Averiguá si realmente sos compatible con tu pareja.
¿Te acabás de enamorar? ¿O hace ya mucho tiempo que estás con tu pareja?
Averiguá aquí si realmente sos compatible con tu pareja
1. La unión eterna cada vez es más corta
Pero aun entre los hombres y las mujeres comunes, cada vez es más raro que las campanas nupciales presagien un final feliz. En el caso de muchas parejas, esos tañidos resultan ser la música de fondo que anuncia el principio del fin. La probabilidad de que unos esposos felices tarde o temprano, se vuelvan enemigos feroces hoy día es más alta que nunca. En la Argentina, uno de cada tres matrimonios termina en divorcio y las parejas de entre 36 a 50 años son las más afectadas. Y las estadísticas no incluyen a aquellas que se separan incluso antes de llegar al altar o a un registro civil.
Sin embargo, existe la duda de que en tiempos pasados las parejas gozaran de una felicidad más duradera. El insigne poeta Friedrich Schiller escribió: “El que vaya a atarse para siempre, ¡que antes pruebe si el corazón se aviene al corazón! La pasión es corta; el arrepentimiento, largo”. Schiller no deja en claro qué es exactamente lo que tenemos que poner a prueba para no convertirnos después en víctimas del “arrepentimiento”. La sabiduría popular nos da dos consejos útiles, pero uno contradice al otro: “Dios los cría y ellos se juntan” y “Los polos opuestos se atraen”.
2. Es posible medir la compatibilidad
“La satisfacción y la felicidad de una pareja no son producto de la casualidad ni del destino, sino, en esencia, del comportamiento de cada uno de los miembros”, afirma el
psicólogo Christoph von Quast, quien, junto con sus colegas del Instituto de Investigación y Orientación Psicológica Von Quast, en Puergen, Alemania, ha creado algunas pruebas de personalidad con fundamento científico. “Otro factor importante —añade— es el grado de compatibilidad entre los miembros de la pareja respecto a ciertas facetas claves de personalidad”.
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3. En toda relación de pareja surgen problemas
Como ocurre en todas las familias y los trabajos. Es entonces cuando resultan útiles una actitud constructiva y una conversación sincera.
4. Eviten las reacciones agresivas y las acusaciones mutuas
Ambas producen sentimientos negativos. Lo único que se logra con una reacción que
resulta un castigo para uno de los dos es la suspensión temporal de la conducta no deseada. Es mejor una reacción positiva, como un elogio o una muestra de apoyo; estas atenciones, al igual que una sonrisa o una caricia, producen sentimientos positivos en la pareja y la predisponen para una comunicación directa y sincera. Cuanto más refuerzo positivo reciba un miembro de la pareja mediante la atención y la consideración del otro, tanto mayor será su disposición para dar también un refuerzo positivo a su pareja. Por el
contrario, los insultos y reproches provocarán la misma conducta en la otra persona.
5. Cuando discutan, hablen únicamente del asunto que está sobre la mesa en ese momento
Tengan cuidado de no echarse en cara errores u omisiones cometidos en el pasado.
Manténganse estrictamente en “el aquí y el ahora”.
6. Traten de limitar las discusiones a conductas bien definidas y a situaciones claras y
concretas
¡Sin hacer generalizaciones! No digan: “¡Siempre me dejas solo!” Es mejor decir: “Ayer me dejaste solo más tiempo del que hubiera querido”.
7. No afirmen que el otro tiene defectos y fallas incorregibles
En vez de eso, hablen de las conductas específicas que ambos sí puedan cambiar. Piensen: “Él (ella) no es egoísta; simplemente se comportó como si lo fuera”.
8. Expresen sus ideas y sentimientos
Hablen en primera persona y eviten empezar las frases con “tú”, que sólo culpan al otro e impiden que sea más receptivo.
En lugar de decir “¡Estás haciendo mucho ruido otra vez!”, digan: “No me puedo
concentrar con la música tan fuerte”.