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La osteoporosis: una epidemia de huesos rotos

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Hoy es más fácil que nunca prevenir y tratar la osteoporosis; sin embargo, el número de casos va en aumento. ¿Qué hacer para detener esa cifra?

¿Cómo detectar a tiempo la enfermedad?


A los 53 años, Lisa Rustin resbaló en una vereda en la localidad de Del Mar, California, y se rompió el brazo. Los resultados de la densitometría ósea que le hicieron por recomendación del ginecólogo, por sus antecedentes familiares de disminución de masa ósea, confirmaron el diagnóstico de osteoporosis. Acto seguido, se deshizo de los tacos, renunció al esquí alpino, ajustó su dieta para incluir más alimentos ricos en calcio y adoptó la costumbre de caminar con una mochila llena de libros: los ejercicios con peso son fundamentales para fortalecer los huesos. Empezó a tomar complementos de calcio y vitamina D junto a un medicamento a base de bifosfonato, el compuesto de uso más frecuente contra la osteoporosis.
 

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Para ella, la rotura fue un golpe de suerte. “Mi madre se rompió el fémur proximal años antes, cuando no había tratamiento contra la osteoporosis”, señala Rustin, de 58 años. “Poco después de que me rompiera el brazo, ella se rompió el hombro. Para cuando recibí los resultados de mi densitometría, mi madre ya había fallecido por complicaciones de esa fractura. De ahí mi llamada de atención”.

La osteoporosis —que significa “hueso poroso”— se presenta cuando al cuerpo le resulta imposible sustituir el tejido óseo degradado con células nuevas. En ese caso, el hueso se rompe con mayor facilidad y las fracturas tardan más tiempo en consolidar.

En algún punto de la vida, el 50 por ciento de las mujeres sufrirá una fractura atribuible a la osteoporosis: el riesgo es mayor que el de un infarto, un evento cerebrovascular y un cáncer de mama, todo a la vez. En el caso de los hombres, uno de cada cuatro resultará afectado; para los mayores de 50 años, la probabilidad de romperse un hueso supera la de sufrir cáncer de próstata. 

En la Argentina, más de un millón de mujeres padece osteoporosis. La tasa anual de fractura de cadera para la mujer es de 298 por 100.000 habitantes y en el hombre de 118. El 40 por ciento de los pacientes que se fracturan la cadera han tenido previamente otra fractura.

Un estudio proyecta que el número de fracturas a causa de osteoporosis aumentará en un 34 por ciento en los próximos diez años en la Argentina (de 135 mil fracturas en 2015 fracturas a 181 mil en 2030). Se estima que ocurren 90 fracturas de cadera por día, es decir, más de 34 mil fracturas de cadera por año (un promedio de 90 fracturas por día).

Los costos de hospitalización en casos de fracturas de cadera y vertebrales en la Argentina superan los 190 millones de dólares por año.

Los estudios de densidad mineral ósea (DMO) revelan que dos de cada cuatro mujeres posmenopáusicas padecen osteopenia, una osteoporosis y una tiene densidad mineral ósea normal.

Para el año 2025 se calcula que más de tres millones de mujeres sufrirán osteopenia, cifra que se elevará a más de cinco millones en 2050.

Lo mejor de esta enfermedad es que gracias a los avances de los últimos 25 años, hoy existen muy buenos tratamientos y el problema incluso se puede prevenir. La absorciometría con rayos X en dos niveles de energía (DXA), técnica que cuantifica los niveles óseos de calcio y otros minerales, es tan exacta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) utiliza los resultados como criterio diagnóstico en casos de osteoporosis y su antecedente, conocido como osteopenia. Este estudio también predice con eficacia el riesgo de romperse un hueso.

Los bifosfonatos y otros medicamentos para la disminución de la masa ósea pueden reducir el riesgo de sufrir una fractura hasta en un 40 por ciento, en el caso de las mujeres, y hasta en un 67 por ciento, en los hombres.

Pero a pesar de esos avances, las fracturas son cada vez más frecuentes, no menos. Según un estudio de 2018, tras una década a la baja, el número de fracturas de fémur proximal aumentó un 2,5 por ciento en mujeres de entre 65 y 69 años y un 3,8 por ciento en mujeres de 70 a 74 años entre 2013 y 2015. 

¿Cómo es posible que hayan aumentado los casos? El profundo desconocimiento, el temor exagerado a los medicamentos o las políticas de cobertura de las densitometrías son factores que se conjugan para poner nuestros huesos en riesgo. “Acudimos con frecuencia a que nos tomen la tensión y nos hacemos análisis de colesterol, pero nos olvidamos de revisar el estado de los huesos”, explicó el Lewiecki a newsmax.com. Si no quiere sufrir una rotura, tenga en cuenta los descubrimientos médicos que le presentamos a continuación.

Las densitometrías óseas son clave

La única forma de saber si tiene osteoporosis u osteopenia es mediante una densitometría ósea. La DXA es recomendada para mujeres y hombres a partir de los 65 y 70 años, respectivamente, o a partir de los 50 para poblaciones de alto riesgo, como mujeres posmenopáusicas, fumadores, pacientes desnutridos y personas habituadas a consumir más de dos bebidas alcohólicas al día, con antecedentes familiares de osteoporosis o con fracturas previas. Pero no espere a que el médico le recete  la prueba. Si ha sufrido ya una fractura, el riesgo de sufrir otra, según distintas investigaciones, se eleva nueve veces. Y sin embargo, de acuerdo con una encuesta de la Fundación Americana de la Osteoporosis (NOF), el 96 por ciento de las mujeres con fracturas dijeron que no les habían mandado una densitometría.

“Después de un infarto, los pacientes se someten a una evaluación y comienzan un plan de tratamiento, que incluye medicación y cambios de estilo de vida para prevenir otro percance. Lo mismo debería ocurrir tras una fractura”, señala el doctor Bart Clarke, presidente de la Sociedad Americana para la Investigación en Salud Ósea y Metabolismo Mineral e investigador de la Universidad de Medicina y Ciencia de la Clínica Mayo.

Pero no todo es malo: en 2018, una coalición de grupos en favor de la salud ósea recomendó a todo el personal de atención sanitaria involucrado en el cuidado de pacientes con fracturas de fémur proximal o columna, desde médicos de urgencia hasta ginecólogos, cirujanos ortopedistas, fisioterapeutas y nutricionistas, verificar que los pacientes se sometan a revisiones óseas y reciban tratamiento, de ser necesario.

Lo anterior ya se está llevando a cabo en unos 200 centros médicos en los Estados Unidos, con buenos resultados. En California, por ejemplo, la tasa de pacientes con una segunda fractura se redujo hasta en un 60 por ciento en cuatro años gracias a estas medidas.

Si es menor de 40 años y tiene factores de riesgo óseo, nunca es demasiado pronto para abordar el tema de las densitometrías con su médico. 

Los hombres también (y algunos jóvenes)

La osteoporosis no es solo de mujeres. A Don, de 74 años, jubilado de Florida, le diagnosticaron osteoporosis a los 44 años, aunque llevaba un estilo de vida activo, que incluía paseos diarios y recorridos semanales de 64 kilómetros en bicicleta. “Tenía los músculos de la espalda distendidos y al hacerme una radiografía, nos dimos cuenta de que la columna se estaba deteriorando”, recuerda. “Aunque es de familia, creo que soy el único hombre que ha heredado la osteoporosis”.

Aunque los expertos no saben por qué, el riesgo de morir tras una fractura de fémur proximal atribuible a la osteoporosis es mayor para los hombres que para las mujeres. Por eso es muy importante que se hagan pruebas y reciban tratamiento, de ser necesario. Los resultados de la DXA de Don mejoraron al año de estar tomando bifosfonatos. “Las dosis diarias me causaban problemas estomacales; una pastilla a la semana me sienta mejor”, comenta. “Ahora me centro en comer bien, salir a caminar a diario y tomar calcio y vitaminas D y K. Mi masa ósea se ha mantenido estable”.

La historia de Don también demuestra que los jóvenes corren cada vez mayor riesgo. Aunque la osteoporosis afecta principalmente a mujeres mayores de 60 y hombres mayores de 70, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Nevada en 2018, la densidad femoral promedio observada en personas de solo 30 años resultó mucho menor en 2014 que en 2005.

El exceso de tiempo sentados y la falta de actividad quizá sean las razones más importantes detrás de este descenso, concluyeron los investigadores. No obstante, existen otros sorprendentes factores de riesgo. Entre estos se encuentran las intervenciones para perder peso, la diabetes, el cáncer de mama y la contaminación atmosférica. Todo esto, aunado al uso de antagonistas androgénicos (para cáncer de próstata) y corticoesteroides (para artritis reumatoide), se asocia a problemas óseos.

Los complementos no bastan

Según un estudio, casi tres de cada diez mujeres posmenopáusicas creen que basta con beber leche o tomar complementos de calcio para prevenir fracturas. Pero la evidencia con respecto al calcio y a la vitamina D no es concluyente. Dos recientes revisiones de estudios indican que el calcio y la vitamina D al parecer no reducen el riesgo de fractura. Pero en 2018 los investigadores comprobaron que consumir más lácteos se asocia a un aumento de la masa ósea y la fuerza vertebral en hombres. Por ahora, se sugiere consumir alimentos y bebidas que aporten de 1.000-1.200 mg de calcio y 400-4.000 UI de vitamina D al día. (Un vaso de leche contiene el 30 por ciento del consumo recomendado de calcio y el 25 por ciento de la ingesta recomendada de vitamina D). Son buenas fuentes de calcio las plantas crucíferas, como el kale y el brócoli, las sardinas en lata y los cereales enriquecidos. El salmón, el atún y la yema de huevo aportan vitamina D y calcio.

Cuando los alimentos resultan insuficientes, Clarke suele recomendar un complemento de calcio de 500 mg y 600 u 800 UI de vitamina D para menores o mayores de 70, respectivamente. “También es importante llevar una dieta saludable, que incluya proteína, y limitar el consumo de alcohol, cafeína, gaseosas y carbohidratos refinados”, añade.

Ningún complemento ha demostrado ser capaz de prevenir fracturas en personas con osteoporosis, comenta Clarke. Algunos incluso podrían ser dañinos, como el estroncio, un mineral que se anunciaba como la solución para fortalecer los huesos y que dejó de comercializarse en Europa cuando la Agencia Europea del Medicamento, por un incremento en los casos de infarto y formación de coágulos, instó a los consumidores a suspender su uso.

Medicación para los huesos

Los bifosfonatos, como el alendronato y el ibandronato, reducen el riesgo de sufrir fracturas porque inhiben la pérdida de tejido óseo. Se encuentran entre los más recetados, porque funcionan. Y, sin embargo, «la gente se asusta”, señala Marge Peterson, de 77 años, profesora jubilada que fundó un grupo de apoyo contra la osteoporosis. “Están expuestos a demasiada información falsa y comentarios sobre los efectos secundarios”. 

Puede haber efectos secundarios: dolor óseo, articular y muscular; náuseas, acidez estomacal y úlceras gástricas. Aunque son pocos los casos, también puede haber erosión de la mandíbula y uno de cada 10.000 pacientes se rompe el fémur. El riesgo, señala el doctor Andrea Singer, director médico de la NOF, “es muy bajo, mucho más que la probabilidad de romperse un hueso por no tratar la osteoporosis”. Es posible que el médico mande períodos de “descanso farmacológico” u otros medicamentos.

Algunos de los tratamientos más novedosos son muy prometedores. Durante un estudio en 2018 con 2.000 mujeres con osteopenia, el bifosfonato conocido como zoledronato redujo el riesgo de fractura casi en un 30 por ciento. El raloxifeno y el denosumab, que pueden utilizarse en lugar de los bifosfonatos, también retrasan la degradación del tejido óseo. La teriparatida y la abaloparatida, lo más nuevo contra la osteoporosis, a la espera de la autorización por parte de la FDA, funcionan de modo distinto: estimulan la formación de hueso nuevo.

El ejercicio ayuda

Las actividades de alto impacto, como bailar o correr, permiten mantener los huesos fuertes, pero también los paseos, las máquinas elíptica o el yoga.

En cuanto al ejercicio de alto impacto, 30 minutos de ejercicio de alta intensidad dos veces a la semana  bastan para mejorar —sin efectos secundarios— la densidad, estructura y fuerza ósea en mujeres posmenopáusicas con pérdida de masa ósea. Y según una revisión reciente, ejercicio y medicación juntos dan mejores resultados que cualquiera de las dos estrategias por separado, con mayores beneficios en cuanto a aumento de masa ósea. ¿Quiere evitar fracturas? Sude en el gimnasio. 

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