuevo, recurrí a algunas pruebas sencillas para conocer su temperamento. Por ejemplo, intentá hacer que se eche o que ruede de espaldas; si le cuesta mucho trabajo, probablemente será más difícil de entrenar que un perro que rueda de una vez o que se echa sin chistar. 

Cosas sorprendentes que los perros amamos…

15. ¡No me des galletas como premio! Si en verdad deseás que ponga atención cuando me estás entrenando, dame algo húmedo que apenas quieras tocar; por ejemplo, un trozo grasiento de pollo.
16. Aunque algunos de nosotros comemos pasto cuando algún alimento nos cayó mal y estamos tratando de regurgitarlo, a otros nos encanta mordisquear el césped. Así que dejame pastar a gusto; solo asegurate de que lo que estoy comiendo esté libre de plaguicidas.
17. Tené cuidado, porque voy a comerme tus medias, sobre todo si recién te las quitás. No es nada raro que los veterinarios tengan que retirar quirúrgicamente estas prendas de vientres de perros.
18. Por favor, ¿puedo elegir mi propia cama? La más cómoda dependerá de mi manera de dormir. Dejame probar algunas en el negocio de mascotas. Si acostumbro dormir despatarrado, estaré más cómodo en una cama plana sin rebordes laterales; si me gusta acurrucarme, en cambio, probablemente me encante una cama con rebordes. 

…y las que en secreto odiamos

19. Decís que soy muy dócil con los niños, pero si me estoy lamiendo, echo las orejas hacia atrás, aparto la cabeza o bostezo (todas señales de ansiedad) mientras juegan conmigo, es que apenas los soporto. Si seguís dejando que me tiren la cola, uno de estos días podría perder el control.
20. ¡Guardá esas tijeras! Por mucho calor que haga o por largo que tenga el pelo, no hace falta que me lo cortes. Al contrario, mi capa peluda me aísla del calor y me ayuda a estar fresco. Solo asegurate de mantener mi pelo cepillado y sin nudos para facilitar una buena circulación de aire.
21. Si me dejás solo en el patio cuando estás fuera de casa, no creas que voy a correr todo el día y a divertirme. Lo más probable es que me eche en un rincón y espere allí hasta que vuelvas. Los perros somos animales de guarida y muchos preferimos estar en el interior, de ser posible, con vos.
22. Me encanta ir a buscar cosas y me gustaría aprender a atrapar un frisbee, pero esos discos voladores de plástico duro pueden dañar mis dientes y encías. Mejor comprame uno de plástico blando para mascotas.
23. Si no estoy acostumbrado a los extraños y un amigo tuyo intenta tocarme la primera vez que me ve, podría pensar que su mano es un cuchillo. Decile que apoye una rodilla en el suelo y mire hacia otro lado hasta que yo me acerque y lo olfatee un poco.

Gatos: nuestros mayores misterios ¡revelados!

24. Dejemos una cosa en claro: no es lo mismo cortar las uñas que arrancarlas. Para mí, es una tortura horrible, como si me amputaran las puntas de los dedos. Si mi hábito de rascar los muebles te exaspera, probá ponerme cubiertas de plástico para uñas.
25. Si orino fuera de la caja, no es que sea malévolo, sino que algo me está estresando. Puede ser la presencia en la casa de una persona, una mascota e incluso un mueble nuevo, que podrían estar invadiendo mi territorio.
26. Antes de comprar un costoso gabinete para poner mi arenero, tené en cuenta que a la mayoría de los gatos no les gusta sentirse encerrados. Yo prefiero una caja descubierta, donde no estorbe el paso, y desde la cual tenga una vista de la habitación para poder escapar si veo algo amenazante.
27. Adiestrarme no es imposible. Puedo aprender a sentarme, acudir a tu llamado, tocar un objetivo con mi nariz, saltar a través de un aro, palmear mi pata con tu mano y usar el arenero tan o más rápido que un perro. Buscá en YouTube algunos tutoriales geniales.
28. Si me pongo tenso cada vez que pasás la mano sobre mi espalda, entendé la indirecta. Un reciente estudio publicado en Physiology and Behavior reveló que los gatos a los que no les gustaba esa sensación, pero que de todos modos dejaban a sus dueños acariciarlos, estaban más estresados que aquellos que evitaban el contacto.
29. Recordá que mi visión es vertical, no horizontal, así que, en lugar de enojarte cuando tiro los adornos de las repisas, haceme una “ruta” para gatos. Colocá un banquito que lleve a una biblioteca, luego a una o dos repisas y de ahí a una silla que me permita bajar.
30. Que ronronee no significa que esté contento. También ronroneo cuando tengo un dolor o mucho miedo. El ronroneo es un mecanismo de autoconsuelo.
31. ¿Estás pensando en conseguirme un compañero? Me llevaré mejor con un gato del sexo opuesto que sea un poco más joven que yo, pero no te limites a dejarnos juntos en un cuarto. Preguntale al veterinario o a un entrenador cómo presentarnos poco a poco. Si soy un gato viejo y he vivido a solas con vos durante años, no necesito un amigo. Te lo digo en serio: estoy demasiado apegado a mis costumbres.
32. Me encantan los juguetes de lujo y los sofisticados, pero puedo divertirme también con una bolsa de papel, una pelota de aluminio o una caja de cartón. En realidad, es bastante fácil hacer un juguete casero que me guste. Todo objeto que sea brillante o que pueda arañar me alegrará el día.

Trucos de adiestramiento que nos ayudan a aprender

33. No esperes hasta que cumpla seis meses de edad para empezar a corregir mi mal comportamiento. Para entonces, voy a estar acostumbrado a beber agua del inodoro, a orinar fuera del arenero y a morder tus zapatos. Los expertos aseguran que es más fácil inculcar buenos hábitos desde el principio que corregir los malos.
34. Estoy confundido. Hace un rato, cuando te salté encima, me acariciaste con mucho cariño, pero ahora estás enojado conmigo por arrojarme al regazo de tu tía. Entonces, ¿puedo saltar o no?
35. Para evitar que arañe un mueble, cubrilo con una sábana vieja, papel de aluminio o tiras de cinta adhesiva de doble cara; no me gusta la sensación de esas cosas bajo mis patas. Luego, poné un poste para rascarse en él.
36. Si dejás que me suba a los muebles, ahora que todavía soy un cachorro gracioso, cuando sea adulto voy a pensar que hacer eso está bien, sin importar cuánto los maltrate.
37. ¿Quién dice que no se le pueden enseñar trucos nuevos a un perro viejo? Mi dueño me enseñó a recoger el diario de la puerta y llevárselo cuando yo tenía diez años de edad.
38. ¿Recordás cuando yo era un cachorrito y por la fuerza metiste mi nariz en un charco de orina que dejé en la sala? Aún no entiendo por qué lo hiciste. En vez de eso, sacame al patio tan pronto como puedas y felicitame cuando orine al aire libre.
39. ¿Querés que aprenda a caminar junto a vos llevando una correa atada al cuello? Dame un incentivo. Tan pronto te empiece a tirar de la correa, detenete. Cuando yo pare, ofreceme un premio. Así aprenderé que debo quedarme a tu lado para poder seguir haciendo lo que más me gusta: moverme y explorar.
40. Cuando me pongo a ladrar, saltar o tirar de un trapo de la cocina, no estoy tratando de molestarte. Simplemente ¡estoy aburrido! ¡Quiero tu atención! Por favor, dejá el teléfono y jugá conmigo.

Los mejores (y los  peores) alimentos para nosotros

41. Recordá: mi aparato digestivo es muy diferente del tuyo. Las uvas y las pasas pueden causar daños en mis riñones. Otros alimentos peligrosos para un perro son el chocolate, el café, las nueces de macadamia y la palta. Ni siquiera me dejes probarlos.
42. ¿Querés que mi pelo esté grueso y brillante? Asegurate de incluir en mi dieta muchos ácidos grasos esenciales. La mayoría de los alimentos comerciales de alta calidad para mascotas contienen suficientes, pero los de baja calidad y las dietas caseras que no están equilibradas pueden dejarme con el pelo delgado y opaco.
43. Hablá con el veterinario antes de someterme a una dieta de comida casera. En 2013,  investigadores de la Universidad de California en Davis examinaron 200 recetas de comida casera para perro y descubrieron que un 95 % de ellas tenía deficiencia grave de algunos nutrientes.
44. ¿Escuchaste que está de moda dar una dieta sin cereales a perros y gatos? No es más que eso: una simple moda. No tiene nada de malo que me des cereales; por el contrario, pueden ser parte importante de una dieta equilibrada para una mascota. Antes de hacer cualquier cambio en mi alimentación, consultá al veterinario.
45. Si me das alimentos crudos, puedo terminar con los dientes agrietados o con una infección bacteriana. Además, la exposición a mis desechos podría poner en riesgo a cualquier persona que tenga un sistema inmunitario debilitado.

Fuentes: Jackson Galaxy, experto en comportamiento de los gatos y conductor del programa My Cat From Hell, de Animal Planet; Brian Hare, codirector del Centro de Cognición Canina de la Universidad Duke; Rebecca Remillard, médica y nutrióloga veterinaria de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y fundadora de petdiets.com; Jorge Bendersky, peluquero de mascotas neoyorquino; Spencer Williams, propietario y presidente de West Paw Design, empresa fabricante de juguetes y camas para mascotas; Nancy Kay, médica veterinaria y autora del libro Speaking for Spot: Be the Advocate Your Dog Needs to Live a Happy, Healthy, Longer Life; Jennifer Coates, médica veterinaria, asesora de petmd.com; Victoria Schade, entrenadora de perros, asesora de pet360.com y autora de Bonding with Your Dog: A Trainer’s Secrets for Building a Better Relationship; Sophia Yin, médica veterinaria, etóloga y autora de How to Behave So Your Dog Behaves; K. C. Theisen, directora de temas sobre cuidado de mascotas en la Sociedad Humana de Estados Unidos; Amy Farcas, médica y nutrióloga veterinaria de la Universidad de Pensilvania; Marilyn Krieger, experta en comportamiento de los gatos y autora de Naughty No More; Karen Halligan, médica veterinaria y autora de Doc Halligan’s What Every Pet Owner Should Know; Stephen Zawistowski, etólogo y asesor de la Sociedad Estadounidense de Prevención de la Crueldad hacia los Animales.

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