Aunque parezcan limpias, las sábanas están impregnadas de sudor, saliva, escamas de piel muerta, ácaros y grasa cutánea nociva para los propensos al acné. Para protegerte, mirá qué tratamiento dar a tu ropa de cama.
Frecuencia del lavado
– Una vez a la semana: ideal.
– Cada dos semanas: totalmente aceptable.
– Una vez por mes: satisfactorio, pero no bien.
– Cada seis semanas: arriesgado.
– Más de dos meses: espeluznante.
Para una limpieza a fondo:
– SÁBANAS Y FUNDAS DE ALMOHADAS
En general, podés lavar las sábanas en agua caliente o tibia con el detergente que prefieras. Algunos quitamanchas fuertes sin cloro y el bórax ayudan a aflojar y disolver la grasa y las células de piel que se incrustan en la ropa de cama.
– ALMOHADAS Y EDREDONES
Revisá las etiquetas con indicaciones de lavado, pero casi siempre estos artículos pueden lavarse a máquina, con agua fría, y secarse en el secarropas en un ciclo con poco calor. Si tenés un edredón muy esponjoso, es preferible que lo lleves al lavadero automático.
– MANTAS
Lavalas dos o tres veces por año, según indiquen las etiquetas de lavado. Y no olvides lavar las mantas que hayas usado durante una enfermedad tan pronto como te recuperes.