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La vida de Ricardo Soulé

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Una entrevista exclusiva con el guitarrista de Vox Dei, una de las bandas pioneras del rock en castellano.

Al verlo durante la sesión de fotos con una guitarra eléctrica en una mano y con un halcón en la otra, es posible conocer rápidamente las dos pasiones que desvelan a Ricardo Soulé. La primera, por su condición de músico, de ícono del rock argentino (fue fundador del grupo Vox Dei, autor de un disco paradigmático del género como “La Biblia”, compositor de canciones inmortales como “Presente -el momento en que estás-”).

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El guante y ese pequeño, pero intimidante animal que se posa en su otra mano, atado y con una caperuza que le impide ver, muestran su otra actividad; ese amor desconocido para el público que lo sigue desde los albores de los años setenta y que tal vez ignore que Soulé es uno de los directivos de la Asociación Argentina de Cetrería. Y un consumado especialista en cuestiones ornitológicas. “Arte de cazar con aves rapaces” es una de las muchas definiciones sobre la actividad que le consume parte de su existencia. Simbiosis entre un ser humano y un ave, la “halconería” es una modalidad singular, casi secreta, propia de una élite muy entrenada para ello.

«El halcón es el rey del aire, pero no es una cuestión de tamaño. Es como relacionarte con el dueño del cielo».

En el caso del músico, la actividad completa su paleta personal. En ella encuentra cada día un mundo nuevo que lo conecta al espacio musical. Acordes y ensayos, estremecedores vuelos en caída libre y picos desgarradores, amplificadores en la tierra y líderes indiscutidos en el cielo se suman en él, confluyen y son lo mismo. Alto, morocho, cordial, leyenda viviente que ahora sí se siente reconocida por las nuevas camadas del rock, habla de halcones, de reinados y de su misteriosa conexión con la música.

P. ¿Qué espacio ocupa la cetrería en tu vida?

R. Es parte de mí; desde hace más de 30 años se metió en la vida de mi familia, todos participan de alguna manera en la actividad que complementa el panorama cotidiano de los que están a mi alrededor. Todos, músicos, ayudantes, managers, vecinos, se relacionan con ella.

P. ¿Cómo la descubriste?

R. Desde pequeño tuve una gran atracción por las aves. Mucho tiempo después, el psicoanálisis me reveló que la libertad del vuelo era lo que más me atraía; es irresistible para mí y para muchos: nunca la cetrería tuvo en sus años de historia la popularidad de la que hoy goza.

P. ¿Cómo te relacionaste con la actividad?

R. A través de revistas de pesca y de actividades al aire libre. Un día leí una nota que me despertó un interés tremendo. Empecé a buscar bibliografía, quise leer todo acerca del tema. Finalmente llegué al Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, de Buenos Aires. Cuando ya no me quedó nada por leer, le pedí a una funcionaria que me presentara a alguien especializado en halcones. Allí me ayudaron a saber más, a conocerlos mejor. Desde esa época, sentí que eso era lo mío y que me iba a acompañar para siempre.

P. ¿Por qué tu interés en los halcones en particular?

R. Por admiración: el halcón está en la cúspide de la cadena alimentaria. El halcón es el rey del aire. Pero no es por una cuestión de tamaño, hay pájaros de mayor volumen que él, y son también rapaces y muy fuertes. Pero el halcón está en la cúspide. Y eso ejerce en mí una atracción impresionante. Es como relacionarte con el dueño del cielo.

P. ¿Cuáles son sus valores esenciales, distintivos?

R. La nobleza, la camaradería, el respeto que tiene hacia mí y hacia los que me rodean.

P. ¿Qué puntos de contactos se pueden encontrar entre la condición del artista y la del halconero?

R. La constancia que hay que tener para ambas cosas. Un músico que quiera triunfar, necesariamente, tiene que tener un sistema de estudio, un método. En la cetrería ocurre lo mismo.

P. ¿Existen personajes históricos ligados a la actividad?

R. Nosotros tenemos el santo patrono de la cetrería: un sacerdote español de la Edad Media, San Juan Borja.  Vivió en un tiempo de mortificaciones físicas, en plena Inquisición.

P. A lo largo de tu larga carrera como artista, ¿qué te generó entre tus colegas músicos tu oficio de cetrero?

R. Yo estoy sorprendido por la recepción que tiene la cetrería en el ambiente musical. Al punto que en muchas giras me he llevado a los halcones conmigo… Porque ellos estaban en el momento crucial del entrenamiento y no podía abandonarlos. Entonces los integraba a la troupe. Estaban ahí, con los instrumentos, los músicos de la banda. En los hoteles ya teníamos preparada una habitación, para que las aves permanecieran allí.

P.  ¿Compusiste algún tema dedicado a los halcones?

R. Sí. El más conocido es “La leyenda del azor”; otro es “Melancolía”. A propósito, mi actual banda se llama “La bestia emplumada”.

P. Hay una continuidad integral. ¿Existen otros músicos en el mundo que tengan esta pasión?

R. En España hubo uno, el sevillano Manuel Pareja Obregón, fallecido en 1995. En los Estados Unidos hay muchos en el ambiente del rock duro.

P. ¿Cuántos halcones hay en tu casa?

R. Llegué a albergar a varios. Hoy tengo uno solo. Me gustaría tener más,  pero no me da el tiempo, tengo muchos shows. Eso provoca que no les pueda dar tanta atención como solía hacerlo.

P. ¿Es hostil el halcón con el hombre?

R.  ¡No! Pero, cuidado: no es un pájaro al que le gusta que se lo acaricie. Hay que pensar que es como un león; debe tratárselo con cuidado. No voy a decir que es una criatura dulce, pero sí amable.

P. El halcón cae desde el cielo en línea recta, ¿para cazar?

R. Sí. Desciende a casi quinientos kilómetros por hora. Tiene una aerodinámica especial que, incluso, se modifica a medida que cae. Casi no tienen resistencia al caer, por eso va en picada libre. Además, cuando se acerca a la tierra, acelera aún más al batir las alas en forma especial. Zumba. Estremece.

«Hay que pensar que es como un león, debe tratárselo con cuidado. No es una criatura dulce, pero sí amable».

P. ¿Cuáles son las contribuciones prácticas que tienen los halcones para la vida humana?

R. La más difundida es la limpieza de aves peligrosas para los vuelos en los aeropuertos. Allí se concentran halcones para espantar a las palomas, que son muy peligrosas porque pueden ser absorbidas por las turbinas. La sola presencia del halcón las disuade. Pero los halcones sólo pueden “trabajar” allí de día, porque no cazan de noche. Sí vuelan en la oscuridad, pero sólo cuando están en migración. Por eso se llaman “halcones peregrinos”, tienen recorridos muy extensos, hasta de 35 mil kilómetros entre ida y vuelta.

P. ¿Es verdad que en el estadio Bernabeu del Real Madrid hay halconeros contratados para evitar que las palomas se coman la gramilla?

R. Sí, y los conozco bien. En realidad, en España usan gavilanes, que son muy parecidos. Para el neófito se trata de lo mismo.

P. ¿Se usan halcones para la actividad rural?

R. En los comederos del ganado, se suelen colocar halcones para espantar a las plagas que les comen los granos a las vacas o a los cerdos. Tanto el uso en estadios, en aeropuertos o en los campos son actividades típicas de la cetrería moderna. En la antigüedad todo se circunscribía a lo meramente deportivo.

P. Ahora, la pregunta crucial. ¿Cómo actúa un halcón durante una caza?

R. Mata por choque, derriba. Es como si le pegara al otro un proyectil por sorpresa. Cuando la presa apenas se dio cuenta, ya tiene al halcón encima. Incluso, pue-de con pájaros mucho más grandes que él.

P. ¿Y qué pasa con los animales de tierra?

R. El halcón casi nunca toca algo que esté en el suelo porque lo considera impuro. Es un animal altanero: sólo ataca a lo que vuela. De allí proviene el término “altanería”.

P. ¿En 2010 se organizará el Mundial de Cetrería en la Argentina?

R. Sí. Ya está preparado. Se llevará a cabo en la ciudad de Buenos Aires; será un congreso con salida al campo, durante tres días, con la presencia de los entrenadores más importantes y destacados del mundo. En 2009 se hace en Londres.

P. ¿Hay alguna frase que pueda representar a esta ave?

R. Un proverbio árabe afirma: El halcón sube como una plegaria al cielo… y baja como una maldición.

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