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La cúpula de Brunelleschi

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La construcción de una obra cumbre del Renacimiento italiano.

Una bóveda dentro de otra bóveda

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La idea básica era construir la bóveda octogonal como si se tratase de una bóveda circular, evitando así la necesidad de construir un armazón. Sabían que el muro del tambor sobre el cual reposaría la bóveda medía 4 m de ancho y calcularon que si construían una bóveda interior de una anchura equivalente a algo más de la mitad de ésta en la base, que se elevara a ras del tambor en el interior, conseguirían una moldura circular ininterrumpida en todos los niveles. A continuación podrían construir una segunda bóveda, más fina, sobre la primera, con un espacio entre ambas para escaleras y pasillos. La bóveda exterior estaría parcialmente soportada por la interior durante el proceso de construcción, pero una vez terminada descansaría principalmente sobre sí misma.

La construcción de la bóveda llevó 16 años. Ya solo faltaba añadir la «linterna» en su parte superior para proporcionar luz y ventilación al edificio. Brunelleschi falleció en 1446, poco después de que comenzara la construcción de la bóveda. La linterna -junto con la bola de bronce y la cruz que la coronan- estuvo terminada en 1467, y su construcción exigió más tiempo que la de la propia cúpula.

Comienzo de las obras

El obispo de Florencia escucha con atención las explicaciones del arquitecto y el maestro de obras. Su intención es construir una bóveda sobre el espacio octogonal del centro de la catedral.

La plataforma permite trabajar y sirve también para almacenar el material.

Grúa gigantesca

Esta grúa permitía llevar las piedras por la plataforma hasta su posición.

La plataforma

Antes de construir la cúpula fue necesario instalar una gran plataforma de madera en la parte superior del tambor (de 4 m de ancho) construido sobre la intersección de la nave y el crucero. La plataforma estaba sostenida por tablones de madera asegurados en agujeros de la piedra, que aún pueden verse en la actualidad, ocultos por la cornisa.

Ladrillo

En los primeros 7 m, donde la inclinación interior de la cúpula era escasa, se empleó piedra. Más arriba se usaron ladrillos colocados en espiga. Entre cada tres o cuatro ladrillos dispuestos en círculo se colocaban otros ladrillos verticalmente, uniendo las sucesivas hileras y dividiendo los ladrillos en bloques con forma de cuña, de manera que no pudieran venirse abajo.

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