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Mujeres con pantalones

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Las mujeres usan pantalones por comodidad y libertad de movimiento.

¿Por qué tardó tanto tiempo en aceptarse que las mujeres usaran pantalones?

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Cualquier mujer que haya intentado correr con una falda ajustada o pasear en bicicleta con falda corta, sabe que las mujeres usan pantalones por comodidad y libertad de movimiento. Sin embargo, los pantalones se incorporaron al guardarropa femenino hace poco tiempo. Durante gran parte de la historia, lo usual para las mujeres era una especie de vestido o falda. Pero a mediados del siglo XIX, esta moda llegó al extremo. Las mujeres eran enfundadas en corsés ajustados para resaltar de manera absurda, e incluso peligrosa, un talle fino. Las faldas se abultaban con crinolinas, que debían ser sostenidas por jaulas hechas con crines de caballo o con metal, y dificultaban el movimiento normal a un grado extremo.

En oposición, la feminista estadounidense Amelia Bloomer diseñó una falda a la altura de la rodilla usada sobre unos pantalones anchos, inspirándose en el traje tradicional turco. Presentó esta prenda en su periódico Lily, pero no tuvo aceptación. De hecho, las mujeres que se atrevían a usar este traje eran severamente criticadas, sobre todo porque parecían demasiado masculinas. Los críticos pensaban que las mujeres que usaban estos bloomers, como se les llegó a conocer, podrían llegar a comportarse como hombres. Como la mayoría de las mujeres que usaban esta prenda pertenecían al incipiente movimiento en pro de los derechos de las mujeres, esto representaba una amenaza definitiva. El intento de Amelia Bloomer por introducir esta moda en Europa no solo fue recibido con burlas, sino con abierta hostilidad.

No fue sino hasta fines del siglo XIX que se difundió entre las mujeres el uso de los pantalones, pero, incluso entonces, solo como traje para pasear en bicicleta, actividad que causó furor en la década de 1890 y marcó el lanzamiento de los knickerbockers, pantalones bombachos ceñidos a la rodilla. Cuando las mujeres comenzaron a montar a caballo, a horcajadas, más que sobre la silla de montar lateral, en la década de 1880, la falda pantalón se puso de moda en Estados Unidos.

Para 1920, algunas mujeres usaban pantalones de montar; sin embargo, el principal liberador de la indumentaria femenina fue la guerra. Cuando durante las dos guerras mundiales se exhortó a las mujeres a trabajar en las fábricas y en otros lugares que solían ser exclusivos de los hombres, muchas adoptaron el uso de uniformes y overoles, prenda más práctica que de ornato. La moda incluía los pantalones para el trabajo pesado.

Quizá se esperaba que las mujeres regresaran a las labores domésticas y a atavíos más femeninos cuando los hombres regresaran al hogar; no obstante, fue difícil abandonar la recién descubierta libertad de usar pantalones, de manera que las mujeres continuaron usando pantalones, cortos y largos, por comodidad y conveniencia, con distintos grados de anuencia de la comunidad en general. Hoy día hay pocos países donde los pantalones no forman parte de la moda femenina cotidiana. Pero, extrañamente, en algunas ocupaciones y lugares aún se requiere que las mujeres usen falda o vestido.

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