Está cenando con su familia, y alguien cuenta un chiste. Entre las risas, alguien más se atraganta con un bocado de comida. Varios golpes firmes en la espalda no logran expulsarlo. ¡Sigue sin poder respirar! ¿Qué hacer?
Lo mejor es ejecutar la maniobra de Heimlich, procedimiento de primeros auxilios que debe su nombre a Henry J. Heimlich, médico del Hospital Judío de Cincinnati, en Ohio, quien publicó un artículo describiéndola en 1974. Ese mismo año empezó a publicitarla por televisión.
En ese momento, pocos se daban cuenta de que a veces las personas en realidad se estaban asfixiando; creían que se trataba de infartos. Gracias a la amplia difusión que recibió esta técnica a muchísimas personas (casi 100.000 en todo el mundo, según ciertos cálculos) les salvó la vida alguien que conoció el procedimiento gracias a la televisión o mediante descripciones en los medios impresos.
Las normas actuales del Consejo Europeo de Reanimación (ERC, por sus siglas en inglés) indican que, si usted cree que alguien se está asfixiando, pregunte antes de intervenir. Si es capaz de hablar o toser, pídale que haga esto último a fin de despejar sus vías respiratorias.
Si quien está en problemas hace gestos de estarse asfixiando y no poder hablar, toser o respirar, el ERC aconseja darle hasta cinco golpes firmes entre los omóplatos. Si eso no da resultado, entonces realizar cinco compresiones abdominales estilo Heimlich y alternar estas con el primer recurso.
Los expertos aseguran que cualquiera de los dos procedimientos puede ayudar a quienes se están asfixiando, pero no hay manera de saber con certeza cuál es mejor.
“Es imposible hacer un estudio científico controlado al respecto, así que no contamos con muchas pruebas sobre si debería ser de una forma o de otra”, explica el doctor Ari Palomäki, profesor de Medicina de Emergencia de la Universidad de Tampere, Finlandia, y presidente de la Sociedad Finlandesa de Medicina de Emergencia.
Los golpes en la espalda podrían ser la opción inmediata porque es más fácil hacerlos bajo presión.
“Creo que, por instinto, lo primero que hacemos es dar palmadas en la espalda antes de aplicar la maniobra de Heimlich”, afirma Wilhelm Behringer, director del Centro de Medicina de Emergencia del Hospital Universitario de Jena, en Alemania.
Heimlich solía advertir que contamos con unos cuatro minutos antes de que la falta de oxígeno cause daño cerebral permanente o la muerte.
Por suerte, no muchas personas tienen que lidiar con una víctima de asfixia. Sin embargo, si sucede, saber qué hacer puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Guía selecciones de primeros auxilios
Cualquier obstáculo a la respiración exige respuesta inmediata. Recorte este diagrama y péguelo en un sitio visible de su casa para poder consultarlo en caso de emergencia.
La víctima está sentada o de pie
- Párese junto a la víctima, inclínela hacia enfrente y sostenga su pecho con una mano. A continuación, dele hasta cinco golpes firmes entre los omóplatos con la parte inferior de la palma de la mano que tiene libre.
- Si lo anterior no funciona, párese detrás de la víctima y rodee su cintura con sus brazos, inclinándolo hacia delante. Coloque el puño, con el pulgar contra su abdomen, entre el ombligo y la caja torácica. Sujete el puño con la otra mano y tire con fuerza hacia adentro y arriba. Hágalo hasta cinco veces y luego vuelva a ejecutar el primer paso. Repita la secuencia tantas veces como sea necesario.
La víctima no responde
- Colóquela en el suelo, llame a una ambulancia y comience la reanimación cardiopulmonar.
Los estudios indican que la compresión pectoral ejerce más presión sobre las vías respiratorias que la maniobra abdominal, lo cual podría ayudar a eliminar la obstrucción.
¿Qué hago si estoy solo y me atraganto?
- Haga un puño y póngalo entre el ombligo y el esternón, colocando el pulgar contra el abdomen.
- Agarre el puño con la otra mano y presione hacia dentro y arriba con un movimiento rápido.
- Si lo anterior no basta, presione con fuerza su abdomen contra una superficie firme: el respaldo de una silla o el borde de una mesa. Quizá requiera varios impulsos para despejar las vías respiratorias.
Las compresiones abdominales pueden causar lesiones internas; consulte a un médico tras un incidente de asfixia
La víctima es un bebé
Si bien la maniobra de Heimlich puede utilizarse en niños mayores, no debe utilizarse en menores de un año.
- Comience con golpes en la espalda: ponga al bebé sobre su regazo, bocabajo, con la cabeza hacia el piso, para que la gravedad ayude. Con una mano, sostenga su mandíbula para mantener fija la cabeza. Con la palma de la otra, dele hasta cinco golpecitos firmes entre los omóplatos.
- A continuación, comprima el pecho: ponga al niño sobre el regazo y sujételo con el brazo, bocarriba, con su cabeza apuntando hacia abajo, sosténgale la cabeza con la palma de su mano. Con dos dedos, presione la parte inferior del esternón, un dedo por debajo de la línea de sus pezones, cinco veces.
La víctima está consciente pero es obesa
- Si no puede rodear con los brazos a alguien que se está asfixiando, acuéstelo bocarriba en el suelo y arrodíllese a su lado.
- Apoye sus manos en su pecho, coloque la parte inferior de la palma de su mano en la mitad inferior del esternón, como si fuera a administrar reanimación cardiopulmonar.
- Presione con fuerza y en repetidas ocasiones para despejar las vías respiratorias.