La técnica usual para este tipo de efectos en el cine exigía al máximo al ingenio de los cineastas.
Tempestades simuladas, antes del uso de computadoras
Las escenas navales casi siempre se filmaban en tanques de estudio, ya sea que requiriesen sencillas galeras antiguas impulsadas por remeros o modernos acorazados. El tanque de Twentieth Century Fox, por ejemplo, mide 110 metros y fue utilizado por el supervisor de efectos L.B. Abbott para las secuencias de Pearl Harbor en ¡Tora! ¡Tora! ¡Tora!, trabajo por el que ganó un Óscar.
Abbott relató: «Para las escenas en que la flota japonesa se debate contra una tempestad mientras avanza rumbo a Pearl Harbor usamos cuanto ventilador llegó a nuestras manos, y para simular la espuma de las olas tuvimos que echar detergente al agua.
«La técnica usual de impulsar modelos de barcos en un tanque consiste en jalarlos por medio de cables tendidos bajo el agua. En el caso de ¡Tora! los modelos se equiparon con motores de carritos de golf, que funcionaron bien en algunas escenas pero no en las más violentas, así que tuvimos que recurrir una vez más a los cables.»
El lujoso trasatlántico volteado por una ola inmensa en La aventura del Poseidón (1972) era un modelo, pero para filmar las caóticas escenas que ocurren en el salón comedor del barco se construyó un escenario enorme que podía inclinarse 30 grados mientras unas cámaras ladeadas culminaban el efecto. Para rodar las escenas en las que una habitación se ve de cabeza, ese mismo escenario fue colocado al revés.
Si bien se siguen utilizando modelos de todas las clases para lograr realismo en las tomas, el uso de imágenes generadas por computadora allanó el camino a los efectos especiales.