14 frases emblemáticas y costumbres austeras que nos dejaron el Papa Juan Pablo II y el Papa Francisco.
1. “Recen por mí”
“Les pido que recen al Señor para que me bendiga”, dijo en su primera aparición pública el Papa. Entonces bajó la cabeza y por un momento se hizo silencio. Repetiría el pedido muchas veces: a sus allegados, a los fieles. ¿Qué hay detrás de estas palabras? Lo que parece más evidente es el reconocimiento humilde de la necesidad de asistencia divina y el deseo de invitar los creyentes a apoyarlo en el desempeño de una tarea llena de desafíos.
2. Con los mismos zapatos
El rechazo de algunos detalles del ornamento papal se pudo comprobar cuando el flamante pontífice no quiso ponerse los mocasines rojos. Prefirió continuar usando los zapatos negros con los que había recorrido tantas veces Buenos Aires a pie, en subte y en colectivo. Tampoco usó la cruz pectoral de oro sino la de hierro que tenía como obispo, ni la muceta o capa corta de terciopelo rojo bordada en armiño, un símbolo de la dignidad papal.
3. Fuera del palacio
Por considerarlo demasiado grande y lujoso, el Papa decidió no vivir en el Palacio Apostólico. En cambio, reside en Santa Marta, donde tiene un sencillo departamento con dos salones, un escritorio y un baño. En este hospedaje vaticano viven otras 30 personas, en su mayoría sacerdotes, y se alojan además algunos huéspedes eventuales, como obispos que llegan de distintas partes del mundo.
El Papa come en una mesa con sus colaboradores más cercanos, en el mismo salón que los demás huéspedes.
4. En las redes sociales
“Muchas veces contribuimos a la globalización de la indiferencia; intentemos, más bien, vivir una solidaridad global”, se lee en un tweet del Papa Francisco. La cuenta @Pontifex en Twitter tiene más de 10 millones de seguidores, de los cuales cuatro millones hablan español. El pedido de orar por la paz en Siria logró una enorme difusión por esta vía.
5. ¿Quieren servirse un chipá?
Dos sacerdotes argentinos que estuvieron recientemente alojados en la residencia de Santa Marta se sorprendieron con un gesto sencillo y fraterno de Francisco, cuando rompió con la formalidad que se les suele atribuir a los pontífices para acercarles una bandeja con unos chipás que le habían traído de regalo y ofrecerles que los probaran.
6. Niños y ancianos
Dijo Francisco: “Los niños y los ancianos son los dos polos de la vida y también los más vulnerables y, a menudo, los más olvidados. Una sociedad que abandona a los niños y margina a los ancianos arranca sus raíces y ensombrece su futuro. Cada vez que se abandona a un niño y se deja de lado a un anciano, no solo se comete una injusticia, sino que se sanciona el fracaso de esa sociedad. Prestar atención a los pequeños y a los ancianos denota civilización”.
7. Un sándwich para el guardia
Algunos diarios italianos refirieron la anécdota: una madrugada el Papa se encontró en los pasillos de su casa con uno de los guardias suizos que había estado en servicio toda la noche. Le preguntó si estaba cansado. “Es mi deber, Su Santidad, por su seguridad”, respondió el guardia. El Papa fue a buscar una silla y se la ofreció: “Por lo menos siéntese y descanse”. El guardia no quiso aceptar pues las reglas no se lo permiten. “¿Las reglas? –preguntó Francisco–. ¿Ah, sí? Bueno, yo soy el Papa y le pido que se siente”. Cuando el hombre hizo lo que se le pedía, Francisco le ofreció un sándwich y le dijo: “Buen apetito, hermano”.
8. Que haya paz
Para el Papa Francisco, las guerras se producen como consecuencia de una falta de diálogo, sin el que no se puede alcanzar nunca la paz. Ante unos 200 jóvenes estudiantes japoneses en el Vaticano, señaló además que el diálogo, que supone un encuentro con otras personas y culturas, es algo muy importante para lograr la madurez personal. “Es el diálogo el que hace la paz. No se puede tener paz sin diálogo. Todas las guerras son por falta de diálogo”, dijo.
9. A los jóvenes del mundo
En Brasil, Francisco advirtió del daño que causa la crisis mundial en los jóvenes y del riesgo de que haya una generación que nunca ha tenido trabajo.
“Trabajen por un mundo más justo”, insistió. “A menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. No se habitúen al mal, sino a vencerlo”.
10. Tráfico de personas
“Creo que sería bueno ocuparse de la trata de personas y la esclavitud moderna. El tráfico de órganos puede asociarse en conexión con la trata de personas. Muchas gracias”. Esto escribió en una breve nota el Papa a un colaborador suyo, manifestando el interés por que se avance en el tratamiento de un tema que lo preocupa desde hace mucho tiempo.
11. Un momento, por favor
Tomarse un tiempo para el encuentro con el otro parece ser costumbre en este Papa. En su viaje a Río de Janeiro, él hizo detener el papamóvil para aceptar un mate de un peregrino argentino que lo saludaba en su paso hacia la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud. En otra ocasión, en Italia, se bajó del papamóvil y besó la frente de un hombre discapacitado que era sostenido por un familiar. Los medios registraron también la imagen del abrazo del Papa a un hombre que padece de neurofibromatosis, trastorno de origen genético que se manifiesta por la formación de múltiples tumores en los nervios del cuerpo y la piel.
12. “Hola, soy el Papa Francisco”
La comunicación telefónica es uno de los medios que elige el Papa para acercarse a la gente. Por ejemplo, llamó a Mónica Dambolena, una mujer de Bahía Blanca que perdió a su hijo de 25 años cuando hubo una explosión en un departamento donde se almacenaban productos químicos. Cuando ella le envió una carta a Francisco, la respuesta no se hizo esperar. “Su llamado y sus palabras me alivian y ayudan a soportar este dolor. Me siento comprendida y aliviada”, afirmó la mujer.
13. Inmigrantes y refugiados
El Papa Francisco pidió a los gobiernos, a las empresas y a la sociedad entera que no traten a las personas que abandonan su tierra en busca de un futuro mejor como a “peones del tablero de ajedrez de la humanidad”. Consideró “una vergüenza” el naufragio del barco con inmigrantes africanos frente a la isla de Lampedusa.
14. El autito viejo
“¿Por qué no me traés el auto que me ofreciste?” Así el Papa aceptó lo que el padre Renzo Zocca, de la provincia de Verona, le había ofrecido en broma: regalarle el viejo Renault 4L que ya no usaba. Parece que en ese auto, que dejó de fabricarse hace más de 20 años, el Papa se siente muy a gusto.