Tolstói tenía razón: todas las familias felices son iguales o, al menos, se parecen. Por eso, aquí te traemos algunos consejos que promueven el bienestar de la familia.
Abrácense más
Pasen un buen rato acurrucados en la cama, leyendo, conversando o jugando. El contacto físico ayuda a los chicos a sentirse queridos y seguros, ¡y es divertido para los padres!
Canten todos juntos
Entonen juntos sus canciones favoritas; es perfecto para estrechar los lazos. Bailen en el living con los hijos y usen la música como aliciente para las tareas de limpieza.
Más diversión en casa
Aunque conviene fomentar las actividades escolares y extraescolares de los niños, insistir demasiado en ellas puede causarles tensión y angustia. Reserven un tiempo para actividades destinadas solo a la convivencia y la recreación de la familia. Organicen juegos y fiestas sorpresa, den paseos a pie, cultiven el jardín o hagan el día de «ir a comer afuera».
Ejerciten juntos
vayan corriendo o en bicicleta al parque más cercano, donde podrán descansar mientras los niños juegan en los toboganes o en el arenero. Estos paseos permiten a los padres inculcarles hábitos saludables a los hijos, convivir con ellos y hacer ejercicio.
Una dieta saludable
La comida chatarra, rica en azúcar y sal, quizá sea sabrosa, pero resulta dañina para la salud y el bienestar de la familia. Inculquen a sus hijos el hábito de comer tentempiés sanos dejando a su alcance tazones de fruta fresca, verduras trozadas, frutos secos o fruta deshidratada.
Cocinen con ellos
Es otra forma de interesar a los niños en la comida saludable. Al preparar juntos el desayuno o la cena, se les fomentan hábitos de alimentación sanos, además de enseñarles a cocinar, escoger ingredientes, trabajar en equipo e improvisar. Y los niños que han ayudado a preparar una comida están más dispuestos a comerla.
Premien la buena conducta
Es muy conveniente reforzar el buen comportamiento de los hijos, sin exagerar. Llevarlos a un albergue de animales abandonados, al zoológico o al cine y comprarles algún chocolate, o retrasar un poco la hora de dormir, son buenos alicientes.
Lean y escriban juntos
Reserven un rato para la lectura todos los días. Léanles en voz alta a los niños, que cada cual tenga su propia lectura, o escuchen juntos un audiolibro. Hacerlo acurrucados en el sofá puede ser aún más grato. También conviene que los niños escriban un poco cada día.
Trato individual
Dediquen a cada uno de sus hijos un rato exclusivo todos los días, aunque solo sean 10 minutos. Eso hará que cada niño se sienta especial y fortalecerá el vínculo que los une.
Creen rutinas
Como a los niños les gusta saber lo que deben esperar, las rutinas previas a dormir, como bañarlos y leerles cuentos, reducen la mala conducta por la noche. Una rutina matinal también puede ayudar a salir de casa más rápido y con menos resistencia.
Muéstrense su afecto
Expresen con pequeños detalles cuánto se quieren unos a otros; por ejemplo, dando gritos o brincos de alegría cada vez que un hijo regresa de la escuela o un padre del trabajo.
Una disculpa no basta
Si uno de tus hijos hiere los sentimientos de un hermano, debe hacer algo más que disculparse para tratar de reparar el daño; por ejemplo, ayudarlo con una tarea o compartir con él un juguete. Este consejo sirve para evitar los celos y resentimientos a largo plazo.
La pareja tiene prioridad
Lo más importante que pueden hacer por los hijos es amar al cónyuge y demostrárselo. Así ellos tendrán un ejemplo de buena relación que seguir y ustedes protegerán su matrimonio. ¡Todos salimos ganando!