La sal, usada con moderación, es necesaria para conservar la salud.
¿Por qué agregamos sal a nuestros alimentos?
Lo salado suele identificarse junto con lo dulce, agrio, amargo y ácido como parte del sentido básico del gusto que reside en la lengua. Los sabores más característicos son el salado y el dulce, y desde tiempos remotos el ser humano ha buscado ambos con fruición. En la antigua Roma, se retribuía parte de los servicios de un soldado con un salarium, de donde proviene la palabra «salario».
Hace miles de años, los chinos obtuvieron sal evaporando el agua de mar en grandes cazos que calentaban. Un litro agua de mar contiene unos 35 g de sal; evaporada por medios artificiales o naturales en las bahías, forma hojuelas quebradizas. Las rocas de sal, extraídas de depósitos que una vez estuvieron bajo el mar, forman terrones duros y cristalinos.
Una cantidad mesurada de sal realza otros sabores. Además, conserva los alimentos, por lo que es considerada parte de la batalla estacional para la subsistencia de sociedades agrícolas. De China a Europa, las salchichas y el tocino curados en sal han dado mayor variedad a la dieta de invierno. Antes de la Reforma, los cristianos de toda Europa comían pescado salado los viernes y durante la Cuaresma. Hoy día, la refrigeración conserva los alimentos más fácilmente y los productos salados han ido perdiendo terreno. Comemos salame, tocino, jamón, anchoas, arenques, aceitunas, algunos quesos, papas fritas y verduras en conserva, más por cuestiones de gusto que por necesidad. Como aperitivos o guarnición proporcionan la cantidad justa de sal.
La sal es necesaria para conservar la salud. En el líquido que rodea los millones de células que integran nuestro cuerpo, el sodio y el cloro son los principales conductores de electricidad. Estos elementos forman la sal común o cloruro de sodio, vital para preservar el contenido de agua del cuerpo. Sin embargo, el consumo excesivo se asocia con la hipertensión. Los dietistas afirman que obtenemos de manera natural suficiente cantidad de sal y que no hay necesidad de añadir más.