Muchas veces pensamos que nuestros familiares son los únicos raros que existen en el mundo, pero todos tenemos nuestras anécdotas graciosas.
Como le dijo ese padre modelo, Homero Simpson, a su prole cierta vez: “Recuerden niños que, ante los demás, somos una familia bonita y normal”. Ahora bien, ¿conoce alguien una familia normal? Con esto en mente, invitamos a nuestros lectores a enviarnos anécdotas graciosas sobre sus seres queridos.
Tras seleccionar las mejores entre los que recibimos, podemos afirmar que toda familia es excéntrica y singularmente graciosas. ¡Las van a hacer reír!
1. INGENUA
Cuando a mi hija de cinco años tuvo una infección viral, la llevé al médico y, tomándole las manos, le advertí:
—Ahora el doctor va a sacar un poco de sangre…
Con un tono de curiosidad, la niña respondió: ¿De quién?
Faye Hintz
2. QUÉ DECEPCIÓN
Cuando le dije a mi hijo de cuatro años que no olvidara usar el inodoro al levantarse, él repuso molesto:
—¿Y voy a tener que hacer eso todos los días hasta que sea viejo?
Penelo Pe inan
3. HARVARD, ¡PREPARATE!
—¿Cómo te fue en tu primer día en el jardín de infantes? —le pregunté a mi hija.
—Bien —dijo—, pero quieren que regrese mañana.
Shirley Sprague
4. PEQUEÑO EINSTEIN
No sabemos cómo, pero a mi sobrino de tres años, James, se le trabó el triciclo con la bicicleta de otro niño. Mi hijo de cuatro años, Rowan, se quedó mirando con asombro cómo James destrababa el triciclo paciente y eficazmente, y al final, dirigiéndose a nosotros, exclamó:
—¡Es un genio!
B. o.
5. ACUSAR A LA ABUELA
En una cena familiar, mi sobrinita Mackenzie se puso a mirar y tocar el anillo de boda de mi padre.
—Nunca me lo saco —le dijo él—. ¿Y sabes por qué? Porque amo a tu abuelita.
—Ella sí se quita el suyo —replicó la pequeña.
Elizabeth Veld Boom
6. Y EN EL SÉPTIMO DÍA… RECIBIÓ SU PAGO
En la iglesia, mi hijo de tres años insiste en ser él quien introduzca la donación en la cesta de la colecta. Un domingo, cuando le acercaron la cesta, alargó el sobre y preguntó en voz alta:
—¿Y cuándo va a venir Dios a recoger su pago?
Chris Allen
7. EL HOMBRE MISTERIOSO
Mi ex esposo invitó a su nueva familia y a la mía a la fiesta de graduación que le organizó a nuestro hijo. Confundido al ver a tanta gente, mi sobrinito preguntó quién era el padre de mi hijo y, cuando se lo señalé, añadió:
—¿Y conoces a ese señor?
Laurie Strand
8. CUESTIÓN DE PLOMERÍA
Yo heredé la prominente nariz de mi padre. Una mañana, después de haber dormido muy mal, me senté en el borde de la cama.
—¿Qué te pasa, querida? —me preguntó mi esposo.
—No pude dormir. Tengo la nariz toda congestionada.
Él se levantó con calma, caminó hasta la puerta y dijo:
—Voy por la bomba destapacaños.
Lisa Boudreau
9. ¡QUÉ SIMPÁTICA!
Un ejemplo de las diferentes personalidades de mis vástagos: mi hijo adolescente me compró un bonito collar; mi hija dice que quiere heredarlo cuando me muera.
Jenni Phomsithi
10. IMAGINACIÓN LIBRESCA
Llegó en el correo un libro que había pedido. Lo desenvolví y me puse a hojearlo. En la otra cabecera de la mesa estaba Sean, mi hijo de 21 años, haciendo lo que me pareció un ademán de querer ver el libro. Se lo alargué, pero él me detuvo:
—No, mamá, iré a sacar la basura. ¿Qué podría hacer yo con un libro?
Mary Kelley
11. CAMBIO Y FUERA
Cuando su hija de seis años y su hijo de cuatro salieron corriendo a jugar con un nuevo juguete, mi hermana se sentó a disfrutar una taza de café y un preciado momento de tranquilidad. La paz se hizo trizas cuando mi obrino entró la casa llorando. —¿Qué tienes, cariño? —le preguntó su madre.
—Mi hermana me dice “Cambio”
todo el tiempo —contestó él entre sollozos, y muy frustrado arrojó al suelo su nuevo walkie-talkie.
Melissa Johnson
11. LA VOZ DE LA RAZÓN
—¿Puedes jugar conmigo? —me preguntó mi hijo de edad preescolar.
—En este momento no —le respondí—. Tengo muchísimo trabajo que hacer en casa.
Él, tomándome la mano y con la sabiduría de quien ha vivido muchas vidas, repuso:
—Mamá, te voy a dar un consejo: cuando en el jardín de infantes me di- cen que haga un trabajo, no les hago caso, y así no tengo que hacer nada. A mí me funciona. ¿Por qué no lo pruebas?
A. Caldwell
12. LECCIÓN DE ANATOMÍA
La caída del cordón umbilical de mi bebé recién nacido levantó mucho revuelo. Por eso fue lógico que cuando le estaba cambiando el pañal, su hermana de ocho años lo señalara y preguntara con aprensión:
—¿Eso también se le va a caer?
Susan Wise
13. TENGA CUIDADO CON LO QUE DESEA
Mi hijo y su esposa estaban empeñados
en tener un hijo varón, y Trey llegó a los dos años de nacida su cuarta hija, Bridgette. Cuando tenía seis años, Trey le dijo Bridgette:
—No tengo con quién jugar. Quisiera que fueras niño.
—Mejor alégrate de que no soy niño —repuso ella—, porque si lo fuera, me llamaría Trey y tú no existirías.
Bettie Cashion
14. CRÍE CHANCHOS
En cuanto llegamos a la granja porcina de mis tíos después de un largo viaje en auto, mi tía salió corriendo a recibirnos. Tras los abrazos y los besos, papá le preguntó por mi tío.
—Está en el establo con los chanchos —contestó ella—. ¡Vayan a verlo! Les será fácil encontrarlo: es el único que lleva sombrero.
Monique Laperle
15. MEJOR QUE LA LECHE
Al entrar al living de la casa sorprendí a nuestra gatita sentada en una mesa lateral, olfateando la copa de vino de mi esposo.
—¡Bájate! —le grité.
Mientras ella saltaba al suelo, les dije a mi marido y a mi hijo:
—Nunca la había visto hacer eso.
—¿En serio? —respondió mi hijo con un tono despreocupado—. Nosotros la vemos beber de tu vaso todo el tiempo.
Rebecca Pervere
16. BUENA PREGUNTA
Después de oír la explicación de la reproducción humana con ejemplos del reino animal, el hijito de mi hermana le preguntó:
—¿Así es como nacimos?
—Sí, así es —contestó su madre. Tras pensarlo un momento, el niño
señaló a su padre y preguntó: —Y él, ¿de dónde salió?
Kathleen O’hara
17. PEINATE COMO ANTES
Mientras señalaba un retrato mío de hacía tres décadas, mi nieta de cinco años me dijo:
—Abuelito, la próxima vez que te corten el pelo, que sea así.
El problema es que en ese entonces no tenía pelada la mitad de la cabeza. Allen Jochim
18. VER PARA CREER
En cierta ocasión en que mi madre sufrió una racha de fuertes dolores de cabeza, la convencimos para que acudiera al médico. Ya en el consultorio, el doctor le preguntó:
—¿Ha visto en estos días algún destello de luz o auras?
—No sé —respondió mamá—. No he tenido los lentes puestos.
Judy Kelley
19. GUARDE EL SUEÑO PARA LAS CLASES
Un día en que mi hermano despertó a su hijo para llevarlo a la escuela, el chico no quería levantarse.
—Dame un minuto —dijo—. Estoy viendo avances del sueño de mañana.
KimBerlee Woodward
20. CHEQUERA PRÓDIGA
Cuando mi hija se fue a estudiar la universidad a otra ciudad, empezó a acumularse su correspondencia del banco, de manera que una mañana tomé el teléfono para avisarle.
—Abre un sobre para ver qué es — me dijo.
Así lo hice y le advertí:
—Dice que tu cuenta no tiene fondos. —Debe de ser un error —replicó—.
Todavía me queda un montón de cheques.
Patty Happy