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Viajar con mamá

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Muchas mamás llevan a sus crías a todas partes. 

La fila india de las musarañas

Casi al abrir los ojos, a las tres semanas de edad, las musarañas de dos colores incluyen en su alimentación, además de la leche materna, algunos insectos cazados por ellas mismas. Esta práctica reduce la responsabilidad de la madre, que debe amamantar seis o siete crías.

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Las musarañas adultas no pesan más de 15 gramos, pero para sobrevivir tienen que comer una cantidad de insectos equivalente a su peso. Así, para una hembra, su propia alimentación es un trabajo de tiempo completo, aparte de la producción para la camada. En cuestión de horas, los adultos pueden morir si no comen, por lo que la madre debe alimentarse continuamente.

La familia musaraña viaja en fila india. Una de las crías toma la cola de la madre entre los dientes, y el resto hace lo mismo con el hermano que se encuentra adelante. El grupo puede dividirse para buscar la comida; pero, si hay peligro, la madre los reúne en segundos y la cadena vuelve a formarse para huir.

Es mejor viajar en la espalda de mamá

Vaya a donde vaya, una madre papión lleva siempre consigo a su hijo. Desde su nacimiento, la cría se cuelga de la piel del tórax de la madre y mama de los pezones mientras ella camina. A los cinco meses, se pasa a la espalda de la mamá para ver lo que ocurre alrededor, pero es amamantado hasta los ocho meses.

Los escorpiones comunes también se cuelgan de la espalda de la madre para protegerse. Nacen bien formados, pero con una piel blanca y muy suave, y un aguijón. Hasta que están listos para cazar insectos por sí mismos, estos vulnerables bebés permanecen en la espalda de la madre, protegidos por el venenoso aguijón que se encuentra en su cola.

En las selvas de América del Sur, una osa hormiguera o tamandúa amamanta a su bebé durante sus primeros seis meses de vida. Las tamandúas se desarrollan con pasmosa lentitud, y un recién nacido no puede alimentarse por sí mismo hasta que tiene dos años de edad. La cría se cuelga de la espalda de la madre por la noche, cuando esta sale a buscar comida entre los árboles. Entre tanto, aprende a abrir los nidos de hormigas y de termitas con sus garras circulares delanteras para atrapar a los insectos con su larga y pegajosa lengua.

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