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4 trucos para llevarse bien con sus compañeros de trabajo

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Para moverse como pez en el agua tenga en cuenta que el trabajo de oficina puede ser como jugar al TEG: sepa donde mover sus piezas.

1. Acepte con agrado los vínculos laborales

Mucha gente a la que le gusta trabajar duro odiará leer
esto, pero la estrategia de concentrarse únicamente en su labor la llevará al
fracaso. Usted podría creer que lo más conveniente es permanecer alejado de la
“política de la oficina” (término con el que suelen englobarse todo tipo de
interacciones laborales), por no decir de los chismes, pero esto sólo limitará
su potencial. “Integrarse a la
vida social de su oficina no tiene que ser un
acto frío y calculador”, afirma la asesora en habilidades comunicativas Susan
RoAne. “Simplemente se trata de ser un poco astuto, permanecer alerta, darse
cuenta de lo que ocurre alrededor y, en última instancia, es una forma de
trabajar mejor y de triunfar en el terreno profesional”.
Pero ¿cómo involucrarse? Imitando a los verdaderos
políticos, es decir, estableciendo alianzas estratégicas. Relaciónese con todo
tipo de gente: colegas, superiores y subordinados. Haga todo lo posible por
ayudar a alguien que le agrade o respete, o a quien tenga algo que ofrecer.
Después, cuando sea necesario, pídale ayuda. Esto indirectamente puede llevarlo
a crear un lazo con una tercera persona, y si no, busque usted esa oportunidad,
y después otra, y otra.
Cultive esas relaciones laborales. No importa qué tan
entregado esté a su trabajo ni qué tan buenos sean sus resultados, tarde o
temprano va a requerir respaldo y alianzas que lo ayuden a escalar. Por todos
estos motivos, cultive las relaciones dentro de su oficina.

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2. Combine los negocios con el placer 

El consejo tradicional dice que hay que separar la vida social de la laboral. ¡Mentiras! Asegúrese de tener una vida social en el trabajo. Las amistades en la oficina no sólo son naturales, también son esenciales si quiere brillar. Los amigos se convierten en aliados leales, consejeros honestos, fuentes de información y enlaces para nuevas alianzas. Así que, por todos los medios, cultive las amistades laborales.
No limite el aspecto social sólo a las relaciones individuales. Nunca se pierda los días de campo que organiza la compañía, ni las cenas de Navidad. Aunque prefiera quedarse en casa y contar las manchas del techo, arréglese y asista. Estas actividades son oportunidades inmejorables para hacer contactos en un contexto social favorable. Recuerde lo que RoAne repite: es tan importante quién lo conoce como a quién conoce usted. “Necesita tener presencia en su trabajo, y que lo vean”, explica. “Socializar le permitirá que la gente se entere de quién es y a qué se dedica.”

3. Preste atención a sus colegas

Aunque los manuales del buen empleado nunca van a decirle esto, el hábito más útil que puede desarrollar en el trabajo es observar cuidadosamente el comportamiento de sus colegas. Y la mejor ocasión de hacerlo es cuando no saben que los está observando. Empiece a mirarlos desde el primer día de trabajo y no se detenga nunca. Observe a todo el mundo: colegas, subordinados y superiores. Analícelos en las reuniones, en las fiestas, en la comida y durante la rutina diaria. Si puede, escuche lo que dicen sin que se den cuenta (sin espiarlos, por supuesto). Observe su lenguaje corporal. Entable pequeñas charlas con el fin de conocerlos más.
Algunas de las cosas a las que debe prestar atención cuando es nuevo en un trabajo es quién come con quién, qué hacen todos a la hora de la comida (ir al bar, calentar comida de su casa, comprar algo para llevar, comer en un restaurante, ir al gimnasio, correr), quiénes llegan y se van juntos del trabajo, quién se ríe de las bromas de quién, quiénes se apoyan en las juntas, quién llega temprano, quién se queda hasta tarde. Averigüe los intereses personales de sus compañeros, su nivel en la oficina, su situación familiar y sus pasatiempos. Fíjese en su manera de hablar y en el tono de voz que emplean. Saque conclusiones sobre sus valores y su estilo de vida. Esta información es de su interés por que forma parte de la cultura corporativa y del ambiente laboral en que se desarrolla. Constituye la materia prima de su éxito, ya que le permitirá tomar mejores decisiones. Detectará oportunidades que de otra forma le pasarían inadvertidas, y sabrá aprovecharlas con mayor eficiencia.
Por ejemplo, observando a María, de sistemas, usted descubrió que colecciona muñecas. Un mes después se topa con un artículo sobre una celebridad que también tiene ese hobbie; bien, pues páseselo y dígale que cree que será de su interés. ¿Qué cree que pase un mes después, cuando necesite apoyo del área de computación para finalizar un proyecto? Quizá este tipo de colaboración sea sólo un detalle, pero si hace un verdadero esfuerzo para ser atento con los demás, los detalles se multiplicarán por mil.

4. No ignore los chismes…

Los chismes no son una fuente fidedigna de información, son sólo rumores, pero actúan como un termómetro del ambiente laboral, y en este sentido, son esenciales. Aún más: son imprescindibles, porque predicen lo que el futuro le puede deparar. Por ende, no hay que despreciarlos, pues los directivos los utilizan para lanzar ideas al aire, para evaluar las reacciones de los empleados frente a nuevas políticas o para ir desperdigando poco a poco la noticia de despidos inminentes. No se puede dar el lujo de ignorarlos. Averigüe quién fue el pajarito que dijo un chisme por primera vez. En lugar de verlos como rumores sin importancia, tómelos como fuente de información. No los equipare a un hecho, pero tómelos en cuenta. Recuerde que la información no oficial es tan importante como la oficial. Y en muchos casos, considere que su jefe estará evaluando sus reacciones frente a los rumores, por tanto, siempre responda de forma positiva. 

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