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Recovecos de la memoria

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No existe nada en el cerebro comparable a una biblioteca.

¿Por qué olvidamos un número de teléfono tan pronto?

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Hay dos clases de memoria, la de corto y la de largo plazo. La memoria de corto plazo solo puede retener de 5 a 7 datos a la vez y dura, cuando mucho, alrededor de 60 segundos. La memoria de largo plazo puede persistir minutos, horas o años y tiene una capacidad increíble. Según un cálculo estimado, el cerebro puede almacenar 100 billones de bits de información, mientras que una computadora apenas almacena 1.000 millones. No hay que dejarse confundir por el término almacenar, no existe nada en el cerebro comparable a una biblioteca; no hay un centro en el que estén apilados los recuerdos. Recordar, una de las tareas más importantes del cerebro, es una función que se lleva a cabo en varias partes de este órgano, y no solo en una de sus estructuras.

Para que perdure un recuerdo tiene que consolidarse en el cerebro y ese es un proceso que requiere repaso (repetición o estudio) y, generalmente, clasificación (asignarle una categoría entre elementos relacionados). La consolidación hace que la información pase de la memoria de corto plazo a la de largo plazo y se cree que ese paso deja huella, es decir, produce una alteración en la estructura del cerebro. Un número telefónico, a menos que sea uno al que usted llama con frecuencia, no pasa a la memoria de largo plazo; si lo marca y la línea está ocupada, tiene que volver a leerlo para marcarlo de nuevo, porque no ha dejado huella en el cerebro.

¿Por qué los viejos recuerdan bien el pasado pero no el presente?

Un actor de 91 años se quejaba de que no tenía la menor idea de lo que había hecho cinco semanas atrás y, sin embargo, podía recordar perfectamente el papel que había desempeñado en Enrique VIII, de Shakespeare, cuando tenía 12 o 13 años. Todavía podía recitar su parte aunque no había vuelto a leerla desde entonces.

Son varios los factores que contribuyen a este patrón que caracteriza a la memoria de los ancianos. Por un lado, la capacidad para acumular recuerdos nuevos disminuye con la edad; en parte, porque se producen cambios físicos y químicos en el cerebro, en parte, porque los incentivos cambian al paso de los años y el presente puede tener poco interés para el anciano. Al mismo tiempo, los recuerdos de antaño pueden haberse ido acentuando con el tiempo porque han tenido años para consolidarse, es decir, para dejar huellas indelebles en el cerebro, sobre todo si son recuerdos queridos que se han repasado una y otra vez.

¿Por qué no nos acordamos de la época en que éramos bebés?

De acuerdo con una de las teorías, si no nos acordamos mucho de nuestros primeros años de vida es porque en aquella época carecíamos del lenguaje para poder fijar nuestras experiencias en la memoria. Según otra hipótesis, las estructuras cerebrales de un bebé aún no han desarrollado la capacidad de almacenar recuerdos. Algunos investigadores han propuesto una versión más elaborada de esta hipótesis según la cual en el cerebro puede haber dos tipos de circuitos de memoria, uno para retener información concreta y explícita, como nombres, cifras y fisonomías, y otro para conservar conocimientos menos conscientes, incluyendo destrezas físicas y mentales. El circuito que retiene datos específicos, dicen estos investigadores, no madura a tiempo para registrar las primeras experiencias de la infancia.

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