La edición de un libro por su centenario revive el interés por este bello rincón patagónico de Chubut denominado Esquel.
Un recorrido por la tierra ancestral de los mapuches
En idioma mapuche “esquel” quiere decir “abrojo”, y la historia de la ciudad chubutense se fue armando precisamente gracias a varias oleadas inmigratorias que, atraídas por los encantos del paisaje, fueron quedando “pegadas” a este bello rincón patagónico.
Ahora, al cumplirse el centenario de su fundación, Esquel lanzó una campaña para reunir documentos y fotografías del pasado y del presente con el fin de editar el libro “Esquel cumple cien años”.
Jorge Oriola, uno de los compaginadores del proyecto, comentó que los alumnos de las escuelas de la ciudad están recopilando el material en poder de sus familias, y también invitó a turistas y visitantes de la ciudad y del centro de esquí La Hoya, a aportar sus testimonios.
“El libro estará listo a fin de año y se distribuirá en forma gratuita en todas las instituciones de la ciudad”, explicó Oriola. (Más información en www.esquel.gov.ar).
Los primeros habitantes de la región fueron los tehuelches, chulilaken y mapuches. Y muchos pobladores actuales son descendientes de aquellos aborígenes.
Llegados los españoles a América del Sur, uno de los incentivos de sus exploraciones por la cordillera patagónica fue la búsqueda de la mítica Ciudad de los Césares. El jesuita Fray Francisco Méndez cruzó los Andes desde Chile varias veces a partir de 1786 con ese objetivo. Sus acompañantes fueron los primeros europeos que se asentaron en esta comarca de ríos y lagos.
Una nueva oleada inmigratoria se produjo a partir de 1865 cuando arribaron los primeros colonos galeses, que se instalaron en el valle inferior del río Chubut.
Fue el 25 de febrero de 1906 cuando se realizó la primera comunicación telegráfica desde Esquel, y la fecha fue adoptada como el momento fundacional de la ciudad.
Viajar en este tren es un viaje soñado
En los años 50 y 60, con la llegada del trencito de trocha angosta, muchos mochileros y hippies convirtieron a Esquel en su meca. Y a partir de 1974, con la inauguración del Centro de Deportes Invernales La Hoya, una nueva generación de amantes de los deportes comenzó a poblar Esquel.
Descendientes de aborígenes, españoles, galeses, amantes de la vida al aire libre y deportistas conviven ahora en esta ciudad que quiere reconstruir sus cien años de historia.