Así es como una organización de Canadá ayuda a las personas afectadas por la crisis humanitaria provocada por la invasión de Rusia a Ucrania.
El 28 de febrero de 2022, cuatro días después de que Rusia invadiera Ucrania, Alyssa Martschenko, una universitaria recién licenciada de 22 años empezó a colaborar en un pequeño almacén de Toronto, Canadá, nueve horas al día. Allí ayudaba a gestionar las donaciones y a clasificar y empaquetar vendas, toallitas hidroalcohólicas, cintas adhesivas y gasas, entre otras cosas.
Ella era una de las voluntarias que respondieron a la llamada de Help Us Help, una organización benéfica ucranio-canadiense.
Antes de la invasión, Help Us Help estaba centrada en proporcionar educación y ayuda humanitaria a algunos de los 200.000 huérfanos y 42.000 veteranos ucranianos y a sus familias. Ahora, la necesidad es hacer llegar equipos de triage de emergencia a los médicos voluntarios que socorren a civiles heridos que han sufrido meses de ataques con misiles y bombardeos. A principios de abril, la organización ya había enviado más de cinco toneladas de cajas con mercancías.
Canadá cuenta con la tercera comunidad más numerosa de ucranianos en el mundo, solo detrás de Ucrania y Rusia. Martschenko, que tiene una amplia familia en Ucrania, se consuela al saber que está marcando la diferencia.
“Tenemos allí personas in situ que se encargan de recibir los envíos y sabemos que están llegando a las personas que los necesitan”, afirma.
Su compromiso con Help Us Help es de hace cuatro años, cuando empezó a colaborar de voluntaria recaudando fondos y ayudando en uno de los campamentos infantiles que tiene la organización en Ucrania, donde los niños desfavorecidos tienen la oportunidad de practicar deportes mientras aprenden a coser, cocinar y usar una computadora.
Help Us Help se estableció en 1993, unos años después de que su fundadora, Ruslana Wrzesnewskyj, viajara de Canadá a Ucrania para adoptar a una niña. Allí, observó las precarias condiciones de algunos orfanatos: falta de ropa adecuada, alimentos limitados y pocas esperanzas. Desde entonces, Help Us Help ha acogido 10.000 niños en su campamento, ha otorgado becas a más de 400 huérfanos para que puedan acceder a la educación secundaria y ha ayudado a 500 veteranos y sus familias a superar sus traumas a través de varios programas de apoyo.
Pero en el futuro próximo, su atención se centrará en hacer frente a la actual crisis humanitaria precipitada por la invasión rusa.
“Nuestra misión es trabajar para las personas más vulnerables, y tenemos mucho trabajo por delante porque pronto todos entrarán en esa categoría”, dice Kira Antonyshyn, directora de operaciones de Help Us Help. Esta joven de 27 años escuchó hablar de la organización de niña, cuando participó en un evento benéfico que recaudaba dinero para comprar zapatos a los niños huérfanos ucranianos.
Además de enviar material médico, Help Us Help se encarga de reubicar a los participantes de programas anteriores y actuales, lejos de las ciudades de más riesgo en Ucrania. “Mantenemos contacto diario con los directores de los orfanatos, pero no pueden revelar su ubicación exacta por temor a que les ataquen”, dice Antonyshyn. “Es un momento muy aterrador y difícil”.
El personal y los voluntarios envían a sus contactos en Ucrania, fotos y videos de manifestaciones contra la guerra que tienen lugar en Toronto, para mostrarles que no están solos. “Se animan al ver cómo los apoyamos, y es fundamental para nosotros seguir luchando por ellos”, dice Antonyshyn.
Help Us Help ha ampliado su ayuda creando conciencia sobre la trata de personas a medida que aumenta el número de niños desplazados que huyen solos de Ucrania. A principios de este año, Naciones Unidas informó que 1,5 millones de niños habían huido del país. Cientos de ellos cruzan la frontera solos, sin la compañía de amigos o familiares, lo que los convierte en un blanco fácil para las mafias.
La organización benéfica también ha ampliado su Centro de Salud Mental, una iniciativa que se lanzó para ofrecer apoyo a los alumnos becarios durante la pandemia. Actualmente se han enviado psicólogos adicionales de refuerzo a los centros de reubicación en toda Ucrania.
“Escuchamos a las personas en el terreno y respondemos a sus necesidades lo mejor que podemos”, dice Antonyshyn.
“Los ucranianos con los que he hablado no se dan por vencidos”, agrega. “Creen en la fuerza de Ucrania. Creen que los ucranianos seguirán viviendo en un país libre. Son dignos de admiración”.