El frente de la orquesta no siempre contó con este vital personaje.
Evolución del director de orquesta
El ritual de los conciertos sinfónicos modernos está perfectamente bien establecido. Los miembros de la orquesta se sientan y afinan sus instrumentos, mientras el público se prepara y espera en silencio. Aparece el primer violín o concertino, que es recibido con un aplauso, seguido de la estrella de la orquesta: el director.
No siempre fue así; solo en los últimos 200 años las orquestas han tenido un director que, batuta en mano, dirige desde una tribuna. En la actualidad, los directores son los mejor pagados y más respetados de todos los intérpretes musicales. En todo el mundo se requiere de su experiencia, pues es más intensa y variada que la de otros músicos.
Antes de que hubiera directores, tal y como los conocemos hoy día, las orquestas generalmente eran muy pequeñas, y con frecuencia los compositores dirigían la representación de su propia obra, acompañados de un teclado. Más tarde, a principios del siglo XVIII, la estructura de la orquesta sinfónica cambió y los instrumentos de cuerdas ocuparon un lugar predominante. El primer violín tomó el lugar del director; baja y sube su instrumento o agita el arco para marcar el compás de cada barra. Muchos grupos de cámara aún lo hacen así.
A medida que las orquestas crecieron y el repertorio musical se expandió, hubo necesidad de un especialista que dirigiera a los músicos e interpretara las composiciones. Significativamente, muchos directores como Mendelssohn y Weber, dirigieron orquestas que interpretaban sus composiciones.
Las grandes secciones de cuerdas de las orquestas modernas, que incluyen 30 o más primeros y segundos violines, y la complejidad de la orquestación crearon una necesidad permanente de que el director y esta parte principal de la orquesta estuvieran estrechamente ligados. El trabajo recae naturalmente en el primer violín, que controla importantes aspectos técnicos de su grupo, tales como la forma en que el arco debe usarse en ciertos pasajes. El primer violín, al igual que los otros instrumentos principales de las demás secciones de la orquesta, necesitan ser excelentes intérpretes, capaces de tocar las partes de solo que hay en las piezas musicales para orquesta.