Nuestro mejor amigo canino es reconocido por tener buen olfato. Entonces, ¿por qué el perro huele la comida y no rechaza el aroma a alimento balanceado?
Siempre nos hablan del renombrado sentido del olfato de los perros. La superficie del área
olfativa humana tiene unos 3 cm2; la de un cánido, 130 cm2. Mientras que los
humanos tienden a confiar más en el sentido de la vista, el perro evalúa la
comida y otros elementos orgánicos con su sentido del olfato. Y con esa capacidad
tan acrecentada, ¿un perro elegiría comer algo que huele a alimento para perros?
Los perros y la alimentación
Acaso nosotros seamos perfectos ignorantes olfativos, que no podemos paladear el aroma de ese granulado, como los niños son incapaces de apreciar el aroma de un fino borgoña. Pero eso resulta difícil de creer.
Tendremos que convivir en desacuerdo con nuestros amigos caninos. El dueño tiende a atribuir cualidades antropomórficas a su mascota, razón por la cual resulta sorprendente que no se hayan desarrollado “alimentos de diseño” para perros, que harían que los amos compitan con Fido por la comida.
En lugar de eso, la industria de mascotas sostiene que se centran en lo que es apetecible para el animal. Robert Wilbur, del Instituto de Alimentos para Mascotas, explica lo siguiente: Los alimentos para mascotas (a diferencia de lo que ocurre con los alimentos de consumo humano) constituyen una monodieta para casi todas las mascotas; por eso, el producto debe ser completo y equilibrado desde el punto de vista nutricional.
Además, los alimentos tienen que ser apetitosos y estimular el sentido del olfato y del gusto del animal. Es lo que se denomina “palatabilidad”. El aroma y el sabor deben resultar atractivos para el perro, y quizá no sean los mismos que nos gustarían a nosotros. Irónicamente, los perros, que comerían cualquier cosa de la calle, también tienen estómagos sensibles.
Lucille Kubichek, del Club del Chihuahua de Estados Unidos, nota que encontrar un aroma que sea agradable para los humanos traería aparejada una serie de problemas de salud: “La comida para perros tiene el olor de los ingredientes que la componen. Dudo que puedan ser neutralizados sin agregar uno o más químicos, lo que probablemente sería dañino para el animal”. La grasa suele ser el segundo ingrediente listado en las etiquetas nutricionales de la comida para mascotas, y ella es a menudo responsable de su horrible olor.
En su libro Food Pets Die For (Comidas por las que las mascotas mueren), Ann N. Martin fustiga su calidad: Las grasas producen un olor penetrante que atrae a su mascota a comer la basura. Estas grasas provienen de las sobras de restaurantes. Están rancias y no son aptas para el consumo humano.
Una de las principales fuentes de grasa es la planta de procesamiento, y se obtiene de los tejidos de mamíferos o aves de corral en el proceso comercial de extracción. Mientras que la industria de la comida para mascotas y sus críticos, como Martin, riñen sobre si la comida comercial para mascotas es peligrosa para su salud, la mayoría de los perros parece estar bastante conforme con limpiar sus platos. Eso nos hace felices. Mientras más rápido coman la comida, más rápido se irá el mal olor.